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Samuel García
O Carballiño (Ourense)
Sábado, 14 de diciembre 2024, 20:06
La esperanza y mejoría de sensaciones que dejó el estreno triunfal de Albert Carbó en el banquillo del Real Unión se esfumó con una incontestable derrota ante Arenteiro (3-0), que hizo lo que quiso, y perdonó una goleada mayor, ante un cuadro fronterizo indolente, frágil en defensa e inexistente en ataque. Seis derrotas consecutivas a domicilio encadena el colectivo irundarra, con una media de más de tres goles encajados en esas salidas.
La sensación de inferioridad del Real Unión fue incontestable desde el inicio, cediendo la iniciativa a un Arenteiro instalado sin oposición en campo contrario. Incidió el bando anfitrión, como había avanzado Raúl Jardiel en la previa, en generar superioridades por los costados, con Berardozzi y Diego Conde logrando mucha profundidad. Las incursiones ofensivas del lateral fueron un dolor de cabeza para el bloque fronterizo desde el primer minuto, cuando Santos, lateral sin el refuerzo de Javi Domínguez, se cargó con una rigurosa amarilla al derribar al jugador argentino. De esa falta pudo sacar petróleo el equipo ourensano por medio de Enol, que no llegó a concretar un remate al escorarse hacia su pierna izquierda.
Arenteiro
Diego; Jordan (Rivelott, min. 75), Javi Moreno, Mángel, Berardozzi; Tarsi, Martín Solar (Adrián Cruz, min. 83); Diego Gómez (Marcos, min. 83), David Ferreiro (Tiago, min. 78), Pascu; y Enol (Baselga, min. 75).
3
-
0
Real Unión
Wright; Santos (Víctor Eimil, min 75), Olaortua (Quintana, min. 62), Yeimar Mosquera, Munroe; Garrido (Joseca, min. 62), Vidorreta, Quique Rivero, Aranzabe; Sergio Benito (Asier Benito, min. 75) y Obi (Cayarga, min. 79).
Arbitro Clemente Manrique (C.T. Tenerife). Amonestó al local Jordan y a los visitantes Santos, Munroe y Quique Rivero.
Goles 1-0 David Ferreiro (min. 10). 2-0 Pascu (min. 32). 3-0 Berardozzi (min. 58)
Incidencias Espiñedo. 1.100 espectadores.
Con problemas en los carriles exteriores, y aplastado en la parcela central, el cuadro de Albert Carbó, que introdujo tres novedades en el once con respecto a su debut, solo pudo aguantar el asedio local diez minutos, cuando el mago David Ferreiro empaló una volea con su pierna mala directa a la escuadra, tras un centro de Martín Solar que había peinado en el segundo palo Santos.
El Real Unión no mostró síntomas de reacción hasta el ecuador del primer periodo, superado por la presión rival y con el problema añadido de ver cómo Munroe también se cargaba con una amarilla al cuarto de hora. Enol, con Vidorreta en la banda recuperándose de un fuerte balonazo en la cara, rondó el segundo antes de que el cuadro txuribeltz cambiase el paso de forma fugaz, hilvanando algunas jugadas en campo contrario y generando cierto peligro a balón parado. Yeimar Mosquera, en una falta lateral, fue el primero en acercarse al portal defendido por Diego, aliviado, poco después, al ver cómo Obi desperdiciaba una doble ocasión, con Vidorreta ejerciendo de enemigo en primera instancia al taponar un plástico remate del atacante a la salida de un córner.
Que el Real Unión saliese de su coraza dio pie a un breve ida y vuelta del que el Arenteiro, de nuevo con un David Ferreiro estelar, en esta ocasión en el rol de asistente ante un Sergio Santos desbordado en labores defensivas, sacó tajada con un segundo tanto, obra de Pascu, de caño en un golpeo con poco ángulo sobre Wright (2-0). Incapaz de sostener un cuerpo a cuerpo, el equipo que adiestra Albert Carbó volvió a ordenarse en bloque bajo y se conformó con no recibir más daños hasta alcanzar un descanso que no fue punto de inflexión. Munroe, en un valle sin llegadas al área, pudo descontar con un golpeo demasiado cruzado.
El Arenteiro volvió a firmar otro gran comienzo en el segundo acto, con una secuencia de claras aproximaciones durante diez minutos. Obi, en el minuto 55, no pudo rematar un centro raso de Garrido, que había sorprendido en una contra, pero Berardozzi, tres después, y en una nueva acción en la que el Arenteiro logró ganar la línea de fondo, confirmó la sentencia a más de media hora para el final. La inferioridad visitante era tal que Carbó, muy tarde, optó por reforzar los costados para dejar morir el encuentro sin que la herida fuese más grande. El revulsivo Joseca, muy querido en Espiñedo, dejó, en el ocaso, algunos destellos sobre un pésimo y alarmante rendimiento colectivo.
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