Zourdine Thior: «Mi propia afición me ha gritado mono»
El exrealista sufrió hace un mes en Urritxe injurias de sus propios seguidores del Logroñés y ha sido apartado del equipo por encararse con uno
Zourdine Thior no se llama Vinicius, no juega en el Real Madrid, no disputa la Champions League, no tiene continuamente a la prensa pisándole ... los talones, no sabe lo que es la fama, ni lo que es ganar millones de euros. Es un futbolista modesto. En lo único que coincide con el astro brasileño es que también ha sufrido en sus propias carnes insultos de los aficionados en un campo de fútbol por el color de su piel, algo que debería ser erradicado de raíz, independientemente de la categoría en la que se juegue.
Los hechos tuvieron lugar hace un mes en Urritxe, en el partido que enfrentaba al Amorebieta y a la Unión Deportiva Logroñés, uno de los dos conjuntos de la capital del Ebro que militan en Primera REF. Los seguidores riojanos desplazados a la localidad vizcaína para animar a su equipo la tomaron con él, comenzaron a insultarle hasta que agotaron su paciencia. Zourdine le recriminó su actitud a uno de ellos y por dicho motivo fue apartado del equipo. El club riojano rescindió su contrato hace dos semanas –tenía firmado lo que resta de temporada y otro año más– y el jugador se encuentra ahora sin equipo. El extremo sigue viviendo en Logroño a la espera de regresar a Orio para pasar página y pensar ya en la próxima temporada. Quiere seguir jugando a fútbol, aunque aún desconoce en qué club lo hará la próxima temporada.
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Thior llegó a Orio desde Senegal cuando tenía nueve años. Su padre llevaba tiempo residiendo en la localidad costera guipuzcoana. Comenzó a jugar a fútbol en el Orioko, equipo del que pasó después al Zarautz. Los técnicos de la Real se fijaron en él y le llevaron a Zubieta para que demostrara su talento en las categorías inferiores. Tras su paso por la entidad blanquiazul, decidió hacer las maletas y prosiguió su carrera en el Andorra antes de recalar en la Unión Deportiva Logroñés.
«Todos somos personas, tenemos corazón y, quieras que no, esas cosas te afectan. He recibido muchas amenazas, pero ahora estoy más tranquilo. Después del partido de Amorebieta lo pasé muy mal. Es algo triste, pero afortunadamente ya ha pasado. No se lo deseo a nadie», afirma.
Thior es de caracter tranquilo. «La gente que me conoce sabe que yo no salto si no me provocan. Cometí un grave error al ir a recliminarle su actitud. Por eso me han apartdo del equipo. La gente dice que le agredí, pero sólo le agarré de la camiseta».
La Unión Deportiva Logroñés le ha abierto un expediente disciplinario y le ha apartado del equipo. «De un tiempo a esta parte se han pasado muchos límites. Nadie tiene derecho a insultarme sin haber hecho nada. Ni a mí, ni a mi padre. Me llamaron mono y en esas circustancias cualquiera saltaría. Sé que no hice bien y pido perdón», proclama.
El paso del tiempo ha sido la mejor medicina. «Ya lo he dejado atrás, está olvidado, no quiero darle más vueltas, aunque lo pasé muy mal en un primer momento».
Lamenta que no se trata de un episodio aislado. «En Las Gaunas me llamaban mono. Y lo malo es que era tu propia afición. No solo a mí, también a mi compañero Claudio Méndez, que está cedido por el Las Palmas. Con él se han metido mucho más que conmigo. También he recibido una pasada de insultos racistas en redes sociales, me han mandado emoticonos de monos, me han escrito 'vete a trepar a un árbol', 'eres un desnutrido', 'vuélvete a África'. En un primer momento me sorprendió que el club no sacase un comunicado en defensa de sus jugadores».
Su relato es duro. «Al final lo que haces es no entrar en redes sociales, te quedas completamente al margen de tus compañeros. Seguía al equipo por Instagram. Y, quieras que no, eso te afecta. Dejé de leer mensajes en el móvil y sólo quería centrarme en el equipo. Y a pesar de que no lo hacía, daba igual. Cada vez que jugábamos en casa, para algunos jugadores parecía que lo hacíamos fuera. Repito, en Amorebieta se metieron conmigo y con mi padre. Después del partido intenté hablar con ese aficionado y volvieron a insultarnos a los dos».
Considera que «así no se puede ir por la vida, y menos siendo de tu propio equipo. Los aficionados no pueden hacer lo que les dé la gana en un campo de fútbol, independientemente de la categoría de la que se juegue. A un jugador puedes llamarle malo, torpe, pero de ahí a insultarle va un mundo. Lo hacen para hacerte daño. No es algo espontáneo. Cuando sucede, lo que hay que intentar es olvidarlo cuanto antes. Nunca me había sucedido nada igual, no había tenido ningún problema en un campo de fútbol».
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