José María Galíndez: «Si somos competitivos las empresas se quedarán, da igual quién sea el propietario»
presidente del Círculo de Empresarios Vascos ·
Es partidario de hacer un esfuerzo para convencer a los jóvenes de que ser empresario «es algo atractivo»MANU ALVAREZ
Domingo, 7 de noviembre 2021, 07:36
Acaba de decir la revista Forbes que ocupa el puesto 77 entre los españoles más ricos y le adjudica una fortuna de 400 millones de ... euros. Será así, pero no lo aparenta. Llega a la entrevista andando, vestido con el uniforme del vasco discreto –pantalón gris, camisa blanca, chaqueta azul y corbata sin estridencias– y con una mochila a la espalda. José María Galíndez acaba de asumir la presidencia del Círculo de Empresarios Vascos, la organización que agrupa a los principales presidentes y ejecutivos de Euskadi, quizá como una meta más en una tardía vocación empresarial. Hijo de Ángel Galíndez, el ingeniero agrónomo que revolucionó el suministro de agua potable a Bilbao en la década de los años 70 y llegaría a presidir el Banco Vizcaya, hace gala de un talante moderado, conciliador. Parece entrenado en el arte de no molestar, no herir. Decidió hacerse empresario a los 49 años, después de haber pasado mucho tiempo «en los dobles fondos de los barcos que se construían en la ría del Nervión». Había estudiado ingeniería naval y su primer trabajo le llevó a una firma internacional. Su misión era inspeccionar el casco de los buques para certificar que aquellos mastodontes eran aptos para la navegación. Más tarde aceptó la oferta de otra empresa que le obligó a trasladar su residencia a Zurich y a Nueva York, para volver a casa algunos años después de la mano de una firma alavesa. Un buen día decidió embarcarse en un proyecto familiar, Solarpack, dedicado a construir parques de generación de electricidad con tecnología solar, que se ha revelado como un gran éxito.
– Una de los objetivos del Círculo es cuidar la imagen social del empresario. ¿Cree que ha mejorado la percepción de los ciudadanos?
– Si la comparación la hacemos con la que existía hace treinta años, yo diría que sí. En esa época no sólo era peligroso ser empresario, sino que socialmente se le consideraba por debajo de la línea de flotación. Pero reconozco que es un campo en el que tenemos mucho que hacer todavía.
– Pero parece que el término emprendedor está bien visto y el de empresario, no tanto.
– El emprendedor, el autónomo y la empresa pequeña están razonablemente bien reconocidos en nuestra sociedad. En cuanto la empresa se hace grande parece que algo cambia en el tono y que se ve como un enemigo social en determinados ámbitos. Tenemos que hacer ver a la sociedad que la empresa es el centro de riqueza, de empleo, de innovación e incluso de dinamismo social. Y eso no lo hemos conseguido.
«Nuestros hijos quieren ser 'influencers', blogueros o artistas. ¿Y por qué no empresarios?»
vocaciones
– Seguro que se ha planteado alguna vez en ese terreno la pregunta de '¿qué se puede hacer?'
– Bastantes cosas. Siempre hemos estado preocupados porque las empresas sean competitivas, exitosas en lo que hacen. Y eso está bien. Pero también tenemos que conseguir que lo sean en un territorio competitivo y tenemos buenas bazas para conseguirlo. Tenemos que convencer a los jóvenes de que ser empresario es algo atractivo. En términos generales nuestros hijos quieren ser 'influencers', blogueros, artistas... ¿Y por qué no empresario? Es una vida complicada, de subir y bajar, pero muy interesante.
– ¿Eso es una crisis de vocaciones empresariales, precisamente en un territorio que se ha distinguido por lo contrario?
– No lo sé y esto lo dice un empresario de vocación tardía, porque yo hasta los 49 años fui un trabajador por cuenta ajena. Pero lo que les digo a los jóvenes es que aquí hay algo interesante que hacer, que puedes empujar en la dirección que te parezca correcta, que puedes mejorar las cosas y... es apasionante.
– Hay algunos analistas que sostienen la tesis de que los jóvenes han perdido ambición.
– Los jóvenes hoy tienen muchos más elementos de entretenimiento para emplear el tiempo, al menos en comparación con mi época. Tienen muchas cosas a su disposición. Eso lo que te obliga es a llamar más su atención para que decidan ser empresarios. Muchos empresarios en el País Vasco comenzaron desde la nada, fue la vía que eligieron para subir en la escalera social. Hoy las diferencias sociales son menores y si alguien sale bien formado puede alcanzar un puesto de relevancia en una gran corporación. Ahora influye más la inquietud personal.
– Su antecesor en el cargo, Javier Ormazabal, dijo que el País Vasco no consigue cazar a las regiones líderes y, sin embargo, se nos acercan los perseguidores. ¿Coincide en esa idea?
– Sí. Es importante tener objetivos ambiciosos y casi increíbles por delante. He vivido en la bahía de San Francisco, en Nueva York y en Zurich, y cuando te preguntas que hace que esos lugares sean tan dinámicos y diferentes, la conclusión es que tienen una Universidad muy dinámica, menos obsesionada por lo académico que por sacar conocimiento. También tienen capital disponible para aventuras empresariales.
