«¿Qué táctica seguiré?, eso me lo guardo para mí»
El de Otsagabia ya sólo piensa en el desafío que le enfrentará el 27 de abril en la plaza de toros de Tolosa a Julen Alberdi 'Txikia IV', con 14.000 euros en juego
Iker Vicente ya calienta motores para el desafío que le enfrentará el próximo 27 de abril en la plaza de toros de Tolosa a Julen ... Alberdi 'Txikia IV', en el que ambos se jugarán 7.000 euros. El trabajo consistirá en el corte de ocho troncos de 60 pulgadas y catorce kanaerdikos. La expectación es grande a pesar de que todavía quedan meses hasta la gran cita. Para el de Otsagabia, de 26 años, que estudió un grado de Actividades Físico-deportivas en Lumbier, supone el tercero de su carrera tras los realizados, también en Tolosa, ante Mikel Larrañaga en 2021 y Xabier Orbegozo 'Arria V' en 2020. En ambos salió vencedor.
– ¿Con qué edad comenzó con la aizkora?
– Desde muy pequeño. La primera vez creo que fue con cinco años, en Otsagabia, en una exhibición. Acabé muy contento y me dieron un trofeo. Lo guardo todavía en mi habitación. Copiaba lo que veía. Desde ahí hasta hoy, aunque espero estar mucho tiempo en activo si me respetan las lesiones. Ha habido aizkolaris a lo largo de la historia que han competido muchos años y otros que también han tenido que retirarse por alguna lesión grave.
– ¿Quién le metió el gusanillo en el cuerpo?
– Los aitas, Daniel y Marivi. También eran aizkolaris, al igual que mis primos.
– ¿Por qué la aizkora y no otros deportes?
– Cuando eres crío le das a todo. Jugué a pelota, de delantero, pero era más malo que arrancao. Y a fútbol también. Otro desastre con el balón, era delantero. En Otsagabia no había equipo y jugábamos con la Fundación Osasuna. Lo hacía para pasar el rato.
– ¿Recuerda su primer campeonato?
– Fue en Azpeitia, en el frontón Izarraitz. Era un Campeonato de Parejas. Tenía que competir con mi primo, Eneko Saralegi, pero tres días antes le operaron de apendicitis y al final competí con Eloy Corchero, de Araia. Tendría 15 años. Quedamos segundos, e nos ganaron Otaño y Zabaleta.
– Desde fuera parece sencillo cortar troncos, pero requiere habilidad, técnica y fuerza.
– La aizkora es un deporte bastante complicado, individual. Hay mucho trabajo por detrás, no es sólo salir y darle golpes a la madera con el hacha. Los entrenamientos llevan mucho trabajo y cuando compites hay que colocar previamente la madera y luego retirarla. Necesitas gente que te ayude. No hay un tronco igual que otro, ni madera igual. Cada día te encuentras una sorpresa y debes amoldarte.
«Con lo que gané en los desafíos contra Arria V y Larrañaga compré un caserío en Otsagabia y ahora es una casa rural»
– ¿Cómo es un día normal en la vida de un aizkolari?
– Hay que dedicarle muchas horas al entrenamiento, tanto de resistencia como de fuerza o de corte. Hay días que entreno por la mañana y otros, por la tarde. Martes y viernes voy a un gimnasio a Pamplona. Miércoles y sábado, si no tengo competición, corto a las tardes, y jueves y domingos hago resistencia. Salgo a correr o hago bicicleta estática si hace mal tiempo. Si hace bueno, ando en bici por los alrededores de Otsagabia y subo algún puerto. Los jueves toca descanso y aprovecho para ir al monte.
– ¿Cuántas horas entrena?
– No sabría decirte. En Navidades he estado un poco relajado, me he dejado llevar, pero en otoño, cuando se celebran los campeonatos importantes, aumenta la carga de trabajo. Hay días que te levantas con ganas de entrenar y otros menos.
– ¿Qué es más importante a la hora de cortar madera? ¿La técnica o la fuerza?
– Una mezcla de ambas cosas. Si fallas en alguno o no lo mejoras no tienes nada que hacer. La técnica es lo más importante, pero tener resistencia también ayuda.
– ¿La clave está en saber dosificar el esfuerzo?
