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San Sebastián ha consolidado en los últimos años un ecosistema biocientífico de referencia que destaca por su dinamismo, su elevada capacidad de innovación y su ... peso creciente en la economía local. Así lo confirma el informe publicado este martes por Fomento de San Sebastián y la Diputación Foral de Gipuzkoa, que analiza el desarrollo del sector de las biociencias en la ciudad, sus fortalezas, debilidades y perspectivas. La inversión en investigación y desarrollo en biociencias alcanzó en 2023 los 62 millones de euros, lo que representa el 17% del total municipal y un crecimiento acumulado del 116% desde 2017. Además, la ciudad concentra el 91% de la inversión de Gipuzkoa en esta área y un 34% del total vasco, consolidando su papel como polo estratégico en el País Vasco.
El sector está compuesto por 106 entidades, de las cuales el 52,8% son empresas, incluyendo 40 startups. La ciudad ha tejido una red colaborativa sólida, donde interactúan universidades, centros tecnológicos, hospitales, asociaciones y fondos de inversión especializados. Este entramado permite «validar tecnologías en entornos reales y maximizar el impacto económico y social de la innovación», subraya el documento.
Las cifras avalan esta evolución: la facturación del sector se ha duplicado en solo tres años, pasando de 79 millones de euros en 2020 a 162 millones en 2022. El personal dedicado a I+D en biotecnología ha crecido un 74% en cinco años, y se estima que el empleo total generado por el sector ronda las 2.500 personas. Además, se han registrado 801 patentes y más de 2.000 publicaciones científicas, indicadores claros de la actividad investigadora y del esfuerzo por transformar conocimiento en aplicaciones reales.
Entre los campos más desarrollados destacan la biosalud, que concentra más del 75% del gasto en biotecnología en Euskadi, así como la bioinformática, las terapias génicas y celulares, y la inteligencia artificial aplicada a la salud. San Sebastián también sobresale por su capacidad para atraer proyectos estratégicos como el futuro Polo de Biotecnología de Illunbe o el centro de protonterapia de Osakidetza.
No obstante, el informe también identifica, a través de una encuesta dirigida a las entidades que integran el ecosistema biocentífico guipuzcoano, desafíos que amenazan con frenar esta evolución. Entre ellos, la «dificultad para atraer y retener talento internacional especializado, la baja participación de inversores privados y una excesiva burocracia que ralentiza los procesos de innovación». El ecosistema sigue «dependiendo en gran medida de fondos públicos, lo que limita su escalabilidad y proyección internacional».
Pese a estas limitaciones, el balance es claramente positivo. La ciudad ha logrado posicionarse en el top 200 mundial de ciudades científicas, según la revista Nature, y mantiene una inversión en I+D que representa el 3,7% de su PIB, duplicando la media autonómica y estatal. Con bases sólidas y una red de actores interconectados, San Sebastián afronta el futuro con ambición y vocación de liderazgo en el ámbito de las biociencias.
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