Muchos fallos y dos pinceladas

Ni la dos paredes ni la cortada de zurda le funcionaron a Altuna III hasta la recta final. Pero no estaba dispuesto a terminar sin una de esas carambolas marca de la casa. Consciente de que las oportunidades no se agotaron hasta el 22, insistió y sumó dos: la primera en el 20-18, con el cuerpo a poca distancia de la pared izquierda, y la segunda en el 21-18, de volea desde el cuatro, perfecta de ejecución. El octavo tanto perdido de Ezkurdia, una volea bajo chapa, cerró un encuentro con más reacciones de desencanto que de admiración por parte del público. A falta de calidad con cierta continuidad, ocho abrazos en el marcador aportaron el consuelo del equilibrio.

El resbalón y la consiguiente caída de Martija al suelo en su intento de restar el saque de Ezkurdia en el 7-8 condicionó el resto del partido. Hacía calor. Los termómetros marcaban 32 grados en el exterior y apareció la humedad en la zona del rebote, cerca de la pared izquierda. Mientras el empleado de Aspe secaba el suelo, los cuatro pelotaris dialogaron y llegaron a un pacto de caballeros. No tuvo la trascendencia del Abrazo de Bergara entre los generales Maroto y Espartero que puso fin a la Primera Guerra Carlista, pero permitió seguir adelante con el partido.

Para evitar riesgos a los zagueros, a partir de ese momento los delanteros sacaron tocando la pared izquierda después del frontis para abrir la pelota hacia el ancho e impedir que llegara al área conflictiva de la cancha. Ayudó también poner en marcha los extractores y abrir las puertas.

Jugaron mejor los zagueros, seguros ambos. Rezusta, jaleado cada vez que golpeó la pelota de derecha, no falló ninguna pelota. El desacierto acompañó a los delanteros durante largas fases. Nueve pelotas perdidas emborronaron los trece tantos hechos de Altuna III. En el otro bando, Ezkurdia presentó un balance negativo: seis más uno de saque gracias a la caída de Martija para la suma y ocho para la resta.

Cuarenta y tres minutos de telonero y la fragilidad de Murua y Erostarbe no son el parámetro ideal para calibrar la progresión de Gabirondo, ganador 22-10 junto a Darío. El pelaire llevó la voz cantante en un partido en el que pasaron de un 3-5 adverso a un 20-6 demoledor. El zaguero de Gaztelu, de 21 años, pegó cuatro buenos derechazos, incluido uno que rozó el rebote y otro con el mismo destino de no mediar la defensa de aire del zaguero rival. En ciertos momentos le costó colocarse bien para atacar. Hay que estar atento. Nadie le exigió de verdad. Ander Murua arregló el marcador en la recta final con un puñado de remates.