El Giro acaparó la atención de la jornada. Si la víspera la Vuelta tuvo más interés que la carrera italiana, ayer fue al revés. Ver ... el Stelvio es una maravilla, verlo, no subirlo. Me trajo muchos recuerdos, de cuando ganó Galdos y acabó segundo el Giro. Por cierto, que entonces había muchísima más nieve que ayer. Recuerdo que se prohibió tajantemente que los coches utilizasen el claxon por el peligro de provocar avalanchas.
Tácticamente, habrá opiniones distintas, pero el Sunweb actuó bien. No podía parar a Hindley a esperar a Kelderman. Con alguien que se descuelga tan lejos de meta te arriesgas a perderlo todo. Luego se defendió muy bien, pero el equipo no podía esperarle. Asistimos al espectáculo lamentable y peligroso de que no pudieran ponerse el impermeable. Tendrán que pensar en encontrar algo más fácil...
En la Vuelta, se le ve más tranquilo a Roglic, con menos tensión aunque el equipo anda peor que en el Tour, salvo Kuss. Lo bonito fue la subida a la Laguna Negra, no confundir con las Lagunas de Neila. Hizo daño, y si no que se lo digan a Chaves, que por una avería perdió un tiempo importante y no es ningún fuera de serie en la contrarreloj.
Tuvo que cambiar de bici, pero le quedaba enorme y se vio obligado a hacer otro cambio. Para evitar eso, desde siempre los equipos se preocupan de tener un corredor de similar altura que el líder. Si no lo hay, siempre es mejor que sea un poco más pequeño, porque si no, no llega a los pedales. Me recordó a cuando éramos chavales en Altzibar. La gente entraba al bar y nosotros les cogíamos las bicis para dar una vuelta, sin permiso. Como no llegábamos, metíamos la pierna entre el cuadro y así andábamos. Nos poníamos perdidos de grasa de la cadena.
El Movistar no estuvo como en Lekunberri, algo difícil de repetir, en una etapa que sí tuvo algo en común con el Giro: el viento y el frío.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión