Javier Fernández: «Sigo aprendiendo y espero no perder nunca esa inquietud»

– ¿Qué le trae por aquí?

– Mi caso es especial porque soy entrenador pero sin mis propios alumnos. Lo que hago es visitar diferentes pistas de hielo, diferentes escuelas y aportar mis conocimientos.

– ¿Bajo el paraguas de qué institución o federación?

– De ninguna. Es el club, en este caso Izotz Anoeta, el que me invita y vengo por ellos, por los niños y niñas. Otra veces son las federaciones las que me llaman.

– No llego a entender que siendo uno de los mejores de la historia no tenga a la Federación Española o al Comité Olímpico Español detrás.

– (Se encoge de hombros). Hay algunas veces que trabajo para la Federación Española, pero solo cuando me contratan. Realmente en España no tenemos una pista de hielo que pueda funcionar como un centro de alto rendimiento, así que supongo que por eso tampoco se baraja tener un grupo de entrenamiento estable con entrenadores. Siempre he dicho que estoy abierto a posibilidades, teniendo claro que no tengo tanto dinero como para levantar yo solo una pista de hielo.

– Pues se pierde una oportunidad única con su experiencia y conocimiento.

– Puede ser. Se podrían haber hecho muchas cosas y haber aprovechado un poco más el tiempo en el que yo he estado compitiendo a alto nivel para generar un poquito más de 'boom' dentro de este deporte. Pero como son cosas que no se pueden controlar, en lugar de crearse pistas, se han cerrado pistas.

– ¿Qué visión tiene del patinaje artístico en San Sebastián?

– Aquí se están haciendo las cosas muy bien. San Sebastián siempre ha sido una plaza de mucho prestigio dentro de mi deporte. Lo importante es trabajar bien, querer mejorar, no solo como alumnos, sino también como entrenadores, y eso se hace. Quien considere que ya ha aprendido todo está muy confundido. Siempre se puede evolucionar, yo sigo mejorando, y espero no perder nunca esa inquietud por aprender.

– Euken Alberdi es ahora el guipuzcoano con más potencial.

– Es un chico que tiene bastante recorrido, muchas cosas buenas y un talento especial que hay que seguir puliendo como es normal. Tenemos que darle tiempo.

– Como usted, Alberdi ha tenido que salir fuera para progresar.

– Lo ideal es que no tengan que hacerlo, pero hace falta poner más medios aquí para evitarlo. He tenido discusiones y conversaciones para dar forma a un centro de alto rendimiento, pero al final no han fructificado. Ni los deportistas de hockey, curling y patinaje tenemos la posibilidad en España de construir algo más grande.

– ¿Cuánto echa de menos la competición?

– Nada. Mi etapa se cerró. Por suerte he sabido cerrarla, que no siempre es fácil. Ahora estoy enfocado en otras cosas, dando clases, haciendo exhibiciones, tengo una pequeña sociedad... Como deportista, sí echo de menos algunas cosas de las competiciones, pero no la competición en sí. Los nervios, la presión, no saber si te vas a caer... Eso no lo echo de menos.

– ¿Dónde encontraba la motivavación para seguir entrenando siendo ya el número uno del mundo?

– Nunca he necesitado a nadie que me dijera 'tienes que hacerlo, tienes que hacerlo, tienes que hacerlo'. Cuando realmente nace algo dentro de uno mismo que empuja a querer hacer algo, ya solo con eso, uno ya ha mejorado. Pero no solo en el patinaje sino en la vida. Fue una de las cosas que me hizo cambiar: autoexigirme porque siempre lo quería hacer bien. Siempre he tenido presente que cuando haces buenos entrenamientos o cuando luchas en los entrenamientos y vas mejorando, luego en las competiciones, tienes una probabilidad muy grande de que vayan bien. Es igual que si estudias para un examen; tienes una probabilidad grande de que salga bien, y viceversa. Ese ha sido siempre mi pensamiento.

– ¿...?

– Siempre me he considerado una persona de mente abierta, humilde, y eso ayuda a tener una mayor predisposicion al trabajo y al aprendizaje. Pese a los éxitos deportivos que he conseguido en mi carrera, no he cambiado mucho, sigo siendo el mismo que salí de casa hace mucho tiempo y mis padres tienen mucha parte de culpa de que sea así.

– ¿Dónde está el techo de Ilia Milinin, el patinador de 19 años al que apodan el 'dios de los cuádruples'?

– Hace cosas nunca vistas, así que la dificultad es irrebatible. Hace todos los cuádruples posibles, tiene todo repertorio, algo que era impensable hace cuatro años. Yo solo hacía dos cuádruples diferentes. Es técnicamente sobrehumano, pero sigue siendo todavía joven y tiene que mejorar muchas cosas. No tanto en cuanto a la técnica sino en su patinaje, expresión, conexión con el público...

– Un fuera de serie con 19 años. ¿Es síntoma de cómo avanza el deporte en general?

– Es un problema que muchas veces pasa porque los deportistas a veces se pierden en mitad del camino. Son campeones olímpicos o del mundo y desaparecen. Mantenerse durante ocho, nueve o diez años es lo que hace que la gente se enganche al deportista y al deporte. Los niños tienen que acercarse al deporte no solo para triunfar. No todo es ganar. En mi deporte trabajamos con frío, mucho cansancio, caídas... No es fácil. Pero al final lo que se aprende es a levantarse cada día, a esforzarse... Están afrontando una universidad paralela en la que ponen en práctica en el día a día lo aprendido en el hielo.