Pelota - Torneo Abanca Bankoa-DV

Nazabal y Artetxe pasan la prueba del algodón en Azpeitia

Iker Izagirre (Elgoibar, 2007) y Julen Sotil (Betelu, 2006) evalúan el valor actual los dos prometedores pelotaris, seguidos de cerca el delantero por Baiko y el zaguero por Aspe. La categoría promesas de esta competición posee una exigencia superior a la cadete, en la que ambos se han desenvuelto hasta el momento ante oponentes de su edad. Cabe creer que los dos años de diferencia respecto a Sotil, finalista sub-23 este verano en el Dinastía Etxabe de Zumaia, pesarán en el desarrollo del juego.

Cubierta la primera ronda, los octavos de final arrancan este viernes en Azpeitia, recambio de Azkoitia en el calendario. Completa el cartel la eliminatoria sénior que cruza a Beñat Apezetxea (Goizueta, 2005) y Javi Cuairan (Cortes, 2001) con Mikel Aranbarri (Azkoitia, 2004) y Asier Balerdi (Aiegi, 2004).

Nazabal destila elegancia. Suelto con las dos manos, cambia de ritmo con el sotamano y sabe entrar de aire. Transmite la sensación de hacer todo con facilidad, virtud que no resulta fácil mantener en combinaciones de mayor envergadura como la de hoy.

Artetxe comía chuches junto a un grupo amplio de chavales en las butacas de cancha del Izarraitz la noche del pasado 31 de julio mientras Artola y Mariezkurrena II se medían a Laso y Albisu en el estelar del día de San Ignacio. Esta vez es protagonista él. Gusta mucho su zurda. Deberá evolucionar mientras sube escalones.

Enfrente tendrán a un zaguero sólido como Sotil al que entrena Abel Barriola y a un delantero, Izagirre, ganador de la última edición del Campeonato de Gipuzkoa juvenil del cuatro y medio. Superó en la final al altzotarra Harkaitz Murua.

También atrae al pelotazale la dupla integrada por Beñat Apeze-txea y Javi Cuairan: juventud e ilusión del delantero y una zurda extraordinaria a la que no acaban de acompañar la derecha y la constancia el zaguero, de casi dos metros de estatura. A priori son argumentos suficientes para colarse en cuartos de final.

Aranbarri destaca por el buen empleo del saque y la habilidad a la hora de acabar el tanto. Le falta poder, cualidad de la que tampoco anda sobrado su compañero, Balerdi, hijo de un exmanista profesional, Alfredo, oro olímpico en Barcelona por parejas. Ambos necesitan rendir a un nivel alto y constancia máxima para frenar a una pareja con potencial. Empezar bien ayuda.