El macroproyecto eléctrico para conectar Euskadi y Reino Unido decae por falta de apoyo europeo
La compañía del grupo francés Vinci descarta reactivar Britib, una interconexión submarina de 1.330 kilómetros que partía desde Hernani, mientras sí avanza ladel golfo de Bizkaia
El que fue uno de los proyectos de interconexión eléctrica más ambiciosos concebidos en Europa no llegará a construirse. Este periódico ha podido saber que ... el grupo Cobra, actualmente integrado en la multinacional francesa Vinci, ha renunciado definitivamente a continuar con el proyecto Britib, una conexión submarina de alta capacidad que pretendía enlazar Euskadi con Francia y el Reino Unido. La infraestructura habría partido desde la subestación eléctrica de Hernani o, alternativamente, desde Gatika —punto de origen también del enlace en construcción entre Bizkaia y Francia–, para cruzar el golfo de Bizkaia y conectar con las redes francesas en Cordemais o Langage, y finalmente alcanzar Indian Queens, en el suroeste británico.
El proyecto comenzó a desarrollarse en el año 2009, cuando Cobra aún pertenecía al grupo ACS, y fue promovido en varias ediciones del Plan Decenal de Desarrollo de la Red (TYNDP) que publica el ENTSO-E, la red europea de operadores de sistemas eléctricos. Estaba en línea con las prioridades de la Unión Europea para mejorar las conexiones eléctricas en Europa occidental y avanzar hacia un transporte más limpio, y llegó a recibir apoyo financiero del programa TEN-E para sus estudios de viabilidad técnica, medioambiental y económica. Fue tras la adquisición de Cobra por Vinci en 2021, por 4.902 millones de euros, cuando la iniciativa dejó de tener impulso y ha quedado excluida del último plan decenal (2024).
El cable se diseñó en corriente continua de alta tensión para ofrecer 1.800 MW por punto de conexión
Diseñado en configuración multiterminal HVDC (corriente continua de alta tensión) de 525–600 kV y con una capacidad de 1.800 MW por punto de conexión, Britib habría sido el cable submarino más largo del mundo en su categoría, con más de 1.300 kilómetros de trazado. Su diseño permitiría, además, compartir servicios de balanceo entre países, mejorar la estabilidad del sistema en situaciones de estrés extremo y habilitar el intercambio bidireccional de grandes volúmenes de electricidad renovable, como reza el informe técnico. El proyecto conectaba regiones periféricas con alta penetración de renovables intermitentes y baja correlación meteorológica —como la solar en la península ibérica y la eólica del mar del Norte—, facilitando su integración en la red europea central a través del norte de Francia.
Dificultades técnicas
La promotora estimó su coste en 2.459 millones de euros, incluyendo el cableado, las estaciones conversoras y las subestaciones necesarias en los tres países implicados. Con el escenario actual de escasez de materiales clave y presiones en el suministro, ese presupuesto sería hoy con toda probabilidad mucho más elevado. El contexto de mercado ha encarecido de forma generalizada los grandes proyectos eléctricos en Europa, especialmente aquellos que requieren componentes como cables HVDC o estaciones conversoras, cuya disponibilidad es limitada. De hecho, el último informe sobre brechas de infraestructura del ENTSO-E señala «retrasos estructurales, falta de mano de obra cualificada y una capacidad de producción industrial insuficiente» para satisfacer las necesidades del sistema eléctrico europeo hasta 2040.
A estas dificultades técnicas se suma un elemento político no menor: la salida del Reino Unido del mercado interior europeo ha dificultado y alargado los trámites regulatorios y administrativos para cualquier interconexión con ese país. Aunque no fue el principal obstáculo, sí supone un hándicap añadido frente a proyectos desarrollados exclusivamente entre Estados miembros. Britib, pese a ser evaluado en distintas ediciones del TYNDP, nunca alcanzó la categoría de Proyecto de Interés Común (PCI). Sin ese respaldo institucional y financiero, el proyecto ha quedado fuera del radar de las prioridades energéticas europeas.
Pese a ser evaluado por la UE, nunca alcanzó la categoría de Proyecto de Interés Común (PCI)
La desaparición del Britib contrasta con el impulso creciente que la Unión Europea y, en especial, la operadora española, Red Eléctrica, están dando a la interconexión continental de la península ibérica. También es lógico que Bruselas priorice proyectos más viables, lo que muchas veces conlleva descartar algunas iniciativas como la de Britib. Hay que recordar que, además, España y Portugal sólo llegan a un 3% de interconexión con el resto del continente, cuando el objetivo comunitario es alcanzar el 15% en 2030.
Avances a distintos ritmos
En ese marco, sí avanzan –aunque a diferentes ritmos– tres grandes proyectos promovidos conjuntamente por Red Eléctrica (REE) y su homóloga francesa RTE, todos ellos reconocidos como PCI por Bruselas, cuestión clave para recibir financiación europea, aunque no todos recogidos en los distintos planes nacionales.
El más avanzado es la interconexión del Golfo de Bizkaia, actualmente en fase de obras, que conectará Gatika con Cubnezais (Aquitania) mediante un cable submarino de 370 kilómetros y 2.200 MW de capacidad. Su coste se ha disparado de los 1.750 millones previstos en 2020 a más de 3.100 millones en 2025, y su entrada en funcionamiento está prevista para finales de 2028. Los otros dos corredores siguen en fase de planificación. El proyecto Navarra–Landes enlazará Pamplona con Cantegrit mediante una línea –probablemente soterrada y en HVDC por los Pirineos– de 2.000 MW. Su coste ha pasado de 1.470 millones a 2.609 millones, y su puesta en marcha se prevé entre 2035 y 2036.
La cifra
2.459 Millones de euros
La promotora estimó su coste en 2.459 millones, pero con el escenario actual el presupuesto se habría multiplicado
En paralelo, el proyecto Aragón–Marsillon, también conocido como 'Pyrenean Crossing 2', contempla un trazado similar desde el sur de Aragón hacia la región de Marsillon, en Francia. Su coste se ha duplicado hasta los 2.372 millones, y su finalización no se espera antes de 2041. En conjunto, estos tres proyectos han incrementado su presupuesto global en más de 3.700 millones de euros en cinco años, un 84% más. La CNMC y la CRE (reguladores de España y Francia) han debido renegociar los acuerdos de reparto de costes, con apoyo del Mecanismo Conectar Europa (CEF), que ha comprometido ya 578 millones de euros en subvenciones. Recientemente, el Banco Europeo de Inversiones anunció que destinará 1.600 millones de euros para financiar la interconexión eléctrica del Golfo de Bizkaia.
Más allá del sobrecoste, estas obras se consideran cruciales para reforzar la seguridad de suministro, la integración de renovables y la eficiencia del mercado eléctrico europeo, a debate tras el gran apagón en España.
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