Secciones
Servicios
Destacamos
El presidente de Confebask, Eduardo Zubiaurre (Eibar, 1962), no esconde su preocupación en un momento complicado para las empresas vascas entre las que, asegura, empieza ... a ser habitual el trabajar a pérdidas. La rentabilidad cae y la inflación se dispara al calor de la guerra en Ucrania; un escenario, afirma, que pone contra las cuerdas al sector privado vasco, para el que pide más ayudas y que lleguen pronto.
–Materias primas, energía, cuellos de botella, inflación, huelgas y hasta una guerra. ¿Son los ingredientes de una nueva crisis?
–Todo va a depender de cómo evolucione este cúmulo de circunstancias negativas que están coincidiendo en el tiempo. Los efectos ya los vemos: Un encarecimiento generalizado de costes, también los laborales, de las materias primas y de casi todo, con una inflación desatada. Supongo que el dato de marzo será de dos dígitos, no sé cuándo se ha visto eso, supongo que en la década de los ochenta. Todo repentino y saliendo de una crisis. Nos está afectando mucho, sobre todo a la industria manufacturera y agroalimentaria, la construcción o al transporte. En los servicios tecnológicos y digitales el impacto no será tan alto. Y luego algunos se están aprovechando del alza de los productos que venden, como las energéticas. Esto se vive con mucha incertidumbre y mucha preocupación.
Noticia Relacionada
–¿Cómo ve el futuro próximo?
–Las empresas están viviendo de la demanda embalsada, pero la rentabilidad es difícil, con lo que las cuentas de resultados están sufriendo mucho. Todo el mundo ve que va a ser un ejercicio muy difícil, con resultados negativos. Un año que hay que pasar.
–¿Podemos estar en la antesala de otra crisis industrial?
–Si esto continúa así, es lógico que el crecimiento tiene que bajar y que la falta de rentabilidad genere paralizaciones, medidas, ERTEs... Pero vamos a ver. En tanto que no crezcamos y caigamos en recesión técnica hablaríamos de crisis. De momento no se da, pero vamos a ver. Lo que sí vemos es que un 20% o 30% de nuestro PIB sí está sufriendo muchísimo, como la sociedad en general lo va a hacer. Es difícil que en todos los casos los ingresos se puedan adecuar a la inflación, y eso trae empobrecimiento, que a su vez puede retraer la demanda. No terminamos de ver cómo va a evolucionar la guerra.
–¿Y la industria vasca?
–La industria está teniendo muchísimas dificultades no para tener actividad pero sí para ser rentable. Veníamos de un año bueno y las empresas estaban bien financiadas, pero hay que articular medidas para ayudarles más. Algunas ya se están poniendo en marcha. Las cuentas de explotación van a sufrir mucho.
–¿Le preocupa el panorama más que las crisis anteriores?
–Son crisis distintas. El Covid trajo una paralización total y una caída del PIB terrible, y luego se volvió a la actividad de una forma más o menos normal, según qué zonas del mundo. Ya había encarecimiento de materias primas, pero todo se ha acelerado con la guerra. Somos muy dependientes energéticamente. Entramos en una situación extraordinariamente difícil para sostener una actividad rentable. En esta crisis lo que vemos es que el sector público anda con recursos, a lo mejor en España no tanto pero en Euskadi, sí. Tenemos remanentes para tomar medidas y hay que usarlos para ayudar más al sector privado a aguantar. Ayudar a las empresas con aplazamientos, medidas fiscales... que no se ahoguen. Si esto dura mucho, el escenario se va a complicar y se tomarán medidas. Lo lógico es que todo el mundo tratará de trasladar a precios lo que le llega, y no todo el mundo va a poder. Tenemos que evitar un estancamiento con inflación. Es un momento de 'shock'.
–¿Toca ahora usar el colchón vasco para salvar la actividad?
–Algunas medidas se están tomando, por ejemplo las diputaciones con aplazamientos y ajustes en los pagos fiscales. En este momento sería bueno usar los remanentes y que hubiera de nuevo financiación en buenas condiciones, o nuevas ayudas.
–¿Pero, más ayudas?
–Si el discurso es que en Euskadi estamos en economía de guerra y tenemos remanentes, sí; habría que usarlos para que llegaran a empresas y particulares en dificultades. En Confebask estamos a la espera de ver cómo se concretan los planes y ayudas anunciados para plantear otros más ambiciosos como ayudas directas a sectores con problemas de consumo energético. También estamos hablando de rebajas fiscales. Medidas muy directas para esos remanentes. Hay que ayudar más al sector privado, que lo está pasando mal. Tanto como sea necesario.
