Etxeberria agua el rioja
La exhibición del campeón de Zenotz apaga los ánimos de la bulliciosa afición riojana, que tendrá que seguir esperando por una txapela individual
Peio Etxeberria aguó este domingo el rioja y apagó el ánimo y el entusiasmo de la numerosa y bulliciosa afición riojana, gran protagonista de las ... horas previas y durante la disputa de la final por una txapela que tendrán que seguir esperando. Y ya van 17 años desde que Titín III ganara la final del Cuatro y Medio.
El ambiente en los alrededores del Frontón Bizkaia comenzó a palparse pasado el mediodía. Desde La Rioja llegó un autobús con aficionados al que por la mañana había despedido el propio Zabala, que pronto se dejaron sentir. Luciendo orgullosos los colores de su comunidad, fueron tomando los bares de las inmediaciones. Entre ellos, familiares y amigos de Zabala, ilusionados por ver a Javier calarse su primera txapela.
Quizás porque las finales les han ido curtiendo, los seguidores de Peio Etxeberria, aunque también numerosos, se lo tomaron con más calma. Sin el furor de la primera vez y tras las dos derrotas sufridas en sus dos comparecencias anteriores en la final del acotado, parecieron querer guardar fuerzas para el inicio de la batalla, mientras seguidores de Zabala quemaban una buena traca de petardos en los aledaños del recinto vizcaíno.
A las cinco arrancó el previo en donde la gente demostró las ganas que tiene de ver a Laso en acción. Para él fueron las mayores ovaciones en cada tanto que el de Bizkarreta se fue anotando.
En primera fila de cancha, Javier Zabala padre llevaba la procesión por dentro, dando la sensación de que la espera se la hacía larguísima. No faltó Darío, que se dio una vuelta por los vestuarios para saludar a los finalistas y, junto a Zabala, saludar desde la puerta de los vestuarios a un grupo de aficionados presentes en la grada. También esrtuvo Joseba Ezkurdia. Y Altuna III, vestido de colorado en su condición de suplente, fue testigo desde la grada junto a Jon Apezetxea del aperitivo a la gran final. Luego se les sumarían Darío y Laso para seguir la final.
Salida apoteósica
La salida de Zabala a la cancha fue apoteósica. Con el frontón casi a oscuras, con un pasillo de luces azul y rojo y la música sonando como si de un after levantino se tratara, los gritos desde la grada de los aficionados riojanos se dejaron sentir. Igualmente los de Peio, aunque no fue lo mismo.
Sune, Zetak o la banda sonora de 'Trainspotting', entre otros, amenizaron el calentamiento mientras en el pantallón que preside la parte alta de la pared izquierda se emitían imágenes de la final del Cuatro y Medio que disputaron Retegi II y Titín III en 2007, la última del acotado hasta este domingo con presencia de un pelotari riojano.
El partido 622 en los 14 años de existencia del Frontón Bizkaia, la undécima final del Cuatro y Medio que allí se disputa -también se han jugado 13 del Manomanista y 12 del Parejas-, comenzó con un intercambio de 28 pelotazos que se anotó Zabala y que hizo sonar los primeros cánticos en favor del logroñés. Todo era alegría con el 2-4 que llevó a Peio Etxeberria a solicitar el primer descanso del partido.
Lo que sucedió durante ese par de minutos sólo él lo sabe porque a la vuelta se anotó un parcial de 8-0 que le disparó en el marcador (10-4). Con el 13-5 la afición riojana, que había perdido decibelios, entonó el archiconocido '¡Sí se puede'!. Pero no se podía porque Peio Etxeberria era un vendaval. 15-5 y nuevo descanso solicitado por Zabala que, sentado en su silla, escuhaba los consejos de su padre mientras Peio Etxeberria paseaba por la cancha botando la pelota, lo que agigantaba su sensación de fortaleza.
A Peio le costó un poco más de lo esperado cerrar el partido, pero lo hizo con un remate al ancho tras el cual se fue a la grada a abrazarse con sus seres queridos. Entonces sí, más que nunca, los seguidores de Peio Etxeberria se hicieron sentir. Ellos ya tienen su txapela.
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