La industria de Gipuzkoa da señales de debilitamiento y alerta de los primeros ERTE

Isabel Busto, presidenta de Adegi; José Miguel Ayerza, director general de la patronal guipuzcoana; y Patxi Sasigain, responsable de competitividad, diseccionaron todas las claves del tejido empresarial del territorio, que presenta fortalezas y debilidades. Entre éstas últimas sobresale que casi una de cada tres compañías de la industria guipuzcoana contempla un escenario de recesión para 2025 –ver gráfico adjunto–, un porcentaje cinco puntos superior al del año pasado.

A ello habría que añadir que, entre los factores de preocupación de las firmas, «la debilidad de la economía internacional ha escalado hasta el segundo lugar, tras crecer seis puntos en un año», indicó Busto. Una idea estrechamente relacionada con las previsiones económicas de grandes clientes como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, que se hallan en un momento de fragilidad. No hay que olvidar que el 40% de las exportaciones europeas de las empresas guipuzcoanas se dirige a este cuarteto de países. Y si ellos estornudan, Gipuzkoa también se enfría.

En este sentido, los datos son hechos. Alemania sólo crecerá un 0,3% en 2025; Francia, un 0,8% e Italia, un 0,7%. Entrando en detalle, la industria teutona prevé incluso retroceder entre un 0,1% y un 0,5%, lo que supondría un tercer año consecutivo de contracción, escenario inédito desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Números que hacen mella en el futuro pero también en el presente de las compañías de Gipuzkoa, algunas de las cuales han adoptado medidas extraordinarias con la automoción en el punto de mira. «Hay algunas firmas de este sector que están en ERTE o que van a entrar en los próximos meses. Hay otros sectores por ahora que parece que no están en esa tesitura, pero no podemos descartar que en los próximos meses haya más», respondió Ayerza.

Desde Adegi también subrayaron que la internacionalización a la que muchas empresas se han lanzado en los últimos años permite capear el temporal con una mayor capacidad. Como si fuera una bolsa de resistencia para enfrentar con mayores garantías el desafío de la competitividad. «Y esto es posible porque pueden compensar posibles debilidades o desventajas de sus centros productivos de Gipuzkoa con las ventajas que obtienen en las plantas localizadas en el exterior», señaló la presidenta de la patronal.

Con el objetivo de que el tejido empresarial esté más protegido ante las incertidumbres de la geopolítica internacional, Busto alertó de que si, desde «un ejercicio de responsabilidad colectiva», no se adoptan, «con celeridad y determinación», medidas para «fortalecer la competitividad» de la industria guipuzcoana, que es «eje tractor de nuestra economía y responsable en buena medida del elevado nivel de bienestar de que gozamos», éste «pudiera no estar garantizado».

De ahí que los responsables de Adegi aplaudieran la iniciativa anunciada ayer por el lehendakari de crear un grupo de acción formado por las instituciones económicas más relevantes de Euskadi para defenderse de los aranceles de Donald Trump: «Damos la bienvenida a toda medida rápida y contundente para hacer frente a los retos de competitividad de la industria».

Pese al mensaje de alerta que envía la patronal guipuzcoana a través de la debilidad que atraviesa la industria, es importante subrayar también que las previsiones son de crecimiento para 2025. La estimación cifra ese porcentaje entre un 1 y un 2%, y la creación de «entre 2.500 y 3.500 empleos asalariados netos de media anual, principalmente en el sector Servicios». De hecho, nueve de cada diez empresas guipuzcoanas prevé mantener o aumentar la plantilla.

Ayerza y Busto también fueron preguntados sobre la postura de Adegi sobre la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, aprobada el martes por el Consejo de Ministros y pendiente aún de su tramitación en el Congreso. «En la mayoría de convenios en vigor, la jornada ya es menor a las 37 horas y media», respondió Ayerza, que agregó que «cambios de este calado tendrían que tener en cuenta las condiciones de cada empresa y sector y estar acordados entre las empresas y trabajadores, buscando la mejora» de la competitividad.

Finalmente, sobre la negativa anunciada el jueves por Confebask de constituir una mesa para la creación de un Salario Mínimo en Euskadi, desde Adegi se remitieron a la nota de la patronal vasca, que incidía en que el SMI «pondría en riesgo la competitividad y la sostenibilidad de las empresas».