–El lehendakari ha anunciado varios planes de inversión contra los efectos de la guerra...
–Está bien reactivar la economía. Vamos a ver qué impacto tienen. Hay que ayudar para poder competir. También puede haber programas de mejora de la competitividad y la eficiencia energética, o ayudas directas y fiscales. Hacer inversiones está bien pero hay que ver si satisfacerlas puede seguir siendo rentable. Y a nivel social también va a haber problemas por esa altísima inflación.
–¿Hasta qué punto la huelga de transportes ha podido ser la gota que colma el vaso para algunos?
–Hemos tenido casi cuatro semanas de dificultad por un conflicto que se localizó en el Estado español y que en otros sitios se resolvió con medidas más rápidas. Todo más difícil todavía. Ahí andamos, el puerto de Bilbao todavía está medio colapsado...
–El Gobierno central ha lanzado un plan de choque contra la guerra. ¿Da tranquilidad a las empresas el escenario energético que ofrece ese plan?
–Las bajadas de impuestos y de carburantes están bien, pero hacen falta más medidas, más ERTE, el sistema RED, moratorias en los préstamos...
–¿Y la energía? ¿Y el MW/h?
–Sería conveniente que quedara en 100 euros, que aún así es un dinero. Otra cosa sería muy negativa. Tenemos que conseguir que Bruselas atienda al mercado ibérico, sobre todo en el gas, que está descontrolado. Topar la generación en los ciclos combinados. La energía tiene muchos impuestos y hay que desviar alguno para que la economía sea competitiva.
–¿Aún a riesgo de ser intervencionista? Se lo digo porque desde aquí se ve la Torre Iberdrola...
–No hay otra. Como no se intervenga, vamos a tener una situación muy complicada. Parar el país tiene un coste, también para las energéticas. Hay que atender al bien común.
–Por ahora el empleo aguanta, pero ¿seguirá haciéndolo?
–Hay demanda, pero hay también dificultades para que esa actividad sea rentable. El encarecimiento y el empobrecimiento tienen que afectar claramente a la demanda, y tendremos que analizar cómo se agrava la situación y ver hasta cuándo pueden aguantar las empresas. Si esto continúa así, sería previsible que hubiera ajustes de empleo. En algún momento las empresas dirán que hay que tomar medidas antes de atender una demanda que no es rentable.
–¿Hablamos de EREs?
–Todo dependerá de la situación de cada empresa. Esperemos que se pueda resolver mediante ERTEs. No es fácil aventurar nada.
–Me viene a la memoria la reciente polémica entre Yolanda Díaz y Antonio Garamendi sobre las ayudas y los despidos. Estará usted con Garamendi, ¿no?
–Hay que dejar a las empresas que sobrevivan. Puede haber compañías que hayan salido de la crisis anterior ya muy tocadas y a las que una nueva crisis les obligue a tomar medidas para mantener el proyecto. Si se les ponen excesivas dificultades añadidas a lo ya acordado en la reforma laboral, pues más dificultad.
–Cita la desaparición de los márgenes. ¿Corremos el riesgo del aterrizaje en Euskadi de compradores oportunistas de empresas?
–Sí. Es algo que pasa en todas las crisis. El mundo es abierto y hay mucha liquidez. Lo que tenemos que hacer nosotros es activar el ahorro que hay en el país, tener vehículos de inversión y estar al tanto para participar en operaciones en defensa de Euskadi y su tejido. Algo ya hay, pero hacen falta más de esos vehículos.
–¿Público, privado, una mezcla?
–Sería conveniente que tuvieran ambas características. Es la manera de tener más músculo y estar alineados.
–Existía un fondo público llamado Finkatuz para eso...
–Es obvio que mucho no ha funcionado y que esos importes son insuficientes para el nivel de operaciones de las que hablamos. Habría que hacer cambios normativos. El objetivo es defender los intereses, el arraigo y la internacionalización de las empresas...
–¿Convendría que las EPSV de empleo, que atesoran 28.000 millones, intensificaran su inversión en la empresa vasca?
–Son entidades privadas y tienen sus intereses. Hay que tener herramientas e instrumentos fiscales y convencerles con unos planteamientos profesionales, solventes, con garantías y rentabilidad.
–Pero ese dinero va a completar las pensiones de muchos vascos. Hará falta mucha seguridad...
–Por supuesto. A través de herramientas bien montadas y con criterios de rentabilidad. El sector privado es más garante que el público en este sentido.
–No tienen mala rentabilidad acumulada las EPSV...
–Lo sé. Pero tenemos que organizarnos entre todos para que eso se acentúe. Vehículos de inversión con más capacidad y defendiendo el desarrollo del país.
–¿Lo ve factible cuando en tres años no hemos sido capaces de extender el modelo de Geroa más allá de Gipuzkoa?
–Eso es otra cosa. Es un modelo de complemento de pensiones que exige un esfuerzo presente para un ahorro futuro. Hay que asumir que hay que hacer un esfuerzo conjunto, de las empresas y los empleados. Si no lo entendemos así, va a ser difícil. Harán falta incentivos fiscales pero sabiendo que requiere un esfuerzo.
–El sindicato LAB ha abandonado toda presencia en las EPSV de empleo. ¿Qué le parece?
–No es una buena noticia, y denota una falta de compromiso y de convencimiento en estos sistemas. Lo que está claro es que el sistema público de pensiones no va a ser suficiente. Eso hace necesario sistemas de apoyo que complementen las pensiones, que existen en otros países y que aquí cuesta ponerlos en marcha.
–Puede que veamos pronto un IPC por encima del 10%. ¿Qué recomendación hacen Confebask y sus territoriales para las revisiones salariales? ¿Cree posible un pacto de rentas para repartir los esfuerzos?
–Sería conveniente. En Europa estamos viendo acuerdos por debajo de la inflación, condicionados seguramente a que en un tiempo, cuando pase el vendaval, se puedan recuperar las subidas. Eso ayuda a que las empresas sean viables. En Euskadi tenemos unas centrales sindicales que van a rechazar estos acuerdos y parece que en el Estado también está complicado. Si no hay acuerdos y sí conflictividad, se verá afectada la competitividad. Las crisis son momentos en los que se ve todo, las fortalezas y las debilidades. En la negociación colectiva y la capacidad de adaptarnos y ser flexibles no tenemos ninguna fortaleza. Lo ideal sería que pasáramos esta situación entre todos, sacrificándonos y entendiendo que los proyectos empresariales son los que garantizan la prosperidad actual y futura.
–¿Hasta dónde llegaría la empresa vasca en ese sacrificio?
–Hay que ver la situación de cada empresa. Una en pérdidas va a tener que tomar medidas. Malo sería que viéramos ajustes y bueno sería que llegáramos a acuerdos y pasáramos estos dos años atípicos y entráramos en una coyuntura más fácil para dar lo que no se haya podido. Esa es la idea.
–El presidente ucraniano ha reprobado la actividad en Rusia de empresas españolas, algunas con presencia en Euskadi como Maxam (la antigua Dinamita) o las asociadas a Sercobe...
–Todos rechazamos la invasión de Rusia, que demanda sanciones y todo tipo de reprobación y de condena. Sé que en general ha habido un rechazo y una paralización de actividades allí. Incluso empresas vascas han traído a Euskadi a ciudadanos rusos que estaban en un limbo económico y profesional. Se ha actuado con altura de miras y ética. Sobre esas empresas desconozco el detalle, pero también Europa sigue comprándole gas y petróleo a Rusia. Es difícil fijar líneas y separar lo aceptable de lo inaceptable.
–¿Dónde se sitúa usted en ese tira y afloja sobre si las ayudas europeas llegan o no a Euskadi?
–Las convocatorias están saliendo pero todavía va lento y los dineros no llegan. A ver si cogen ritmo. Esto nos va a exigir también inversiones privadas, que hay que hacerlas. No podemos esquivar la transición digital o energética.
–¿Echa en falta una operación bikini en las administraciones para ahorrar o reducir gastos superfluos en este momento?
–La eficiencia siempre es buena. En lo privado y en lo público. Hay que gastar e invertir en lo que sea beneficioso y lo que no sea provechoso o sea evitable... En Euskadi si hay algo que crece en comparación con el resto del Estado es el gasto público. Igual que la recaudación, que está en máximos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La Unidad de Trasplantes de Valdecilla, premio Cántabro del Año
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.