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Una mujer, ante la sección de vinos de un supermercado.

Un 'nuevo' consumidor a prueba de crisis

Tres de cada cuatro afirman que han cambiado, y no poco, sus hábitos de compra desde 2008: más frecuentes pero de menor cantidad y menos conservas

a. botija

Viernes, 29 de julio 2016, 18:14

El consumo ya no es lo que era... o al menos eso dicen sus propios protagonistas. Tres de cada cuatro afirman sin ambages que la forma en la que compran hoy en día se parece más bien poco al método que seguían antes de la última gran crisis económica, allá por el año 2008, Ahora bien, cambiar tampoco es revolucionar, sobre todo cuando hablamos de alimentación; por eso, internet no triunfa precisamente en este campo, lo ecológico sigue pareciendo caro y lo transgénico aún genera un gran recelo.

Cinco organizaciones de consumidores (CEACCU, FUCI, CECU, UNAE y UCA/CAUCE) han recogido los testimonios de dos millares de consumidores sobre esos asuntos y, a la vista de sus resultados, otra cosa interesante parece clara. La gente sigue manteniendo una tendencia que se incrementó notablemente con el avanzar de los últimos ocho años: comer fuera de casa se antoja algo excepcional. Menos de una cuarta parte, según sus respuestas a esa macroencuesta, se alimenta fuera del hogar con cierta frecuencia -por ejemplo, el 36% una vez a la semana- y algo más de un tercio (38,5%) directamente no lo hace nunca.

Entre los hábitos que han cambiado ese 76% de los consumidores que revela el estudio el que destaca principalmente es la búsqueda de ofertas con mayor ahínco: el 37% de los encuestados dice que lo hace cuando va a comprar. La mayoría, además, trata de localizarlas fuera: un 27% en la propia tienda y otro 25% en el buzón (a través de folletos publicitarios o similares). A su vez, uno de cada cuatro (23%) afirma que aprovecha más la comida, mientras que el 10% ha reducido el gasto en alimentación y el 6% opta por diversificar más su compra.

Otra de las cosas que ha cambiado o, para ser exactos se ha agudizado, es la compra de productos frescos frente a congelados o platos preparados. Donde más se nota, con mucho, es en la fruta (el 98% de los encuestados dice que solo la adquiere de esa manera), la carne (93%) y la verdura (92%). Las cosas, sin embargo, son algo distintas para otro tipo de artículos de alimentación. En el pescado, por ejemplo, una cuarta parte de los consumidores consultados (el 27%) dice que compra congelados frente al 71% que opta por lo fresco, justo el mismo porcentaje en que hacen lo propio en pastas y legumbres, donde la segunda opción preferida son los platos preparados (23%).

Y la edad también cuenta en todo esto: a más años, mayor apego por lo fresco, en parte también porque los jubilados disponen de más tiempo para hacer la compra a diario. En cualquier caso, el consumidor en general realiza cada vez con mayor frecuencia la adquisición de productos perecederos (el 47% lo hace de dos a tres veces por semana) e incluso cuando no lo son, aunque sea en menor medida (el 36% una vez a la semana). Eso sí, la gente del ámbito rural es más asidua con la cesta de la compra que los llamados urbanitas: el 25% de los primeros la hace incluso una vez al día frente a solo el 14% de los segundos.

Natural, pero no excelso

La gente prefiere frescos y no le vale cualquier cosa, tanto por calidad como por precio. Por eso, ocho de cada 10 consumidores encuestados señala que compra esos productos al peso: un 40% dice que se lo pide al vendedor y otro 41% que prefiere seleccionarlos él mismo. Solo un 12% opta por coger bandejas con los artículos ya envasados, fundamentalmente por la falta de tiempo.

Ahora bien, natural tampoco implica por si mismo que sea excelso. Hablamos de los llamados productos ecológicos, de pujanza creciente, pero todavía una opción más bien minoritaria por la diferencia de precio al alza. Casi la mitad de las personas consultadas en el informe (el 46%) señala que no los compra por resultarle caros, pese a que una cuarta parte (23%) los defiende como la opción más natural y sana. Sin embargo, un porcentaje similar (24%) aún desconoce claramente sus diferencias respecto al resto.

De lo que sí que no se fía la mayoría de los consumidores es de los alimentos transgénicos. Siete de cada 10 sostienen que recelan de ellos, aunque un 33% responda que sobre todo es por desconocimiento mientras que otro 36% apunta que no le dan seguridad. Y entre el 18% que sí los compra, la mayoría defiende que componentes de ese tipo ya se encuentran hoy en día en muchos productos.

Por último, a la hora de comprar los supermercados se han erigido en los reyes del mercado. Para dos de cada tres consumidores (el 65%) son la primera opción a la que acudir. Mucho más alejados en las preferencias de la gente aparecen los hipermercados (13%), casi al mismo nivel que el pequeño comercio (14%), mientras que a los mercados municipales ni siquiera van ya uno de cada 10 (el 7%). E ínternet, pese a lo que ocurre en otros ámbitos, no es precisamente la vía favorita para comprar alimentos: apenas el 2% lo hace.

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