Gipuzkoa descarta replicar los incentivos fiscales alaveses en biotecnología y refuerza su plan
Frente a la tentación de deducciones externas, el territorio mantiene su hoja de ruta con planes estratégicos, como el polo de Illunbe que atraerá a líderes del sector
El diputado general de Álava, Ramiro González, abrió el debate la pasada semana al anunciar que su territorio estudiará «nuevos incentivos fiscales» para impulsar ... el sector de las biociencias. La iniciativa, que deberá pasar por consulta europea y aprobación en las Juntas, promete generar «riqueza y empleo», según sus palabras. Este tipo de medidas plantea, sobre el papel, un escenario en el que ciertos proyectos podrían sentirse tentados por los beneficios fiscales alaveses, fuera del marco armonizado aprobado este año por los tres territorios, siguiendo experiencias recientes en otros sectores, como la producción audiovisual, donde deducciones similares en Bizkaia impulsaron el traslado de proyectos en 2023.
En Gipuzkoa, sin embargo, el planteamiento, y también el escenario en lo que respecta a lo ocurrido hace dos años con el sector audiovisual, es distinto. El territorio, en resumen, no se plantea replicar por ahora los incentivos fiscales anunciados por Álava –los detalles aún no han trascendido– para impulsar el sector de las biociencias y reafirma su propia hoja de ruta, cuya estrategia adquiere una dimensión mucho mayor. El plan no pasa por crear deducciones 'ad hoc' para un sector concreto, sino por consolidar un ecosistema integral de innovación, infraestructura y talento que ya está en marcha, y que pretende situar a San Sebastián como referencia europea en terapias avanzadas.
El proyecto más visible es el polo biotecnológico de Illunbe, una apuesta estratégica de país, integrado en la ampliación del Parque Tecnológico de Miramon. Allí se levantará un edificio de 28.500 metros cuadrados para atraer a empresas líderes del sector, que desembarcarán en la capital guipuzcoana a partir de 2026. El desarrollo, coordinado por Javier García Cogorro, presidente del consejo de Viralgen —ya bajo el paraguas de Bayer—, se realizará a través de Columbus Venture Partners, su vehículo de capital riesgo, junto con la gestora madrileña Quercus Investments, y prevé una inversión total de 80 millones de euros.
En agosto se dio un paso más con la presentación de Sokai Hub Gipuzkoa, que dinamizará el futuro polo. Esta iniciativa prevé destinar la mayor parte de la inversión —80 de los 100 millones que movilizará en España— a Donostia, donde se creará un entorno integral para empresas biotecnológicas, con laboratorios GMP de última generación, espacios de coworking, residencia para científicos y zonas para conferencias. El proyecto incluye además la construcción del edificio Talent House, con viviendas temporales para investigadores y personal especializado.
La capital guipuzcoana cuenta, además, con referentes consolidados como Viralgen —adquirida por Bayer en 2020 y considerada una de las mejores plantas de terapia génica del mundo— o Vivebiotech, que recibió el año pasado una inversión de 40 millones de dólares del fondo estadounidense Ampersand. Estos casos, junto con la atracción de nuevos fondos internacionales, refuerzan la posición de Donostia como polo de referencia en terapias avanzadas del sur de Europa.
Deducciones en I+D
A ello se suman los proyectos estratégicos impulsados desde la Diputación de Gipuzkoa, como Gantt, orientado a posicionar al territorio en el campo de las terapias avanzadas con una clara vocación industrial. En 2025, además, la institución foral concedió 600.000 euros en ayudas para promover proyectos en este ámbito. Organismos como BIC Gipuzkoa desempeñan también un papel relevante en la creación y apoyo de empresas biosanitarias.
En el plano fiscal, la reciente revisión fiscal aprobada en Gipuzkoa —armonizada con Bizkaia y Álava— no contempla incentivos específicos para la biotecnología, pero sí un amplio abanico de deducciones generales aplicables a este y otros sectores innovadores. Entre ellas destacan una deducción del 35% en proyectos de I+D vinculados a la reducción del impacto ambiental, del 30% para el resto de actividades de investigación y desarrollo y del 10% en inversiones en inmovilizado destinado a I+D.
También se recogen deducciones adicionales del 20% en gastos de personal o colaboraciones con universidades y centros tecnológicos. La norma prevé asimismo deducciones del 20% al 35% para inversiones en empresas de nueva creación e innovadoras, entre otras cosas.
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