El Aviron por fin celebra en Anoeta

Habrá quien crea que lo rutinario puede perder encanto vista la entrada de Anoeta ayer. Que convertir en un evento anual algo que en principio debía ser ocasional no engancha. Que un partido liguero como otro cualquiera no atrae en Donostia y no moviliza a tantos aficionados como sí lo hicieron las semifinales del Top 14 del año pasado. El coliseo amaratarra lució una entrada más pobre que en otras ocasiones que albergó un partido de rugby -en torno a 25.000 espectadores-, y casualmente aquellos que decidieron no acudir a Anoeta se perdieron una de las grandes victorias del Aviron en la capital guipuzcoana.

El Stade Rochelais visitaba Donostia como colíder del Top 14 francés. El público de Anoeta ya conocía al conjunto amarillo ya que disputó las semifinales la pasada campaña. Cayó ante el Toulouse, que a la postre sería campeón. El Aviron, por su parte, encaraba el encuentro rondando los puestos de descenso. El cuadro de Iparralde dispone de un buen plantel esta temporada, todavía por hacer, pero que sigue siendo algo irregular. La semana pasada cayó con la cabeza altapor 30-27 en Bourdeos, ante el tercero de la tabla, lo que habla a las claras que los blanquiazules son un grupo competitivo.

El Aviron bajó del autobús a la altura de la antigua Venta del Curro y los jugadores entraron caminando al estadio y recibieron el aliento de su público, mayoritario como no podía ser de otra manera ayer.

Con esa garra y ese impulso de su gente salieron los de Baiona al campo. En los primeros quince minutos arrollaron a los de La Rochelle y se pusieron 20-0 arriba con dos ensayos. Era un resultado que nadie hubiera imaginado antes del partido. Los amarillos trataron de meterse en el partido y apretaron antes del descanso, pero Maqala en un contragolpe culminó una gran jugada y realizó el tercer ensayo de la tarde en Anoeta para colocar el 25-0 en el marcador al descanso. Los allí presentes no daban crédito a lo que se estaba viviendo en Donostia. En el inicio del segundo tiempo, Camille Lopez aumentó la renta con un nuevo ensayo. Los más optimistas comenzaron a soñar con dejar a cero a todo un gigante como es el Stade Rochelais. La victoria ya parecía improbable que se escapase, pero parecía el día para hacer sangre. Finalmente, a diez minutos del final, los visitantes realizaron un ensayo y la posterior conversión para sumar sus únicos puntos al marcador que se cerró en 37-7.

Los desplazados desde Baiona por fin pudieron gritar de alegría y celebrar una importante victoria que abre hueco con el descenso. Eran dos años seguidos viajando hasta Donostia para ver a su equipo perder y por fin cambiaron la tendencia. La entrada no fue la mejor, pero aun así fue mayor que los 14.000 que puede acoger el Jean Danger de Baiona.

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