Las empresas de transporte de Gipuzkoa sufren ya la salida de sus chóferes ucranianos
Cerca de 40 conductores de distintas compañías aparcan temporalmente sus trabajos para ayudar a sus familias o trasladarse al frente para combatir
El conflicto armado en Ucrania está provocando un notable cambio en el escenario del transporte internacional de mercancías por carretera. El país presidido por Volodomir Zielinksi es el cuarto destino de Europa fuera de la UE con el que mayor volumen de intercambio de mercancías por carretera se registra desde España, con más de 2.000 camiones que anualmente transitan entre ambos países.
El sector del transporte en Gipuzkoa también sufre ya las consecuencias de la guerra. Y es que muchas empresas del territorio están viendo reducidas sus plantillas de chóferes de camión. Desde Guitrans, la Asociación Empresarial de Transporte de Mercancías por Carretera de Gipuzkoa, cifran en 40 los conductores de origen ucraniano que trabajan para empresas del transporte guipuzcoano y que ya han hecho las maletas rumbo a su país para ayudar a familiares o combatir en el frente. Según fuentes del sector consultadas por este periódico, entre 100 y 150 chóferes ucranianos trabajan para empresas de transporte del territorio, que según Guitrans ascienden a 1.827 compañías.
La compañía lezotarra Echemar, que cuenta con una flota de 300 camiones y 60 chóferes ucranianos, ha sido una de las empresas guipuzcoanas que ya ha visto cómo algunos de sus conductores ucranianos han puesto rumbo a su país de origen. «De los 60 chóferes ucranianos que tenemos en plantilla, 10 se han marchado a Ucrania para ayudar y traer de regreso a sus familias. Alguno, incluso, ha viajado para tomar parte en la guerra y defender sus tierras. Por otro lado, dos chóferes ya están de regreso en Gipuzkoa con sus allegados. Es lo mínimo que podemos hacer. Queremos que se sientan arropados por nosotros y que sepan que van a tener asegurado su puesto de trabajo cuando regresen», asegura su gerente, Josema Echarri.
EL DATO
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100-150 chóferes de camión de origen ucraniano trabajan para empresas del transporte guipuzcoano. A día de hoy, según la Asociación Empresarial de Transporte de Mercancías por Carretera de Gipuzkoa (Guitrans), 1.827 compañías operan en el territorio.
Tres días y medio de viaje y más de 2.500 kilómetros separan a la capital guipuzcoana de la frontera ucraniana con Polonia. Una distancia que se queda corta si tenemos en cuenta la delicada y terrible situación en la que se encuentran las familias de estos chóferes de camión.
La compañía irundarra Gacela tiene una flota de 50 camiones con 23 chóferes asalariados. «En nuestra plantilla tendremos entre ocho y diez conductores ucranianos. Uno de ellos se marchó la semana pasada a Ucrania para traer de regreso a su familia y, unos pocos días después de que comenzase el conflicto armado, otro de nuestros chóferes viajó hasta Polonia para lo mismo. Intentamos ayudarles en todo lo posible y les garantizamos el puesto de trabajo. Faltaría más. Es lo mínimo que podemos hacer», sostiene Mario Palacios, presidente de la empresa.
Tráileres cargados de ayuda
A lo largo de estos últimos días decenas de particulares se han movilizado desde Gipuzkoa para llevar ayuda a Ucrania. Este pasado domingo, sin ir más lejos, dos tráileres de unas 24 toneladas cada uno partieron desde Hernani con destino Lviv, una ciudad al oeste de Ucrania, a unos 80 kilómetros de la frontera con Polonia. «El sábado cargamos entre 35 y 40 paletas que llevamos a Hernani. Estamos a su entera disposición. Si necesitan camiones, los pondremos», asegura Palacios. Ayer mismo, cinco minibuses llegados desde Ucrania con rumbo a Portugal hicieron un alto en el camino en las instalaciones de Echemar gracias a una iniciativa solidaria en la que la empresa lezotarra quiso formar parte. «Alrededor de 100 refugiados pararon ayer en nuestro polígono. Les ofrecimos comida, una ducha y un poco de descanso».
La salida de estos chóferes ucranianos podría tener un impacto económico inmediato sobre el territorio y el sector del transporte. La guerra amenaza con paralizar las cadenas de suministro de bienes y productos y ahonda en la escasez de conductores que ya venía padeciendo el sector ante la falta de un relevo generacional. A todo ello hay que sumar los desmesurados precios de los carburantes.