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Para Pío Aguirre, no puede haber una pyme que renuncie a un proyecto por la falta de un aval.

Pío Aguirre: «Las SGR somos 'el primo de Zumosol' de las pymes: un gran aliado»

El director general de Oinarri asegura que la recuperación se va a producir con dificultades y será «tarea de unos cuantos años»

JULIO DÍAZ DE ALDA

Miércoles, 21 de enero 2015, 17:34

Pío Aguirre, director general de Oinarri, la sociedad de garantía recíproca vasca especializada en la economía social, es un experto conocedor del mundo financiero y un hombre de buen conversar. Aguirre urge a las pequeñas empresas, las sociedades laborales, las cooperativas o los autónomos a no dejar sus sueños en un cajón. Para que eso no suceda les recuerda que Oinarri, en su papel de avalista, pero también de asesor, está ahí para ayudarles. La excesiva dependencia de las pymes vascas de la financiación bancaria es otro de los asuntos que le inquietan; un terreno en el que cree que el Instituto Vasco de Finanzas puede jugar en el futuro un papel destacado.

-Oinarri es uno de los mejores termómetros de actividad económica en Euskadi. ¿Estamos saliendo realmente de la crisis? ¿El escenario es igual para todas las empresas, sean grandes o pequeñas?

-Por un lado sí constatamos que la morosidad, está bajando, lo que es un hito muy importante y una buena noticia. Pero sí hay un matiz. Las pymes muestran aún mucha cautela para invertir; no lo ven tan fácil. Después de verano parecía que remontábamos, pero después se ha parado un poco. La incertidumbre sobre la zona euro, donde están sus principales clientes, les ha llevado a ser más cautelosos. Pero ahí están las sociedades de garantía recíproca, las SGR. Yo siempre digo que no puede haber una pequeña empresa, una micropyme, un autónomo o una empresa de la economía social que renuncie a un proyecto por la falta de un aval.

-Antes los proyectos se paraban por falta de financiación. ¿Cómo están reaccionando ahora las entidades financieras? ¿Han abierto el grifo del crédito?

-Hay una guerra en el sector financiero, que tiene muchísimo dinero y ningún problema de liquidez, aunque sí de rentabilidad. Se da la paradoja de que en la medida que el BancoCentral Europeo (BCE) baja los tipos las entidades financieras tienen que aumentar sus préstamos para compensar su balance, pues un euribor a la baja les da menos intereses. Y como el depósito en Fráncfort está penalizado tienen que colocar producto al precio que puedan. Empiezan a relajar alguna garantía y a incrementar plazos. En algunos momentos se empiezan a cometer antiguos errores, aunque todavía los departamentos de riesgos siguen mandando mucho.

-¿Teme que se repitan esos errores, que se creen nuevas burbujas?

-Me da miedo que entren en una guerra importante. En el País Vasco tenemos la suerte de tener dos entidades, Kutxabank y Laboral Kutxa, muy bien implementadas y que entre ambas se llevan el setenta y tantos por ciento del mercado.

-Pero, ¿hay guerra entre los bancos en Euskadi?

-Más que eso, las entidades estatales están acostumbradas a tener una cuota, y lo que quieren es tener la misma aquí, con lo que muestran una mayor agresividad. A eso se suma que el País Vasco es una zona saneada en lo industrial, con lo que se convierte en una plaza muy apetecible.

-¿Y aún así la cosa no termina de despuntar?

-Todavía no. Hay más crédito a pymes que en 2013, pero las empresas se desapalancan en mayor medida. El riesgo vivo cae un 2% o 3%. Eso tiene que revertir.

¿Dónde va ese dinero que sí se está prestando?

-A las grandes empresas. Las medianas o pequeñas tienen otro handicap, que es que no ordenan bien sus deudas. Ahí es donde las SGR como Oinarri podemos jugar un papel de asesoramiento importante, ver todo su pasivo y proponerles otras cosas para acomodar su deuda a su generación de recursos y a las garantías que puedan tener.

Reestructuración de deuda

-¿Qué tipo de operaciones están avalando ahora?

-Recuerde que estamos especializados en economía social, aunque en el País Vasco y Navarra también funcionamos con el resto. Suelen ser operaciones de unos 120.000 euros de media, aunque podemos llegar a los 1,2 millones.

-¿Son inversiones para crecer?

-Algunas son para nueva maquinaria, pero hay bastante reestructuración de deuda antigua.

-Ahora que la economía repunta ¿están obligados ustedes a hacer un mayor esfuerzo promocional?

-En 2015 vamos a insistir mucho en algo que, quizás, no se sepa tanto. Una SGR no está para ganar dinero sino para mutualizar el riesgo. Cobramos una comisión de aval que puede ser del 0,5% o el 1%, pero no sacamos diferenciales del 3% o el 4%. No somos como un banco que te saca después la tarjeta las domiciliaciones o los seguros.

-¿Les aprieta el Banco de España como al resto de entidades?

-Nos supervisa y tenemos que contar con las coberturas necesarias, pero afortunadamente tenemos una solvencia del 12%, cuando el mínimo es el 9%. Estamos muy tranquilos.

-¿Cómo funciona una SGR exáctamente?

-Somos, un poco, los grandes desconocidos. Nosotros avalamos, pero tenemos mecanismos de reafianzamiento. Principalmente, el de la Compañía Española de Reafianzamiento S. A,. (Cersa), que depende del Ministerio de Industria y que nos reavala hasta un 50% siempre que atendamos a pymes. Además, contamos con un 20% o 25% complementario del Gobierno Vasco. Las empresas pueden evitarse con nosotros el 'via crucis' de ir de banco en banco en busca de financiación. Somos como 'el primo de zumosol'. Después, con el aval bajo el brazo, son libres de ir al banco que quieran. Somos un gran aliado para las pymes.

-¿Qué tal han funcionado las líneas de circulante del Gobierno Vasco?

-Funcionan bien, pero se utilizan menos que entre 2009 y 2013, cuando tuvieron su auge. De hecho, las de 2012 y después sirvieron más bien para refinanciar las anteriores. Ya no es 'boom', y en cierta media eso está bien.

-¿Entonces, los últimos años no eran realmente para circulante?

-En términos financieros, no. No eran paga afrontar el día a día. Eran casi para construir un fondo de maniobra.

-¿Hace falta más cultura financiera en las pymes vascas?

-Si le digo que sí me llaman todos para quejarse. Creo que el papel del director financiero no es de planificación y de búsqueda de recursos acorde a la estrategia de la empresa. Más que nada se ha preocupado de conseguir recursos bancarios en el corto plazo. En eso han tenido también delito las entidades, que han dado respuesta a la pyme sin analizar si necesitaba otro producto, propio o de los programas del Gobierno Vasco y las diputaciones. Aún así, no se puede generalizar, por que hay gestores bancarios que lo han hecho muy bien. En cualquier caso, en las pymes más pequeñas y en los autónomos, la figura de alguien que conozca el mercado y los productos es una asignatura pendiente.

-El pequeño bastante tiene con respirar, ¿no le parece?

-Somos un país de emprendedores, de gente que tiene una idea y se lanza con todo el patrimonio familiar cuando, seguro, financieramente, lo podría hacer mejor. Pasa también en la internacionaliación, donde mandas a alguien a otro país en el que se va a enfrentar a expertos que se las saben todas.

-De nuevo el eterno problema del tamaño en la empresa vasca...

-No es fácil unir a varios para crear algo más grande. Es el carácter vasco y, más aún, guipuzcoano. Tú a lo tuyo y yo a lo mío. Y ya veremos. La cesión de poder es complicada. Hace falta un tamaño mínimo, pero también una posición en el mercado, una cuota y una tecnología que no tengan los demás. No todo es el tamaño, nos lo están enseñando esas dos entidades financieras vascas que he citado. Sí es cierto que si en un mismo sector están ocho o nueve microempresas, todas con la misma cuota, todas son irrelevantes y puede llegar alguien y sacarte del mercado.

