La mala tarde de Peña condena a Erasun

Seguro que al despertarse esta mañana Jon Ander Peña y Jon Erasun se han acordado del tanto que los jueces les quitaron en el 10-6 favorable a Agirre y Eskiroz, que en realidad debió ser el 7-9 para los guipuzcoanos. El gancho del delantero de Pamplona se estrelló bajo chapa -no sonó porque pegó en el colchón- y el tanto fue para él.

De haberse resuelto con justicia esa acción, no solo habría obligado a jugar un tanto más, sino que el último de la final del Campeonato Promoción de Parejas habría comenzado con un 21-20 a favor de Peña II y Erasun, no al revés. Esas jugadas influyen en partidos tan apretados. Unas veces a favor y otras en contra. Así es la pelota. Pero duelen esos errores.

Porque la derrota de Peña II y Erasun tiene una explicación más ligada al juego. Lo reconoció el propio delantero tolosarra a la conclusión: «Erasun ha hecho un gran partido. El que ha fallado he sido yo. Desde ese punto de vista, tengo que pedirle perdón».

La mala tarde de Jon Ander Peña, que venía de unos meses con espléndido juego y un paso destacado como suplente por el Masters Kutxabank, condenó a Jon Erasun, al que poco más se le puede pedir. Cargó con el peso de la pareja, se esforzó hasta la extenuación, permitió a los azules equilibrar un marcador que se les había puesto cuesta arriba en el 16-10 y solo cometió dos errores: el primero en el 1-0 al quedarse dormido tras un amago de su compañero y el otro, fatal, en el último tanto, al caérsele abajo su derechazo cuando llevaba 80 minutos sin borrón alguno.

El zaguero zizurkildarra fue el artífice de que Asier Agirre y Iosu Eskiroz sufrieran hasta el último de los 719 pelotazos repartidos en un encuentro que creció en trabajo y crudeza a medida que se gastaron y pararon las pelotas. Erasun, segurísimo, se encontró en su salsa.

Mediada la final, Agirre llevó el juego a su terreno y firmó sus remates más certeros. Defendió tan bien como siempre. Pero Eskiroz, fallón al inicio, se sumió a partir del 16-10 en un bache que trajo el equilibrio al electrónico. Dos tantos se fueron por encima de los 60 pelotazos y otro sobrepasó los 50.

Jon Ander Peña, incapaz de sumar ningún tanto de jugada desde el 4-5 al 16-11, había entrado ya en una crisis de confianza que perduró hasta la entrega de trofeos. No fue ni la sombra del pelotari con buenas condiciones y proyección de primera que merece apoyo. También se aprende de estos tropezones.