Etapa engañosa. Las fugas con treinta y tantos ciclistas son peligrosas, más todavía si en ella se cuela una china en el zapato llamada Alejandro ... Valverde. Con el murciano no te puedes permitir el lujo de pensar que tiene 40 años y ya no es el mismo de antes. Obligó al Ineos a trabajar a fondo en cabeza del pelotón. La jornada me hizo recordar el desarrollo habitual de la Subida a Urkiola, con dos pasos por la misma subida. Esta vez era Orduña, otro puerto con historia.
La primera semana de carrera ha servido para comprobar que ni Jumbo, ni el propio Ineos conservan el nivel del Tour. No son tan dominantes como los que hemos visto en ediciones recientes de la ronda gala. Porque Valverde no se le hubiera ido de esa manera en Orduña al Kuus que vimos en septiembre tanto en los Pirineos como en los Alpes. Las escuadras más fuertes del pelotón no transmiten ahora esa seguridad y etapas en las que trabajas a fondo prácticamente desde el inicio se le hacen largas al que defiende. No olvidemos que falta todavía lo más duro.
Esa circunstancia provoca incertidumbre en la Vuelta y aumenta los incentivos para atacar. Movistar se ha dado cuenta de ello y ha comenzado a mover piezas. Puede que no sea el único conjunto que adopte esa estrategia.
Lamentablemente para el propio Valverde y para Omar Fraile, no hubo entente entre ambos y lo aprovechó Woods para llevarse la victoria. También era una buena oportunidad para Alex Aranburu, que llevaba a su compañero Fraile por delante después de que se partiera la escapada. Eso permitió al ezkiotarra ir a rueda en la persecución. Sin embargo, los representantes de Astana no pudieron aprovechar esa superioridad posicional.
No conozco el alto del Moncalvillo, pero su longitud y sus porcentajes, sobre todo los de la parte final, invitan a pensar en un final exigente. Si es que no se mueven ya en el puerto anterior... Como ayer.
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