Once llegadas en alto y montaña de sobra
La Vuelta a España roza los Alpes en Italia, pasa los Pirineos, se decantará en Asturias y deja como postre envenenado la Bola del Mundo
Menú degustación de montaña en la Vuelta a España. Numeroso y variado. Once llegadas en alto de distinta índole repartidas en las tres semanas de ... carrera: dos de categoría especial, seis de primera, dos de segunda y una de cuarta. Roza los Alpes los primeros días, pasa por los Pirineos, Asturias presenta cartas suficientes para decidir la carrera y La Bola del Mundo, más arriba de Navacerrada, como postre envenenado.
Repite el emblemático Angliru. La organización rescata cimas como Cerler, que marcó época. Y la Bola del Mundo marca el punto de mayor altitud, a 2.254 metros. La prueba sube por tercera vez a su cima tras las victorias de Ezequiel Mosquera en 2010 y Denis Menchov en 2012.
Por cierto, un grupo ecologista ha solicitado que no se hagan los últimos cuatro kilómetros y que la etapa finalice en el puerto de Navacerrada, lugar habitual de paso para la carrera la víspera de llegar a Madrid. Argumenta que «es una zona a 1.800 metros que tiene un ecosistema de montaña muy delicado y cualquier intervención humana produce un fuerte impacto».
Seguro que la organización de la Vuelta también está pendiente de la evolución de los incendios en León, Orense y Asturias, que pueden afectar al desarrollo de algunas etapas. Faltan todavía dos semanas para que el pelotón recale en aquellas rutas.
La prueba arranca el sábado con un recorrido en línea entre Turín y Novara. Es probable que el domingo ya se marquen las primeras diferencias en la general en la llegada a Limone Piamonte, en Italia, en las inmediaciones de los Alpes, lo mismo que Ceres, localidad piamontesa a la que los corredores llegarán el lunes. El martes entrarán en Francia y sobrepasarán los 2.000 metros de altitud en el col de Lautaret, ascendido por la vertiente de Briançon antes de iniciar un largo descenso hasta Voiron.
La caravana se trasladará a Cataluña para introducirse en los Pirineos, que presentan una jornada andorrana con final en la estación invernal de Pal y otra oscense en dirección a Cerler.
Navarra y Bizkaia
El final en Valdezcaray, largo pero no exigente, servirá de puente para las dos etapas vascas, la que acabará en la cima navarra de Belagua el martes 2 de septiembre y la Bilbao-Bilbao del miércoles 3 con El Vivero y la empinada subida de Pike bidea como posibles jueces.
Los hombres de la general estarán muy pendientes de las etapas asturianas, la del temido y temible Angliru el viernes 5 y el largo acceso a La Farrapona-Lagos de Somiedo el sábado 6, precedido por una subida catalogada de primera pero con distancia y pendientes propias de un especial: San Llaurienzu (10,1 kilómetros al 8,5% de porcentaje medio), próximo a La Senda del Oso y el espectacular tramo del desfiladero de Valdecerezales.
Quedarán para la última semana platos de montaña como los de Castro de Herville, El Morredero y la Bola del Mundo, pero las ventajas en la general condicionarán seguramente el desarrollo de la ronda. La caza de etapas jugará su papel en función de la estrategia que adopte el equipo que defiende el maillot rojo.
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