-¿Eso ha sucedido?

-Algo similar. En máquina-herramienta somos muy potentes, pero ha habido proyectos de sesenta millones que no han salido adelante por la falta de un aval técnico, y de esos sesenta millones, veinte eran para la pequeña industria auxiliar. Eso no debe suceder.

-¿Qué tal se comporta la economía social vasca? ¿Se está aprovechando la salida de la crisis?

-La verdad es que no estamos teniendo tanta petición de avales por parte de sociedades laborales o pequeñas cooperativas. Son más las de los autónomos. Por sectores, el más activo es el de Servicios. Nosotros este año vamos a mantener el riesgo en cartera frente a una caída del 8% prevista en nuestro sector.

-¿Entonces, no estamos remontando todavía?

-Con dificultades. La gente sí te dice que lo peor ha pasado, pero no deja de haber malas noticias y cierres de empresas. Lo que todos apreciamos es que no va a peor y que no va a haber un rebote, como mucho será el del gato muerto. La recuperación será una tarea de unos cuantos años.

-Trabajan con la economía social en toda España. ¿Es distinta la mentralidad de este tipo de empresas en el País Vasco?

-Euskadi es el verdadero ejemplo en esto. Fuera, en general, las cooperativas son para cosas de carácter social más que para verdaderas empresas. Eso es, claramente, influencia de Mondragón Corporacion.

Confianza en el IVF

-¿Qué resultados está dando el Instituto Vasco de Finanzas (IVF), con el que suelen colaborar, ahora que trabaja ya como financiador directo de las empresas?

-Yo tengo grandes esperanzas en el Instituto Vasco de Finanzas. Acabamos de entrar con ellos en una línea de exportaciones, y les hemos pedido que rebajaran de 200.000 euros a 100.000 la factura mínima a descontar. Ellos quieren hacer cosas para impulsar la inversión. A mi me gustaría, por ejemplo, que en programas como el Renove de maquinaria u otros pudieran apalancar algo más y ofrecer una financiación además de dar ayudas directas a fondo perdido. No digo sustituir a la banca, que es la sangre de nuestro sistema, pero sí mantener un mayor equilibrio. No puede ser que el 100% de la financiación de la pyme sea bancario, hay que llevar ese porcentaje al 70% o al 60%. El IVF puede jugar un gran papel.

-Pero son pocos y no tienen oficinas...

-Bueno, acaban de ampliar un poco la plantilla. De hecho han incorporado a gente de Oinarri. Es cierto que no tienen oficinas, pero se me ocurre hacer una financiación para inversiones a cinco años y, en lugar de pagos mensuales, poner cuotas semestrales. Así les resultaría más fácil. Tenemos que inundarles de ideas, nosotros, las SGR, los clústeres, la Federación de Máquina Herramienta, todos... Si logran 100 millones del Banco Europeo de Inversiones, ¿cómo podemos armar instrumentos sólidos y manejables?

-No es fácil hallar esos mecanismos. ¿Ve factible que las empresas vascas emitan deuda o bonos para poder financiarse?

-El tamaño lo limita todo. Mire el Mercado Altenativo de Renta Fija (MARF), con emisiones de diez millones. ¿Quién emite diez millones aquí? Pero hay que hacer algo. En Euskadi tenemos ahorradore. ¿Cuánto les da su entidad financiera, un 0,5%? Y junto a eso tenemos empresas necesitadas de financiación. ¿No podemos conectar a ambos?

-No es tan sencillo.

-Ya lo sé. Es un problema de confianza y de liquidez. Es complicado, pero es el único camino para no depender al 100% del mercado tradicional. Mire, si yo como SGR me comprometo con un banco al garantizar la solvencia de una empresa, también me podré comprometer con un 'pool' (un grupo) de ahorradores. Otra cosa es cómo regulas eso. Se lo planteas al Gobierno y se les ponen los pelos de punta. Lo tenemos que estudiar.

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