– No es lo mismo una apuesta que un campeonato, donde vas a ciegas con la madera. No sabes de qué tipo va a ser. Tampoco tiene nada que ver con las exhibiciones. En la apuesta todo es diferente, cada uno lleva su madera, blanda o dura. En un campeonato gana siempre el mejor. En una apuesta influyen más factores; la madera, la táctica de cada uno, el día que tengas y cómo esté el rival. Ese día todo el mundo sale a tope y si no estás bien, por cualquier motivo, tratas de que se note lo menos posible.
– ¿Ha tenido algún accidente grave en su carrera?
– De pequeño tuve algún sustillo que otro, pero, afortunadamente, se quedó en nada. Me pegué con el hacha en un dedo del pie izquierdo. Nada importante, dos puntos. Chapa y pintura. Desde entonces, nada más.
– Vayamos al grano, en el desafío ambos van a encontrarse con ocho troncos de 60 pulgadas y 14 kanaerdikos...
– Es un trabajo largo y duro. De momento, lo importante es seguir entrenándonos, ya habrá tiempo para pensar en la táctica a seguir ese día. No es bueno adelantarse a los acontecimientos.
– Tardaron en ponerse de acuerdo en el bar Cantábrico de Tolosa para cerrar las condiciones del desafío...
– Casi dos horas. Nos costó un poco. La negociación fue dura. Cada uno tiraba por su lado, cada uno sabe lo que le conviene y lo que no, pero llegamos a un acuerdo.
«De pequeño me pegué con el hacha en un dedo del pie izquierdo y me dieron un par de puntos, chapa y pintura»
– En sus anteriores desafíos siempre se ha impuesto...
– El primero fue contra Xabier Orbegozo 'Arria V' en 2020, en Tolosa. Nos enfrentamos a ocho troncos de 60 pulgadas y doce kanaerdikos. Nos jugamos 12.000 euros. Fue muy exigente porque ellos trajeron doce troncos muy duros. Al año siguiente, también en Tolosa, me enfrenté a Mikel Larrañaga. Ese día fueron doce kanaerdikos y seis oinbikos, con 14.000 euros en juego. Recuerdo que la preparación fue muy dura. Era una apuesta en la que había mucha presión. Gané también y lo celebré a lo grande.
– Ahora hay 14.000 euros sobre la mesa. Palabras mayores.
– Parece mucho dinero, pero la preparación previa tiene muchos gastos. Si ganas te sirve para cubrirte y si queda algo puedes darte algún capricho. Con lo que gané en esos dos desafíos me compré una casa en Otsagabia, que ahora es una casa rural. Todavía la estoy pagando, me quedan siete años aún de crédito. Nadie se salva de los bancos.
– ¿Qué referencias tiene de su rival?
– Es muy completo, técnico, fuerte, con gran resistencia. Me ha dado mucha guerra los últimos años. Es joven y va a más. Mantenemos una rivalidad sana. Quería medirme a él para probar fuerzas, para comprobar quién es mejor de los dos. Este año he ganado el Campeonato de Navarra y la Copa de Oro y él ha ganado el Hacha de Oro, la Liga y el Campeonato de Gipuzkoa.
– ¿Qué tiene que no tenga usted?
– Físicamente es como un toro. Nunca se viene abajo, es muy constante en el trabajo y, además, muy técnico.
– ¿Cómo puede hacerle daño?
– Eso prefiero reservármelo para mí. Hay que guardarse algo siempre en el tintero por si acaso, para sorprenderle. Todos tenemos nuestros secretos.
– Mantener la concentración será básico...
– Es vital. El trabajo es muy largo y ambos tendremos que seguir luchando hasta el final. En un desafío puede pasar cualquier cosa que arruine todo el trabajo que has hecho antes. Se te puede atragantar un nudo o sufrir una pájara. Esto último ha pasado muchas veces.
– ¿Cuántas entradas ha reservado?
– Aún no he pedido ninguna, en anteriores desafíos dependía de los organizadores, pero siempre necesitas más de las que te dan. Sé que va a ir gente de Otsagabia porque es una apuesta diferente. Desde el día que desafié a Julen, la gente no ha dejado de animarme por la calle.
– Si gana, ¿cómo lo celebrará?
– Iré a cenar con los amigos, los que me ayudan habitualmente. Será una buena cena. Ese día adiós a la dieta y a todo. Me imagino que habrá juerga.
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