Antón Legorburu

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Antón Legorburu
Antón Legorburu (Donostia, 2001) se proclamó hace un mes subcampeón del mundo de Seven en Los Ángeles formando parte de una selección estatal que hizo ... historia. Residente en Málaga, donde vive la mayor parte del año al estar allí concentrado el bloque que compite en las Series Mundiales, pasa unos días en Donostia antes de afrontar el siguiente reto, el Campeonato de Europa. Con la carrera de Administración y Dirección de Empresas recién terminada, su sueño son los Juegos Olímpicos en Los Ángeles.
– ¿Con ganas de volver a casa después del subcampeonato?
– Sí, sí. Ten en cuenta que nosotros estamos en una concentración permanente en Málaga y para mí volver a casa no es volver a Málaga, es venir a Donostia. Ahora aún estaré uno días más antes juntarnos en Málaga a preparar la siguiente Serie Mundial.
– Ha pasado casi un mes del sorprendente subcampeonato. Han tenido tiempo de asimilarlo ¿Qué conclusiones saca?
– El que haya pasado el tiempo ayuda a darnos cuenta de lo que hemos hecho porque al haber perdido la final nos quedamos con esa sensación mala de haber perdido el último partido y nos costó tiempo darnos cuenta de que habíamos jugado una final contra Sudáfrica. Ahora lo analizas y piensas que a principio de temporada nadie daba un duro porque quedáramos segundos.
– Ese inconformismo habla muy bien de la ambición del grupo ¿no cree?
– Totalmente. Además me acuerdo que nada más ganar la semifinal el seleccionador nos dijo que estaba genial, que disfrutáramos cada momento pero que peleáramos a tope por ganar la final. Esa es la ambición que nos exigimos. Ahora tenemos pendiente el oro para la temporada que viene. Lo tenemos ya entre ceja y ceja.
– ¿Cuándo ven que pueden hacer algo grande?
– Al llegar a semifinales. Pasaban los dos primeros de cada grupo y empezamos perdiendo contra Australia que sobre el papel era el rival más fácil. Luego teníamos que ganar a Nueva Zelanda y a Fidji para estar en semifinales. Y a Fidji por una diferencia de puntos. Y cuando nos metimos en semifinales fue cuando nos dijimos: 'Ojo, ya estamos aquí. Cuidado'.
– Y luego dan la sorpresa contra Argentina en semifinales...
– Sorprendemos a Argentina a la que llevábamos bastantes años sin ganarles. Nos tenían comida la tostada y logramos dar el sorpresón.
– Esta es su segunda temporada con la selección de Seven.
– Es mi segunda temporada con contrato y siendo un fijo. Desde que subí a la Sub-18 me habían llamado a alguna concentración puntual para tenerme en el radar, pero con contrato es mi segunda temporada.
– ¿Cómo está viviendo la evolución del Seven?
– La verdad es que las cosas están cambiando mucho. Mis compañeros que llevan más tiempo que yo cuentan que en Los Ángeles había entre 10 y 15 cámaras grabando los entrenamientos y hace diez años no venían ni nuestros padres a sacarnos fotos.
– En Los Ángeles han logrado el subcampeonato y en Los Ángeles son los próximos Juegos Olímpicos. ¿Son una obsesión?
– Es el gran objetivo. Lo comentamos en el mismo vestuario el día de la final. Nos dijimos que dentro de tres años teníamos que volver a estar ahí. Es el objetivo máximo. Es complicado porque hay pocas plazas y en Europa hay mucho nivel, pero aunque quedan tres años ya lo tenemos en el radar.
– El Seven es una modalidad que en el Bera Bera siempre se ha cuidado mucho. ¿Ha facilitado eso su paso del rugby XV al VII?
– Totalmente. El Bera Bera es el club de donde yo he salido y ahí siempre se ha apostado mucho por el rugby VII. Desde categorías inferiores, en los calentamientos, al acabar los entrenamientos. Así es mucho más fácil el cambio.
– Ahora, ¿prefiere el XV o el VII?
– Ahora estoy centrado en el VII pero no descarto una vuelta al XV.
– Y una curiosidad. Con 11 años usted destacó en el Antiguoko pero escogió el rugby ¿El motivo?
– La elección se me adelantó por el Mundial 2011 en Nueva Zelanda. Fui con mi padre un mes para conocer el país y aprovechamos y vimos un par de partidos. Recuerdo que uno fue el partido inaugural entre Nueva Zelanda y Tonga, con las dos equipos haciendo la haka a la vez. Guapísimo. Tenía diez años pero nunca se me olvidará ese viaje. Y a la vuelta les dije a mis padres que sólo quería jugar a rugby y dejé el fútbol de nivel, aunque seguí jugando con mis amigos. Ese viaje tiene la culpa de que juegue a rugby.
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