La incertidumbre internacional enfría el aterrizaje de nuevas empresas en Eskuzaitzeta
Pese a la ralentización inversora, las dos primeras fases del polígono donostiarra ya están casi ocupadas y Euskadi acelera en la oferta de nuevo suelo industrial
El polígono industrial de Eskuzaitzeta, en Donostia, vive un momento decisivo. Concebido como una de las grandes apuestas para atraer actividad empresarial a Gipuzkoa, su ... consolidación avanza en paralelo a una realidad más compleja: el interés por instalarse se mantiene, pero muchas empresas aplazan sus movimientos ante un panorama económico global marcado por la incertidumbre. Las decisiones de inversión se enfrían, los calendarios se dilatan y la cautela se impone. La fragmentación geopolítica, los conflictos en Ucrania y Oriente Medio y la política imprevisible de Donald Trump empiezan a condicionar también los planes empresariales en suelo vasco.
«Estamos notando una ralentización en las tomas de decisiones. Todo el mundo está esperando un poco a ver cómo transcurren los acontecimientos a nivel global, porque al final todo afecta aquí», explica Ander Betzuen, director comercial de Sprilur, sociedad pública del Gobierno Vasco que gestiona este desarrollo. «Las empresas no han perdido el interés, pero están aplazando movimientos a la espera de un contexto más estable», añade el responsable de Sprilur.
A día de hoy, unas 18 empresas y otras entidades están ya implantadas en Eskuzaitzeta, entre ellas firmas destacadas como Cidetec Energy Storage, Otis Mobility, Dascher, BioTech Foods o la Fundación contra el cambio climático de la Diputación Naturklima. A ellas se suman otras dos compañías que han adquirido suelo y se encuentran ahora en fase de diseño o construcción. De hecho, Tecnalia puso el 8 de julio la primera piedra de su nuevo edificio de Eskuzaitzeta para la movilidad sostenible e inteligente, que formará parte del Polo Mubil. El polígono acoge también infraestructuras relevantes como la nueva prisión o las instalaciones deportivas de Zubieta.
Precisamente, uno de los proyectos estrella es Mubil, el corazón del Polo de Movilidad Inteligente y Sostenible de Gipuzkoa. Impulsado por la Diputación, su moderno edificio —4.900 metros cuadrados sobre una parcela de 10.000— alberga tres laboratorios de vanguardia. En este centro ya se han instalado diez empresas: dos gestores tecnológicos (Cidetec y Epowerlabs), seis firmas seleccionadas mediante convocatoria pública —como NX Technologies, Lazpiur, Battera, Wattson o Veltium— y dos ganadoras de los MUBIL Mobility Awards (Battbelt y Novac). «La apuesta por la movilidad sostenible aquí es muy ambiciosa, y Mubil es un ejemplo de cómo un equipamiento público puede activar un ecosistema industrial puntero», subraya Betzuen.
Dos fases, al completo
Las dos primeras fases del polígono —más de 94.000 metros cuadrados— están prácticamente completas. La Fase II, en concreto, ha alcanzado ya un 71% de ocupación. La Fase III, actualmente en obras de urbanización, será la última en ejecutarse y aportará más de 93.000 metros cuadrados adicionales, previsiblemente disponibles a partir de la primavera de 2026. «El objetivo es poner cuanto antes este suelo en el mercado, porque la falta de espacio industrial es uno de los grandes cuellos de botella de Gipuzkoa», indica Betzuen.
En Euskadi, la escasez de suelo industrial se ha convertido en una cuestión estratégica. La mayoría de los polígonos del territorio están colmatados y apenas ofrecen margen para el crecimiento empresarial. Ante esa situación, el Gobierno Vasco de Pradales ha situado como una de sus prioridades la creación de nuevos desarrollos que permitan canalizar la inversión productiva. «Eskuzaitzeta está llamado a ser un modelo a seguir. Ojalá tuviésemos tres o cuatro desarrollos similares», afirma Betzuen.
La localización del polígono —con accesos directos a la autovía y situado en el eje metropolitano donostiarra— es uno de sus principales activos. También lo es su vocación tecnológica, con empresas que buscan espacios donde poder crecer de forma ordenada. «Nos llegan muchas compañías que, en su ubicación actual, no tienen margen de ampliación. Aquí valoran la posibilidad de centralizar oficinas y producción, y desarrollar un proyecto a medio y largo plazo», señala el responsable de Sprilur.
En cuanto a precios, el metro cuadrado industrial en Eskuzaitzeta se mueve entre los 400 y los 500 euros, dependiendo del uso y la ubicación. Un coste que refleja la alta demanda de suelo en la zona de la muga guipuzcoana. «Hay interés real. Pero hay que acompañarlo con agilidad administrativa y certidumbre económica», advierte Betzuen.
Mientras tanto, Eskuzaitzeta sigue avanzando paso a paso. Con nuevos edificios ya en marcha y suelo adicional en camino, este polígono se perfila como una de las principales respuestas del territorio a su necesidad urgente de espacio productivo de calidad. Y aunque el viento internacional no sopla a favor, el proyecto mantiene su rumbo firme.
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