Becky Smith, la primera profesional de la cesta punta
Jugará en el casino-frontón de Calder, en Miami, con un plantel de 35 pelotaris más, todos hombres
Becky Smith creció escuchando los golpes secos de la pelota de cesta punta sobre el frontis. Su madre, cubana de nacimiento, trabajaba en el Miami ... Jai Alai y a ella le dejaban pasar los días en que sólo había torneos, y no apuestas.
Sus padres se habían conocido en ese frontón y lo que había en él le resultó familiar desde su infancia. La idea de llegar a ser profesional de la cesta era loca cuando menos, pero los tiempos cambian y a sus 54 años, después de haber trabajado de cara al público en el frontón de Dania Beach en Florida, entrará a formar parte del cuadro de Calder, un casino que incluye frontón en sus instalaciones, entre otras amenidades.
En la presentación de la plantilla, aparece con una camiseta morada en el medio de sus 35 compañeros, todos hombres. Se hace llamar 'La Primera'. Y lo es. Ninguna mujer se había ganado la vida antes vestida con pantalón blanco, casco y la cesta atada a su muñeca.
Se presentó para la selección de pelotaris en el Calder, un frontón corto, y los gestores de la cancha pensaron que podía aportar emoción con su juego. Le acompañan en esta aventura pelotaris conocidos, algunos de los cuales se habían retirado, como Frank Elizalde, Jose Azpiri 'Eibar' y Juan Salazar, entre otros.
La profesionalización de La Primera surge en un contexto en que la mujer reclama un mayor protagonismo en el frontón. Su presencia en las escuelas de pelota, sobre todo de mano, crece cada curso. La inscripción de pelotaris femeninas en el Campeonato de Parejas de Euskadi ha batido el récord de participación con 110 mujeres inscritas. En países donde la cesta punta, con sus particularidades locales, sigue muy viva, como Estados Unidos y México, la práctica de este deporte por las mujeres es frecuente en los niveles inferiores. Además, se han involucrado en el arbitraje, caso de la mexicana Elizabeth Hidalgo Lascurain, que fue jueza del Campeonato Mundial de Jai Alai de 2015.
Tanto el documental 'Las pelotaris', de Daniel Burgui, Andrés Salaberri y Jokin Pascual, como la novela 'El silencio de Clara Lyndon', de la periodista Elene Lizarralde, rinden homenaje a las figuras históricas de la pelota femenina desde que en 1917 el indiano Ildefonso Anabitarte abrió el Frontón Madrid detrás de la Puerta del Sol. Jugaban con raqueta y con una pelota más ligera. El éxito fue rotundo, debido a las apuestas, y pronto se abrieron más instalaciones similares en la ciudad, un fenómeno que también se extendió a América, sobre todo a México, Cuba y la costa este de Estados Unidos. Algunas llegaron a ganar 6.000 pesetas a mediados de los cincuenta del pasado siglo.
A cambio también recibían toda clase de insultos. Aunque el ambiente de los frontones de Estados Unidos suele estar cargado, ojalá no le pase lo mismo a 'La Primera'.
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