Inevitablemente, se te va la vista al Giro. La etapa de la Vuelta no dejó nada digno de mención mientras la carrera italiana está llena ... de alicientes. Nos quedaremos con el triunfo de Tim Wellens y con los paisajes de Ordesa, tan cerca y tan desconocidos para muchos. Una vez que íbamos a ver la cola de caballo no nos dejaron pasar porque teníamos un perrito. Era muy pequeño, pero ni por esas, estaba prohibido.
Se veía que la experiencia de Wellens en el trío iba a ser clave, y así fue. Me recuerda a un compañero suyo que está corriendo el Giro, Thomas de Gendt. Wellens a menor escala, pero también lo intenta hasta que lo consigue. Son del mismo estilo.
Es una pena que hoy no se pueda hacer la etapa del Tourmalet, que habría sido terrorífica. Ha quedado convertida en una etapa para niños. La Vuelta empezó fuerte, pero ahora no está en el terreno más atractivo. Habrá que esperar a Moncalvillo y a La Farrapona para volver a entrar en calor.
No se le ven puntos débiles a Roglic ni a su equipo. Al revés, van para arriba. El Movistar tendrá mucho que decir en esta Vuelta y tendrá que intentarlo. Tendrán muy difícil repetir lo de Lekunberri, cuando dieron la versión súper por un día.
Es inevitable volver al Giro. Muchas veces se ha cambiado de líder el último día, lo sé por experiencia, pero llegar a la etapa final con el mismo tiempo es increíble. Histórico. Y menos mal que la última etapa no es el paseo triunfal como en París o Madrid. ¡Imagínate que la etapa fuera en línea! Ni homenaje al líder ni nada, ¿cómo no vas a intentar algo en las bonificaciones o como sea? Hindley y Geoghegan Hart están separados por centésimas. Ayer no pudo acercarse al podio Pello Bilbao, pero bastante ha hecho. A estas alturas, las fuerzas escasean. Almeida puede ser peligroso a la hora de conservar el cuarto puesto. A partir de mañana la Vuelta asume todo el protagonismo.
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