«Quería la de plata. La de oro es la más bonita pero pesa mucho»

Oro, plata y bronce, Chourraut ya tiene las tres medallas, una auténtica proeza. En la historia del slalom femenino solo la australiana Jessica Fox, tiene más, dos platas y bronce en K-1 y oro en C-1.

– En Tokio, ¿se veía con menos opciones de medalla que en anteriores olimpiadas?

– Yo tenía claro que no era favorita. Lo eran Jessica Fox y Ricarda Funk, que quedaron tercera y primera, y luego había muchas con opciones. Parecía que había dos plazas adjudicadas en el podio y que una docena podíamos luchar por la medalla que iba a quedar libre. Pero no fuimos con idea de pelear las medallas, sino de dar lo mejor de mi misma, ser rápida y acabar satisfecha con mis bajadas. Porque sabemos que si lo hago bien puede venir un buen resultado. Aunque eso no depende solo de mi, también de las rivales. En todo el ciclo olímpico Jessica y Ricarda habían ido mucho más rápido que yo y no me veía con opciones de seguir su estela. Eso me daba rabia, pero ahí ha estado Xabi para reconducir esa situación y hacerme ver que era en los Juegos cuando tenía que hacerlo bien, no antes.

– Dice que el objetivo era quedar satisfecha con su trabajo. Aparte del resultado, ¿fue así?

– Sí, quedé contenta, sobre todo porque el circuito era muy difícil y en el vídeo veo que todo el rato avanzo y avanzo. ¿Que se puede mejorar? Por supuesto. Hay centésimas aquí y allí, pero disfruté mucho. También habíamos sufrido mucho en los entrenamientos por el calor pero en general fueron unos Juegos muy positivos.

– ¿Incluso con la pandemia, en esa situación rara sin público?

– Sí, porque ya íbamos preparados para eso. No hay que olvidar que los Juegos Olímpicos finalmente se pudieron celebrar, cuando estuvieron en el aire hasta casi el último momento. Cuando arrancaron, para nosotros fueron unos Juegos más o menos normales. En la villa olímpica, coincidiendo con otros deportistas, entrenando y compitiendo.

– Su reacción al verse en el podio fue de incredulidad.

– Es que realmente no me lo creía. Había soñado mucho con esa medalla de plata, precisamente con la de plata.

– Pero imagino que no preferiría la de plata a la de oro...

– La de oro ya la tenía. Y claro que es la más bonita, pero pesa mucho, tiene mucha carga añadida. La de bronce no llena tanto y la de plata es la que quería, ya tengo las tres. Total, que las rivales iban fallando, que era lo normal porque el circuito era muy exigente, y me vi con la medalla de plata y no me lo creía. A día de hoy todavía me cuesta creerlo.

– ¿Cómo cree que le ven sus competidoras?

– Me siento respetada, supongo que por mi edad, pero yo también respeto a las demás y tenemos muy buena relación entre todas, somos como una familia, con un ambiente muy majo. Siempre digo que uno de los mejores momentos, o incluso el mejor de los Juegos es cuando, antes del desfile inaugural, nos juntamos todas y hacemos una foto delante de los aros olímpicos. Estamos muy unidas y nos alegramos o nos apenamos por los resultados de las demás. Cuando acaba la final hay muchas emociones, cada una tiene su película, alegrías y decepciones.

– Tras bajar del podio y hasta llegar a casa, de nuevo le tocó maremagnum de entrevistas, recepciones y demás. ¿Qué tal lo llevó?

– Con bastante tranquilidad para lo que es. El mismo día la alegría se te sale del cuerpo. Y aparece el cansancio. Y el tsunami que viene después hay que llevarlo con paciencia. He sentido que se me ha respetado mucho, no sé si porque dije que después de Río había acabado muy cansada... Y estoy muy agradecida por cómo se me ha tratado y por todo el calor que me han dado. Además, que ese calor no es solo cuando gano, también a la vuelta de Pekín 2008 con un resultado desastroso me hicieron un recibimiento de aúpa en el Atlético San Sebastián. Y esas cosas no se olvidan.