– Y en el País Vasco...
– Tenemos buenas universidades y centros de formación profesional, cierta cultura de generar empresarios y también capital. Lo tenemos ahí, tenemos que creérnoslo y trabajar más juntos.
«Ser el único país de la UE en tener Impuesto de Patrimonio ya dice algo»
Fiscalidad
– Vista la lista Forbes se hace más evidente que al País Vasco se le escapan los grandes empresarios
– Conozco muchos empresarios que siguen aquí. Quizá no son los más espectaculares de esa lista, pero les veo todos los días y siguen aquí.
– ¿Tenemos que acostumbrarnos a los fondos de inversión como propietarios de las empresas? Propietarios sin cara y ojos, lejanos... el arraigo.
– Lo fundamental, de verdad, es tener empresas competitivas. Que tengan el tamaño y el músculo para ser significativas en lo que hacen. Si somos competitivos las empresas se quedarán, da igual quién sea el propietario. Nuestra experiencia es que empezamos en un mercado muy pequeño y nosotros también éramos muy pequeños. Pero el mercado comenzó a crecer, reinvertimos todos los beneficios. Llega un momento en el que las necesidades del crecimiento superan la capacidad de quienes han puesto en marcha la empresa. Hay que reconocer a los fondos que ejercen un papel social para permitir que algunas empresas puedan dar el salto.
– Ustedes insisten en que el Impuesto de Patrimonio es una carga y aleja inversores.
– Somos el único país de la Unión Europea que lo mantiene, y eso creo que ya dice algo. Es un impuesto con vista corta. Cuando perdemos un contribuyente por ese impuesto perdemos su aportación en el IRPF y seguro que esto es más elevado, es el 49% de sus rentas.
«Tenemos que tomar nota de otras zonas que han conseguido ser atractivas por su dinamismo social»
La atracción de madrid
– Madrid ha desplegado una ofensiva fiscal para atraer precisamente a los contribuyentes de rentas altas.
– Han conseguido ser atractivos y no sólo por razones fiscales, sino por el dinamismo social y empresarial, y tenemos que tomar nota. Pero yo defiendo que ciudades más pequeñas, de tamaño intermedio, también pueden ofrecer atractivos. Zurich es del tamaño de Bilbao y es un foco de atracción. Basilea, que tiene la misma población de San Sebastián, hace las normas bancarias para todo el mundo y tiene la mejor feria de arte contemporáneo del mundo. No me obsesionaría por el tamaño, sino por el dinamismo.
– Otro elemento fijo en el debate empresarial, la conflictividad sindical extrema que se vive en Euskadi en algunos momentos. Deme su opinión.
– No ayuda precisamente a lo del atractivo del que hablaba antes. Cuando medimos dónde hacer inversiones las empresas hacemos nuestras tablas y la radicalidad laboral no ayuda. Ojalá que sean fenómenos puntuales.
– ¿Tiene arreglo?
– En esta vida todo tiene arreglo. Claro que yo soy un optimista.
«Hay que fijarse en aquellos que lo han hecho mejor. Hay países que lo tienen bien organizado»
Legislación laboral
– Usted es un experto en energía. Las decisiones del Gobierno han sido controvertidas.
– Soy poco partidario de cambiar las reglas de juego cuando se está produciendo. Y debería haberse consensuado más con las partes implicadas. A veces, cuando tratas de minimizar daños, generas otros problemas y creo que por eso han establecido medidas de corrección. Pero tiene razón el Gobierno cuando reclama a la UE un cambio en el sistema de fijación de precios de la electricidad. Y sobre todo porque las tecnologías renovables que están entrando en el sistema tienen un coste muy bajo y las señales no están llegando al mercado. Tenemos que ir a un mercado eléctrico donde esas tecnologías tengan contratos a largo plazo.
– Pero si no hay viento o no hay luz no producen electricidad. El almacenamiento aún no es competitivo.
– Vamos a convivir con el gas durante bastante tiempo, quizá durante los próximos treinta o cuarenta años.
– Y en torno a la generación nuclear, ¿cree que la sociedad ya ha pasado página y que es un debate cerrado?
– Va a ser difícil que se construyan nuevas centrales nucleares en entornos habitados. Pero hoy se están haciendo nucleares en Reino Unido; Francia parece que va a empezar de nuevo a construir. No va a ser fácil, pero esto va por patios.
«No tiene importancia alguna salir en la lista Forbes»
- Ha aparecido este año en la lista Forbes entre las 100 personas más ricas de España
- No tiene importancia alguna salir en la lista Forbes y no le dedico tiempo a esas cosas, de verdad.
- ¿Le ha molestado estar en ese escaparate?
- No le dedico ni un minuto al tema. Lo que hemos hecho en estos últimos 16 años es empujar una empresa, reinvertir los beneficios para hacerla más grande y ahí hemos centrado nuestro esfuerzo. Cuando sales a Bolsa eso se visualiza más. Pero nuestra vocación es seguir invirtiendo de una manera responsable y con visión industrial.
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