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Igor Otaegui posa con el equipo cadete del club deportivo Fortuna en el polideportivo Pío Baroja.
«Lucha de espadas a favor del respeto y la educación»
Kirolean errespetuz

«Lucha de espadas a favor del respeto y la educación»

Igor Otaegui, maestro de esgrima del club deportivo Fortuna, ensalza los valores de un deporte con una filosofía que potencia cualidades positivas desde la infancia

Sábado, 15 de junio 2024, 08:36

La disciplina, el respeto, y la educación son los valores que fomenta la esgrima. Un deporte desconocido para muchos con algún que otro estereotipo alrededor. En Donostia el CD Fortuna cuenta con 110 deportistas de todas las edades. Una sección muy arraigada en el club donostiarra desde sus inicios ya a principios del siglo XX. Tras un periodo en el que se dejó de practicar, con el maestro Igor Otaegui, se volvió a retomar hace treinta años. El club es uno de los referentes en Euskadi, trabaja en sala el sable y la espada, organiza diferentes competiciones y cursos de exhibición.

Desde los ocho años los más pequeños empiezan a practicarlo, aunque algunos con seis o siete años ya comienzan a interesarse. «Les enseñamos las reglas, lo que es el deporte de una forma sencilla. Mucha gente que empezó de niño y ahora está obteniendo grandes resultados», apunta Otaegui.

Explica que el aprendizaje se lleva a cabo a través de juegos, «es importante que se diviertan. Se trabaja la coordinación y la concentración sobre todo. También la autoestima, el entrenamiento, la inteligencia o cómo puedes superar tus retos. Es un deporte muy completo en todas las facetas».

La esgrima y su filosofía liga a la perfección con la campaña Kirolean Errespetuz, impulsada por este periódico y respaldada por la Diputación de Gipuzkoa, con la que se pretende erradicar los comportamientos antideportivos de los terrenos de juego. «Me parece una gran idea, la esgrima es un deporte que transmite valores positivos», proclama.

Más allá del rendimiento que se busca en los mayores, de niños prima inculcar valores. «La esgrima es un deporte en el que lo primero que se enseña es el respeto al árbitro, a las normas y al compañero. Tras un asalto siempre tienes que dar la mano al contrario, siempre. Aunque hayas perdido y no estés de acuerdo, siempre tienes que dar la mano como muestra de educación y respeto», explica Otaegui. Pero no solo al rival, también se le da la mano al maestro, «es la persona que te está enseñando y ayudándote a que aprendas esa actividad que te gusta».

Como en todo en la vida, en el deporte siempre hay decisiones que se toman que pueden gustarte o no. «Hay que saber jugar con las reglas, vivir con ellas y aprender que si el árbitro no coincide en algo que tú crees que es así, debes aprender a cambiarlo. Que si no se están consiguiendo los objetivos esperados habrá que hacer otra cosa diferente», detalla el maestro.

Es una forma de que aprendan desde la infancia a pensar y a cambiar el discurso. Se les anima a discurrir el motivo de algo que no les sale como quieren, aprenden a pensar el porqué, si pueden estar fallando y qué pueden hacer para hacerlo mejor. Así se consigue la mejora continua.

La esgrima es un deporte individual, pero con la peculiaridad que se entrena en equipo. Desde el CD Fortuna aseguran que «saben que todos son compañeros, pero que individualmente hay que pensar y dar lo mejor de uno mismo. Como eres tú el que está luchando, no dependes del equipo. Y nadie depende de ti. Es una ventaja. Los maestros te ayudan, pero eres tú el que va a tomar a la hora de la verdad la última decisión final, la importante».

Mucho estereotipo

Es un ajedrez en movimiento. No importa la condición física, el arma iguala a todos. Lo que importa es ser más listo que el otro. Desde el club animan a probarlo. «Hay mucho desconocimiento, mucha mitificación. Que si es muy caro, que es mentira. Que si es de elite para los nobles, tampoco. Que si es peligroso, cuando es de los deportes más seguros que hay, la gente se lesiona mucho más con el baloncesto que con la esgrima». Luchan contra esos mitos haciendo exhibiciones en los colegios.

Más allá de esos estereotipos, es un deporte, sobre todo, elegante, de ataque y defensa. «Tienes que pensar cómo engañar al contrario. Para tocarle y ver cómo defenderte. Es elegante porque es la plasticidad del movimiento, velocidad, coordinación, tienes unos elementos que coordinar y combinar, y lograr el tocado con equilibrio. Es un deporte muy bonito», define.

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