Mercedes Vitoria ve una gran incertidumbre para el otoño pese a ser la planta más rentable
La factoría acreditó el año pasado un beneficio récord de 152 millones de euros, a pesar de que la división de furgonetas de Daimler tuvo pérdidas
Aunque el año pasado se fabricaron un millar menos de furgonetas que en 2018, la planta de Mercedes Benz en Vitoria volvió a comportarse como la más rentable del grupo Daimler en la división de furgonetas. Así lo trasladó ayer la dirección de recursos humanos y personal a los representantes del comité de empresa en una reunión en la que se expuso el balance económico del ejercicio 2019, pero en la que también se habló de este 2020, condicionado por completo por la pandemia sanitaria del Covid-19 y su brutal impacto económico. Y la palabra incertidumbre estuvo muy presente durante las dos horas de encuentro.
¿Qué pasará en el último trimestre? Es la pregunta para la que por ahora nadie acierta a dar una respuesta convincente. Y menos aún en el mercado de la automoción. Esas incógnitas también existen, por supuesto, en una fábrica que a día de hoy representa prácticamente un oasis dentro de la multinacional. Los más de 150 millones de euros de beneficios que repartió entre sus accionistas a 31 de diciembre de 2019 –15 millones más que el ejercicio precedente– hacen de Mercedes Benz en Vitoria una planta «altamente rentable». Y más aún si la comparación se establece con la división de furgonetas a la que pertenece dentro de Daimler, que entró en 'números rojos' el pasado año y lo cerró con pérdidas de casi 3.100 millones de euros.
Otras fábricas que tiene el gigante de la estrella en Alemania (Düsseldorf) y, sobre todo, Estados Unidos (Charleston) arrastraron en 2019 al grupo a unos datos desconocidos y que ahora con la crisis del coronavirus todavía se agravan más si cabe teniendo en cuenta las caídas de las ventas debido al parón de la actividad industrial y al cierre de los concesionarios. En Vitoria, por ejemplo, la producción ha bajado un 23% respecto a la previsión que había a principios de marzo, justo cuando estalló la pandemia –de 159.000 a las actuales 123.500–.
Inversiones y absentismo
En este sentido, la división de furgonetas de la multinacional ha registrado también un descenso del 25% en las ventas en la primera mitad del año, aunque los peores datos han llegado a partir de abril. Precisamente, en este segundo trimestre Daimler ha acusado unas pérdidas operativas de 1.682 millones de euros, que pese a ser elevadas no resultan tan negativas como las previsiones del grupo. «Queda mucho que hacer. Nuestros esfuerzos para conseguir el equilibrio de la empresa mediante la reducción de costes y el ajuste de la capacidad deberán continuar», aseguró la semana pasada el presidente del consejo de administración de Daimler, Ola Källenius, en la presentación de resultados.
En esta clave de recortar gastos ya está la factoría alavesa, la principal industria de Euskadi y que representa el 5% del Producto Interior Bruto (PIB) vasco. Y así se lo trasladó a finales de junio a toda la plantilla el director, Emilio Titos. No concretó en qué términos ni a cuántos trabajadores afectará, ni tampoco habló abiertamente de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Pero lo que parece evidente es que a la vuelta de las vacaciones de verano se tomarán medidas de ajuste.
Aunque, como recordaban ayer portavoces sindicales, los costes de personal en los últimos años en Mercedes-Vitoria se han mantenido estables. Durante la reunión con la parte social, los integrantes del equipo directivo también explicaron que el plan de inversiones para este año sigue adelante, centrado en continuar con la mejora de las instalaciones para el desarrollo y la producción de los modelos eléctricos de la furgoneta Vito y del lujoso monovolumen Clase V que se lanza este próximo septiembre.