
«Estar en Augusta es un sueño»
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. El donostiarra Javier Erviti ejercerá de caddie del castellonense Josele Ballester, el último ganador del US Open amateur. «Es un campo que se le puede dar bien», aventura ErvitiAugusta siempre es especial. En este caso, todavía más. Dos guipuzcoanos tomarán parte desde mañana en una nueva edición del Masters de Augusta. A José ... María Olazabal, ganador de dos chaquetas verdes en 1994 y 1999 y por tanto con billete vitalicio, se le suma en esta ocasión el donostiarra Javier Erviti, que ejercerá de caddie del castellonense y debutante en Augusta, Josele Ballester, invitado por ser el último ganador del US Open amateur.
La presencia de Erviti, del club Basozabal, supone un nuevo espaldarazo para el golf de nuestro territorio en el que no solo florecen grandes jugadores sino también quienes les asesoran a la hora de ejecutar cada golpe en el campo. Pello Iguarán, Iñigo y Javier Urquizu y Xabier Gorospe son solo algunos ejemplos de jugadores que decidieron aparcar el profesionalismo para asumir otro papel.
Erviti ha trabajado en los últimos años con Carlota Ciganda, Renato Paratore y Adri Arnaus hasta que no hace mucho surgió la oportunidad de unirse a Josele Ballester. «Yo acababa de terminar mi relación con Adri (Arnaus) y la verdad es que necesitaba desconectar», cuenta Erviti a este periódico, «pero el mánager de Josele se puso en contacto conmigo y decidí tirar para adelante. Desde entonces hemos jugado el British amateur, el Europeo amateur y luego la previa del British Open. Congeniamos rápido, fue una experiencia muy bonita y así seguimos».
«Estar en Augusta es un sueño», admite, por la historia que tiene el campo, por ser uno de los cuatro Majors y por el vínculo con Gipuzkoa. «Mis primeros recuerdos en el mundo del golf son de cuando José Mari (Olazabal) ganó la chaqueta verde en el 94, cuando yo tenía 7 años y empezaba en este deporte. Para mí Augusta es todo, es el sitio, el campo número uno del mundo».
Descender Magnolia Lane –el camino entre árboles y flores que lleva al club– es algo que queda en el recuerdo de todo jugador de golf. «Es maravilloso. En mi primera vez (hace un mes) traté de bajar en coche todo lo lento que se podía para disfrutar de ese instante hasta llegar a la rotonda, con la bandera del torneo en el centro de la misma».
Por supuesto, Erviti vestirá de blanco de arriba abajo, con el característico 'mono de trabajo' que llevan los caddies en Augusta de acuerdo a la tradición. Al final del torneo podrá quedarse con la gorra y el libro de anotaciones, pero no con el mono, salvo que Ballester sea el ganador final. «Me he traído toda la ropa blanca para evitar líos por más que también recomiendan vestir de verde».
El papel de Erviti es claro: asesorar a Josele en cada golpe, por lo que el conocimiento y análisis del terreno debe ser exhaustivo. Así lo viene haciendo desde el lunes, en los primeros entrenamientos. Cada paso, cada oportunidad de pisar el terreno, es información a tener en cuenta en un campo de golf cuidado al detalle en el que cada hoyo recibe el nombre de una flor en recuerdo al vívero que ocupaba la zona antes de convertirse en campo de golf. «Hace cuatro semanas jugamos cuatro vueltas. Nos vino bien ir con el entrenador asistente de la universidad (de Josele) porque él nos dio pistas. Además en el club obligan a llevar caddy local cuando sales al campo, así que me ha ayudado mucho a la hora de ir cogiendo apuntes, cogiendo desniveles, apuntando bien los greenes... Ese trabajo previo ha hecho que llegue con más tranquilidad un mes después».
Y por supuesto, los consejos de veteranos son oro. «Jugar con tres ganadores de chaquetas verdes (Jon Rahm, Sergio García y José María Olazabal), con tres leyendas, como hicimos ayer es un lujo. Como caddie mi labor es escuchar mucho a la gente que sabe, a los que conocen bien el campo. Qué voy a decir de José Mari. Lleva muchísimos años siendo competitivo en este campo. Por algo será. Tiene un mérito terrible lo que hace año tras año, siendo competitivo en el Masters».
A la hora de desgranar los 18 hoyos, Erviti apunta que «hay bastante más desnivel del que se llega a apreciar en la tele». Y lo detalla hoyo por hoyo: «En el 1 ya empiezas con un desnivel hacia abajo, en el 2 también hay mucho desnivel, en el 4, el segundo golpe del 5, el 6 también va para abajo, el 8 es todo en subida, el segundo golpe en el 9, el primer golpe del 10, el segundo golpe del 11, el 12 es bastante plano, el segundo golpe en el 13 lo pegas con la bola mucho más alta que los pies... La verdad que las calles no son nada estrechas, quitando obviamente alguna, la del 7, la del 14, la del 17 y quizás la del 18. En esos hoyos es importante estar en calle. ¿Y los greenes? Son bastante diabólicos, tienen muchas pendientes que en la tele no se llega a ver y habrá que ver cómo de rápido los ponen. Cuanta más experiencia tienes en Augusta, mejor sabes estar en los sitios, mejor sabes fallar y con lo cual la recuperación es más fácil».
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Erviti considera que el campo de Augusta se adapta «bastante bien» a las características de un «pegador largo» como Josele. «Al ser las calles no tan estrechas, los pegadores largos pueden desviarse un poco más, con lo cual nos puede beneficiar. En hoyos como el 2 si sopla un poco de viento a favor se puede pasar el búnker, en el hoyo 3 puedes volar todos los búnkers y ya puedes dejar cerca de green, en el hoyo 8 también si hay un poco de brisa a favor va a volar el búnker... Con un poco más de calor de lo que hacía hace un mes y algo de brisa a favor, Josele puede salir beneficiado. Luego, claro, los greenes son bastante diabólicos y ahí habrá que estar finos, pero él es muy bueno también con el juego corto. Es un campo que se le puede adaptar bien a él, aunque claro es su primer año».
Y desvela que de acuerdo a esas características «hemos venido con un híbrido. Él suele llevar un hierro 3, pero viendo que este campo se asemeja mejor en su distancia a un híbrido. Para la salida del hoyo 1 por ejemplo; para la salida del hoyo 10, que hay que mover la bola; para pegar igual algún golpe al green; para la salida del 14...».
A la hora de aventurarse hasta dónde puede llegar Ballester, Erviti apunta alto. «Es muy difícil saberlo, pero el potencial lo tiene. Es muy buen chico, muy trabajador, muy maduro para su edad. Sus padres son olímpicos: su padre en natación (José Luis Ballester) y su madre (Sonia Barrio) en hockey hierba, oro en Barcelona. La disciplina y la actitud la tiene, le pega fuerte a la bola, le pega bien, tiene una calidad de bola increíble, tiene muy buen juego corto... Por ahora compagina el deporte con los estudios pero cuando tire solo por el golf, progresará mucho. Conociéndole seguro que todo lo que no sea número uno del mundo, él no se va a conformar».
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