El golf camina hacia franquicias como en la NBA
El nuevo circuito saudí, el LIV, no cede y sigue dando pasos al margen de la PGA con formatos alejados de lo tradicional
Fracturado el golf profesional como no había pasado nunca al nacer un nuevo circuito –el saudí– al margen de la PGA, no hay por ... el momento visos de que se alcance un acuerdo que permita que todos los grandes golfistas compitan juntos.
Los tradicionales, los fieles a la PGA, por un lado, con Jon Rahm y el actual número uno, el norirlandés Rory Mcllroy, como principales espadas; por el otro, los que han dado el paso al circuito LIV atraídos por nuevos formatos y la lluvia de petrodólares.
Cada uno sigue su camino, no hay arreglo, y no tiene pinta de que lo vaya a haber antes de que los tribunales decidan si se sanciona o no a los golfistas que se han ido al LIV. A partir de ahí se aclarará si pueden jugar también los Grandes para los que hasta ahora era necesario estar bien clasificado en el ranking mundial.
Las claves
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Futuro circuito Liv Los equipos de cuatro viajarán juntos y asumirán los gastos de operaciones de su franquiciario
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Premios Dustin Johnson se ha embolsado 35 millones solo en premios en esta primera temporada
Por lo que pueda pasar, el LIV sigue dando pasos. Nació con tres premisas fundamentales: 54 hoyos en tres días y no los habituales 72 en cuatro días –de hecho el nombre del circuito, LIV, no es más que 54 en números romanos–, las salidas, con todos los jugadores empezando a la vez divididos por los diferentes hoyos del campo y terminando al mismo tiempo, y torneos sin corte, sin la presión de tener que finalizar en una posición para cobrar, pues el último clasificado en cada torneo recibe 120.000 dólares.
Y ahora va más allá: franquicias. Es lo que pretende hacer el LIV, una vez ha terminado su primera temporada en la que ha manejado un presupuesto de 1.500 millones. Doce equipos de cuatro jugadores y un suplente en el que cada uno podrá tener su patrocinador, sus acuerdos comerciales, su estructura, su imagen y su presupuesto. Es un modelo parecido al que se utiliza en las franquicias de la NBA. Adiós al golfista individual que compite de torneo en torneo en busca de puntos para ascender en el ranking.
Los equipos viajarán juntos y asumirán todos los gastos de operaciones de su franquicia, como los viajes, los servicios médicos, el marketing y cualquier otro personal. Está previsto que los equipos lleven la misma indumentaria y que, potencialmente, renuncien a los patrocinadores.
En el nuevo escenario que asoma el circuito LIV pasa a ser propietario del 75% de cada equipo, dejando el 25% restante a los capitanes. Así, Sergio García, Dustin Johnson, Bryson Dechambeau o Brooks Koepka serán propietarios del 25% de su cuadrilla. Y podrán hacerse transferencias de golfistas entre los conjuntos. «Es muy emocionante jugar al golf profesional y hacer negocios, pensar más en mi marca y en la de mi equipo», comentaba el chileno Joaco Niemann. El joven de 23 años, icono del golf latinoamericano, puede ser otro de los capitanes y piensa en hacer fichajes e incluso en un plan donde «el equipo viviera en la misma zona de Jupiter Florida y tuviera sus propias instalaciones, como un campo de prácticas solo para los integrantes de su equipo».
Otra de las novedades para 2023 será que los últimos cuatro clasificados perderán la categoría LIV y descenderán a las Internacional Series del Asian Tour.
Sin televisión por ahora
La idea del LIV es celebrar 14 torneos en todo el mundo entre febrero y septiembre, nueve de los cuales se disputarán en Estados Unidos y cinco en otros lugares del mundo: Reino Unido (Londres), Arabia Saudí, España (Valderrama), Malasia y México. Todos regados con dinero saudí. Dustin Johnson, por ejemplo, se ha embolsado 35 millones solo en premios en esta primera temporada, sin contar los cerca de 100 millones del contrato que le vincula al LIV.
El problema es que al LIV le falta un gran operador de televisión –las ocho pruebas se han emitido en abierto por Youtube y las pobres audiencias no han sido la mejor publicidad–. Sólo el tiempo dirá si el modelo de franquicia ayudará al fondo saudí a alcanzar el equilibrio, o a obtener beneficios, de su inversión, que será de casi 2.000 millones de dólares en 2023.
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