El sistema de competición del Manomanista, en cuestión

En las últimas ediciones, excepción hecha de las finales, la respuesta de público tampoco ha colmado las aspiraciones de las empresas. El año pasado, la semifinal entre Urrutikoetxea y Ezkurdia atrajo a 1.200 espectadores en un desangelado Bizkaia de Bilbao, mientras que Irribarria y Elezkano II reunieron a 918 en el Astelena de Eibar. Ninguna de las dos mejoró la asistencia al Altuna III-Irribarria de cuartos en el Atano III de Donostia, con 1.440 una noche del viernes. El Campeonato de Parejas funciona mucho mejor con cuatro partidos semanales.

Conscientes de la situación, Baiko y Aspe no renuncian a dar un impulso al Manomanista. Han puesto en cuestión el sistema de competición sobre la base de aprovechar en la medida de lo posible, siempre dentro de una justicia deportiva, el tirón de sus principales figuras. Por eso, barajan modificar el modelo que ha regido ininterrumpidamente esta competición desde 2011.

Las nueve últimas ediciones del Manomanista se han disputado sobre una base de doce pelotaris participantes con cuatro ramas cuyos supervivientes confluyen en dos semifinales. Cuatro cabezas de serie designados en función de los resultados del año anterior esperan en cuartos de final y el puesto obtenido establece el cruce de semifinales: campeón contra cuarto y subcampeón frente a tercero.

Preceden a la primera ronda previas organizadas en función del número de participantes a los que recurra cada empresa, siempre con una plaza garantizada en el cuadro final para el vencedor del Manomanista Promoción de un año antes.

¿Hacia dónde puede virar el Manomanista? Está en estudio. En algunas cabezas no disgusta, por ejemplo, un sistema como el empleado con aceptación general en el Campeonato del Cuatro y Medio desde 2012, con dieciséis pelotaris hasta 2015 y reducido a doce a partir de 2016. Actualmente consiste en una ronda de octavos con ocho pelotaris en liza, cuyos ganadores acompañan a los cuatro cabezas de serie en una liguilla de cuartos de final repartida en dos grupos de cuatro. Los dos primeros de cada grupo se cruzan en aspa en semifinales a partido único para decidir los finalistas.

¿Cuántos fines de semana se necesitarían para esta fórmula en el Manomanista? Dependería de los intervalos entre jornadas. No es lo mismo que sean semanales o quincenales. Entre el domingo 5 de abril, fecha elegida para la final del Campeonato de Parejas, y el domingo 31 de mayo, probable para la del Manomanista, las empresas disponen de ocho fines de semana para cuadrar el calendario.

La liguilla de grupos aporta como ventaja principal mantener en acción a buena parte de los mejores pelotaris del cuadro cada siete o quince días, con lo que eso supone de atractivo para el pelotazale. Garantiza, asimismo, evitar la extendida 'queja' de que en el Manomanista te lo juegas todo a una carta y no hay posibilidad de rectificar.

También tiene sus peros... y detractores. Obliga a reducir el número de participantes. Con dieciséis pelotaris en liza, ocho por empresa, se alargaría mucho. Las previas permiten una alternativa, aunque la cercanía del Campeonato de Parejas complica las soluciones. Puede darse el caso de que algún posible integrante de esas eliminatorias esté involucrado en la final de esa competición.

Ya se empleó un modelo de dos grupos de cuatro en el Manomanista de Primera de 2010, hace diez años, antes incluso de que se implantara en el Campeonato del Cuatro y Medio. Integraron el A Juan Martínez de Irujo, Abel Barriola, Asier Olaizola y Oinatz Bengoetxea. Empezaron en el B Aimar Olaizola, Patxi Ruiz, Xala y Sebastian Gonzalez. Una grave lesión de rodilla de Olaizola II en la primera jornada y una dolencia de Gonzalez deslució la competición y obligaron a recurrir como suplentes a Julen Retegi e Iker Arretxe.

Precisamente las lesiones han acosado los intentos de establecer liguillas en el Manomanista. Se trata de una modalidad exigente para los participantes. También es cierto que la fortuna no ha acompañado en esas ocasiones al cebarse en pelotaris fundamentales. Corresponde a las empresas evaluar pros y contras antes de tomar decisiones.