La Cámara ve a las empresas de Gipuzkoa «bien preparadas para un año de incertidumbre»

Ese es -a grandes rasgos- el análisis macroeconómico ofrecido este martes por los responsables de la Cámara de Comercio de Gipuzkoa, que dieron a conocer su tradicional Informe de Coyuntura Económica así como la Encuesta de Perspectivas, elaborada en base a un conjunto de preguntas planteadas a varios centenares de compañías de todos los sectores del territorio.

El horizonte dibujado en ese documento parte de la base de que en el futuro más inmediato se impone una moderación en el ritmo de crecimiento de la economía guipuzcoana, lo que convive con la idea de que el territorio ha salvado con muy buena nota un 2022 que llegó a dar miedo por la invasión rusa de Ucrania y la crisis energética y de precios que se desataron a partir de ese instante y que no han cesado.

Sin embargo, la Cámara confía en la capacidad de las empresas para afrontar situaciones adversas, y recuerda que el 4,3% que repuntó el PIB guipuzcoano el pasado año es mucho más alto que el de los últimos ejercicios (al menos desde 2016), descontando, claro está, el rebote de 2021, que no era otra cosa que la reacción al desastre del Covid sufrido en 2020.

El presidente de la institución cameral, Mauri Arregui, que comparecía públicamente por vez primera como tal y que invitó a los presentes a guardar un minuto de silencio por las víctimas de los terremotos de Turquía y Siria antes de iniciar la sesión, explicó que «el año 2023 es afrontado por las empresas del territorio con un moderado optimismo» y bajo la previsión de que el crecimiento se apoye fundamentalmente en la industria. Un sector (el industrial) en el que, según la encuesta, un 28% de las empresas guipuzcoanas cree que su cifra de negocios mejorará en 2023 sobre la obtenida en 2022 y un 54% considera que se mantendrá estable. El 18% restante da por hecho que le irá peor.

Del resto de actividades, el comercio minorista, apunta el trabajo de la Cámara, prevé unos resultados más modestos que el año pasado, con un 32% de los consultados a la espera de vender menos frente a un 21% que augura mejor facturación y un 47% que da por hecho que la situación se mantendrá estable.Los servicios, por su parte, apuestan por la estabilidad en su inmensa mayoría (un 65% de las respuestas) mientras optimistas y pesimistas se reparten por igual (17% y 18%, respectivamente). En el caso de la construcción, las empresas repiten ese mismo esquema, con un 63% de los consultados optando por repetir las mismas ventas de 2022, frente a un 18% que espera una reducción y un 19% que confía en mejorar su facturación.

El director general de la Cámara, Javier Zubía, por su parte, señaló que el año que ahora arranca «va a obligar a gestionar mucho y de manera muy flexible» con todos esos condicionantes exógenos que afectan a nuestra economía, como puedan ser la inflación o el comportamiento menos vigoroso de nuestros principales socios comerciales, a lo que se une la marcha de la inflación general y su eventual impacto en los salarios y los costes.

Sin querer echar las campanas al vuelo, Zubía apostó por el crecimiento unido irremediablemente a la «obligación de ser cautos y prudentes». En este sentido, insistió en esa sensación de «fortaleza» de la empresa guipuzcoana en general, lo que convive, matizó, con situaciones particulares de empresas o sectores que hayan podido tener peor comportamiento en 2022.

Ana Ugalde, directora general adjunta de la Cámara, repasó el capítulo del empleo para señalar que a pesar de un inicio de año a la baja (los meses de enero siempre son malos en cuanto a la afiliación), «la previsión es buena». De hecho, añadió, «esperamos la creación de unos 2.000 nuevos empleos netos en el año».

Mauri Arregui aseguró que las empresas del territorio «mantienen año tras año un compromiso por el empleo». Según dijo, el 84% apuesta por mantener o incrementar sus plantillas en 2023, con la industria como el sector más proclive a ese gesto (el 25% de las empresas declara que contratará a más personas), mientras el comercio se presenta como el único en el que podría descender el empleo, al ser solo un 4% el porcentaje de empresas que dicen que aumentarán plantilla.

Javier Zubía y el director de marketing e innovación de la Cámara, Iñigo Muguruza, dieron cuenta de las previsiones de inversión de las empresas del territorio, para la que se espera una cierta desaceleración aunque dentro de una tónica positiva. El esfuerzo inversor será muy desigual por sectores, dijeron, con la industria y los servicios «como los ámbitos que apuntan a un moderado incremento».

El director general de la Cámara puso en valor la importancia del turismo en la economía del territorio, y explicó que el aeropuerto de Hondarribia mejoró su número de pasajeros un 20% desde antes de la pandemia hasta superar los 384.000 el año pasado. El tráfico del puerto de Pasaia, sin embargo, cedió el año pasado un 7%.

Los responsables camerales incidieron en que la exportación es «un punto fuerte», y que después de rozar los 10.000 millones vendidos al extranjero en 2022 (un récord histórico), ese capítulo superará en 2023 esa cifra, a pesar de que las perspectivas de algunos de nuestros grandes clientes (Francia, Alemania o Reino Unido) no son demasiado optimistas. «Ha sido fundamental, es uno de los factores que apuntala nuestra competitividad», resaltó Zubía, quien apostó por abrir nuevos mercados y realizar un esfuerzo en zonas como el sureste asiático o el África subsahariana.

Arregui repasó los principales retos del tejido guipuzcoano, entre los que citó la falta de personal cualificado «para prácticamente todos los perfiles», la necesidad de recuperar la rentabilidad (un mal que aqueja sobre todo a aquellas empresas que no han podido repercutir el encarecimiento de los insumos) o la necesidad de ampliar el terreno de juego en la exportación.