«La IA hará que paguemos por trabajar de peón en el campo»
El experto en innovación y tecnología prevé que el impacto en la sociedad de la Inteligencia Artificial «será rápido y no permitirá despistarse»
Aleix Valls ha dedicado su carrera profesional a liderar proyectos que integran innovación tecnológica con soluciones avanzadas en inteligencia artificial. Fundador de Liquid Lab y ... WeArtificial, en la última década su trabajo se ha centrado en asesorar a empresas y compañías. Matemático de profesión, ya durante su tesis doctoral a principios de siglo coqueteó con la inteligencia artificial en su etapa primigenia. El experto y divulgador tecnológico ha visitado recientemente San Sebastián como invitado al evento MIGA de Move Branding, la consultora donostiarra de diseño estratégico y de marca.
– ¿Cómo un matemático e impulsor del Mobile World Congress se enrola en el sector de la inteligencia artificial?
– Empecé mi carrera estudiando matemáticas, luego ingeniería de caminos e hice una tesis doctoral en simulación numérica de fluidos. Durante ese tiempo investigamos el papel de las redes neuronales en la modelación de simulaciones numéricas, pero en 2002 era una disciplina en pleno invierno tecnológico. La tecnología y los datos no estaban aún listos para el desarrollo de la inteligencia artificial. Años después, con el lanzamiento de ChatGPT en 2023, conectas los puntos y ves que aquello por fin tiene la madurez que merece.
– En 2002, ¿preveía la explosión actual de la IA?
– No, entonces la IA tenía un uso industrial limitado al machine learning. No se podía intuir que fuera a ser tan transformacional como ha sido. El impacto nos ha sorprendido a todos
– ¿Llegamos tarde al universo de la inteligencia artificial o es el momento correcto para subirse a la ola?
– No es tarde en absoluto. Yo pienso que al revés, que estamos en los primeros pasos aunque el impacto será rápido y no permite despistarse. No podemos decir «lo dejo para tres años».
– ¿Avanzan más deprisa los usuarios que las empresas?
– Por supuesto. Sucede un fenómeno similar al ocurrido con el Internet 2.0, que el individuo está siendo mucho más pionero al entender y usar esta tecnología en su mundo particular o privado. Y otra vez más las empresas están llegando después a la fiesta. Ves que la gente a título personal en su día a día, ayudándole a recetas, ayudándole a planificar viajes, a lo que se les pase por la cabeza... y cuando te acercas a una organización o a una empresa, algunos te dicen que la tienen bloqueada por temas de seguridad.
– ¿Y quién corre más peligro de quedarse atrás, la organización o el individuo que no implemente esta tecnología?
– Los profesionales que se capaciten con esta tecnología serán más productivos y deseados en el mercado laboral. Sam Altman, CEO de Open AI y su chatbot ChatGPT, dice que la capacidad productiva intelectual de una persona será diez veces mayor en 2030. Las organizaciones, igual: quienes no aprovechen esta tecnología perderán competitividad, aunque el impacto dependerá del sector. Por ejemplo, las empresas de traducción ven una oportunidad o una amenaza en la IA generativa, mientras que sectores como la construcción quizá se vean menos afectados.
– ¿Ganarán entonces valor los empleos basados en el contacto directo y humano?
– Ya estamos viendo una creciente búsqueda de experiencias humanas y desdigitalizadas. Además, si se concreta la reducción de la jornada laboral, con más tiempo libre y el auge de la inteligencia artificial, las personas destinarán más horas a este tipo de ocio. La IA nos llevará a buscar nuevos formatos de entretenimiento donde se pague por actividades manuales como hacer de peón en el campo.
– ¿Cree que habrá una brecha tecnológica sin precedentes a causa de la IA?
– Sí, sobre todo entre ricos y pobres, más que entre generaciones. El acceso a esta tecnología cuesta dinero y no está democratizado aún en muchos países. Chat GPT solo cuenta con 400 millones de usuarios activos mensuales frente a los 3.700 millones de Meta. Para que la IA sea realmente transformacional y ayude a todo el mundo necesitamos que el uso sea masivo, de billones de usuarios. Si eso no sucede, se va a generar una brecha. También sucederá entre el individuo que cuenta con recursos para pagarse el acceso a la tecnología y el que no.
Aceptación social
– ¿Sería posible que la sociedad rechazara masivamente la IA para frenar su impacto?
– Imposible. Una vez que una innovación como la luz, internet o la IA aparece, no hay vuelta atrás. Tendríamos que ver un riesgo existencial como con la bomba atómica, algo que personalmente no creo que ocurra.
– ¿Es la IA la herramienta definitiva para el control total de la sociedad?
– Puede serlo. Igual que hemos visto la legalización rápida de la marihuana como herramienta de control más óptima que el alcohol. El reto está en decidir como sociedad qué usos asociados a la IA permitimos.
– Trabajo y relaciones afectivas, ¿es su final tal y como los conocemos?
– El cambio de la IA en el mercado laboral tendrá mayor impacto a largo plazo. Esto nos llevará a un proceso en el que seguramente vamos a necesitar menos personas para ser capaces de generar el mismo aporte. Y eso puede hacer que haya quienes se queden ubicadas fuera del mercado laboral y tengamos que intentar darles una solución que podría pasar por algún tipo de subvención o renta básica universal.
–¿Tres maneras en las que la IA cambiará el mundo en positivo en los próximos 5 a 10 años?
– Va acelerar los descubrimientos científicos y habrá un avance en la forma de educar. El tercer gran cambio ocurrirá en la salud por el hecho de tener un dermatólogo, un alergólogo o un cardiólogo a mano en nuestro bolsillo. Si cambias salud, educación y ciencia, cambias una sociedad. No hace falta nada más.
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