Menos mal que Perico Matxain, nuestro director de aficionado y luego de profesional en Fagor, no nos daba abrazos de felicitación como el de Matxin ... ayer a Philipsen, porque con la envergadura que tenía nos habría hundido las costillas. Eran otros tiempos... El amigo Matxin estaba emocionado. No es para menos. Menudo año lleva o llevan en el UAE, equipo ganador del Tour con Pogacar.
Me vienen a la mente dos abrazos muy diferentes, sinceros ambos. Uno de verdadero sentimiento y cariño lo recibí de José Manuel Fuente 'El Tarangu' cuando vencí en el Campeonato de España en Barcelona en 1973, el mismo año del Mundial que ganó Gimondi en Montjuic. Terminamos doce y al día siguiente un diario deportivo catalán tituló así la crónica de la carrera: 'Los 12 de la fama'. Otro abrazo que tengo grabado a fuego en la memoria es el que me dio Agustín Tamames en el velódromo de Anoeta cuando me arrebató el maillot amarillo el último día de la Vuelta de 1975. Conservo una fotografía de aquel instante. También fue franco, pero aquella vez el copón se fue a Salamanca en lugar de Oiartzun. Les aseguro que no tuve las mismas sensaciones, como se dice ahora, que con el de Fuente.
El pelotón vivió ayer 230 kilómetros infernales, sobre todo en el tramo final. Siete grados de temperatura, lluvia, viento de cara... Más infernales, si cabe, fueron para Cattaneo, al que por un momento vi ganador de la etapa. También Aranburu despertó ilusiones. Astana filtró al ezkiotarra y a Luis León Sánchez en la escapada de trece corredores. Alguien debió leer la cartilla en el hotel por lo sucedido la víspera. En el transcurso de la etapa me acordé de cuántas veces he oído en los boletines de noticias la noticia de «cadenas en el puerto de Padornelo». Salía todos los días de muy mal tiempo. La carrera pasó por la carretera antigua, pero creo que el problema de la nieve está resuelto con una autovía.
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