«Frenar la inflación con la subida de tipos será la clave para sortear la recesión en otoño»

Bruno Ruiz de Arrue cree que lo que «nos espera seguro es una desaceleración del crecimiento de la economía. Hablar de recesión puede sonar excesivamente catastrofista». A su juicio, «el gran problema es la inflación y para contenerla las medidas que se tomen afectarán al crecimiento económico». Pero, para el responsable de Norgestión «atajar la inflación es lo prioritario, aunque sea a costa de un menor crecimiento». Joseba Madariaga también apuesta por esperar un poco antes de hablar de recesión, sin ocultar que estamos en «un momento complejo e incierto».

«La información coyuntural indica que la economía está en una fase de claro crecimiento y, aunque las expectativas de los consumidores han entrado en terreno negativo, las de las empresas para los próximos meses siguen siendo positivas». Por ello, aboga por observar la evolución de la inflación, del efecto de la subida de tipos y el devenir de la Guerra en Ucrania. El director de Estudios de Laboral Kutxa concluye que, «como economista prefiero presentar lo que dicen los datos objetivos y señalar los riesgos, sin aventurar que se vayan a materializar». Por último, Iñigo de la Peña, entiende que «todos los indicadores nos llevan a pensar que, como en 2008, a la vuelta de vacaciones entraremos en una recesión económica». Quizás, apunta, sin la «duración necesaria para que pueda denominarse técnicamente recesión», pero en cualquier caso «un escenario delicado a nivel económico». El abogado y graduado es de los que teme que en septiembre, con la «vuelta al cole» y los gastos asociados al mismo «tenemos la tormenta perfecta para una situación de contracción económica».

La anunciada subida de tipos del Banco Central Europeo (BCE), prevista en un 0,25% el 21 de este mes y de un posterior nuevo aumento del precio del dinero en septiembre, parece la receta para contener la inflación. Su éxito dependerá de que no tenga graves efectos secundarios. Para Joseba Madariaga, «seguramente» se producirán ambos efectos, «un recorte de la inflación y un freno a la recuperación». Explica que «si los datos de inflación se moderan a partir de finales de año y no se aprecian efectos de segunda ronda, la economía europea podría superar el trance sorteando la recesión; el llamado 'aterrizaje suave'». La otra alternativa sería «no doblegar la inflación impulsada colateralmente por las consecuencias de la guerra. En este caso, la recesión podría ser el escenario central».

Ruiz de Arrue cree que si «se pisa en exceso» el freno de la política monetaria «puede estrangular en exceso el desarrollo económico y si no se pisa (o se pisa tarde) puede que la inflación venga para quedarse». A su juicio, lo ideal es «combinar» subidas de tipos con otras vías «como una política fiscal más restrictiva (más impuestos y menos gasto) o la contención de costes salariales –sin descuidar a los más vulnerables, puntualiza– para evitar efectos inflacionarios de segunda ronda». «Para ello se necesita convicción política para hacer una política fiscal valiente y compromiso social».

De la Peña, por último, ve «claro que el BCE debe subir los tipos de interés», y tiene la duda de si la institución presidida por Christine Lagarde «llega tarde» y la medida «no tenga todo el impacto que debiera tener, al implementarse en una economía más recalentada». En todo caso, «el BCE debe ser muy cuidadoso porque una subida demasiado elevada de los tipos de interés puede suponer un frenazo de la economía», «Un complejo equilibrio que por sí sólo, probablemente no sea suficiente para frenar la inflación», asume.

La 'pregunta del millón' es saber cuál es la receta para evitar la recesión. Y también aparece la cuestión de si hay que mantener la política fiscal o bajar impuesto, como reclama el PP a los gobiernos vasco y central. De la Peña no ve «una receta general», sino «saber adaptarse a cada momento concreto», rectificando medidas si es preciso. Sobre la fiscalidad actual cree que es «la adecuada para mantener los servicios públicos». Ruiz de Arrue ve «pretencioso» dar una receta, pero sí pide «un compromiso compartido de empresarios, trabajadores y gestores públicos».

El responsable de Norgestión cree que quizás no toca «ni subir ni bajar impuestos, sino buscar soluciones parciales y temporales para los asfixiados por el 'impuesto de la inflación'». Por último, Joseba Madariaga apuesta por «generar riqueza y tratar de incrementar el potencial de crecimiento de nuestra economía. Si generamos más, podremos repartir más», concluye. Sobre la política fiscal apuesta por la máxima ignaciana de «no hacer mudanza en tiempos de tribulaciones». Pide «sosiego» y una política tributaria «que incentive el crecimiento de la economía».