Los fondos de inversión locales se conjuran para ayudar a crecer con arraigo a la pyme guipuzcoana

Con esa idea en el frontispicio de la fundación Artizarra, la jornada de ayer, que le sirvió para presentarse en sociedad en Donostia, reunió a lo más granado del mundo financiero y corporativo guipuzcoano en una sesión que abrió la diputada de Promoción Económica, Ane Insausti.

Ante su compañero de gabinete Jokin Perona (Hacienda), los máximos responsables de la Cámara (Mauri Arregui y Javier Zubía), de Adegi (Eduardo Junkera y José Miguel Ayerza) y representes del mundo empresarial como Maria Luisa Guibert (Algeposa), Iván Martén (Orkestra), Jose Antonio Barrena (Norgestión), Zenón Vázquez (Elkargi), Jesús Suárez (Abanca-Bankoa) o Ana Beobide (reciente premio Korta), Insausti –que recordó que el 60% del empleo del territorio reside en empresas de menos de 50 empleados– resaltó la importancia de «crecer con arraigo».

Para ello, la diputada apuntó que «necesitamos proyectos grandes y atractivos para que la gente quiera estar y quedarse aquí». En esa labor, añadió, la fundación Artizarra es un actor importante, «tanto por la pura inversión como por su conocimiento del mercado y las alianzas que genera». «En 2015 vimos la importancia de tener una industria financiera en el territorio, nos pusimos a trabajar y hemos logrado crear una de kilómetro cero», dijo.

Por su parte, Junkera abogó por trabajar en Gipuzkoa para lograr «un hábitat que garantice la supervivencia» de las empresas y que genere «el deseo de permanecer en el territorio». Para ello, y con el arraigo como eje central, apostó por «una fiscalidad amable» y un «capital inteligente», que caminen en paralelo a una filosofía de «cuidar a las personas», lo que, aseguró, «logra mejores empresas». En esa línea de «cambio cultural» citó el proyecto Fabrika, con el que «en Adegi estamos mojándonos a tope».

Desde la Cámara, Mauri Arregui recordó la «necesidad de preservar y cuidar al tejido guipuzcoano, tan arraigado», y subrayó la importancia de que las empresas dispongan de «alternativas de financiación». En la misma mesa redonda, Gaizka Zulaika, director de Aefame, puso de relieve la ligazón natural entre el arraigo y la empresa familiar, para la que reclamó «mayor reconocimiento». «El arraigo es algo que nos ocupa y nos preocupa, y que queremos que Gipuzkoa sea un territorio 'Family Business Friendly'», afirmó.

Ignacio Martín, colaborador de Artizarra, rompió esquemas al defender que no es estrictamente necesario que el capital sea local para que las empresas ganen arraigo, y recordó que GKN, que conoce bien, cuya propiedad ha ido pasando a manos británicas, está tremendamente arraigada en Zumaia. «Sí es importante que la gente local esté en los centros de decisión, que los ejecutivos tengan las raíces aquí». Del mismo modo abogó por una relación con la Administración que permita «un entorno amable y estable».

Pablo Echart, CEO de Stellum Capital, insistió en la necesidad de que las empresas ganen tamaño: «Las oportunidades fuera son enormes, pero el barco para navegar esas aguas ha de ser grande, con gente capaz y con capital». Y animó al tejido a «ser valientes».

Ignacio Muñóz, consejero delegado de Interal, afirmó que «el crecimiento es obligado, pero hay que verlo en positivo y que siempre sea coherente con la empresa y sostenible económica y medioambientalmente». Así, reclamó coraje al empresariado para «comernos el mundo».

Jabier Larrañaga, responsable de empresas del grupo Kutxabank, explicó que en Gipuzkoa «tenemos los mimbres» para afrontar esos desafíos, pero reconoció que las pymes tienen «una cultura muy de crecimiento orgánico y solo con los bancos, lo que tiene sus límites». «Cuando hay que comprar tiempo, hay que meter capital en la empresa», concluyó.