La crono por equipos, en desuso y tan bonita
Turner sorprende a los Alpecin en el sprint y Gaudu arrebata el maillot rojo a Vingegaard gracias al puestómetro la víspera del primer test serio
La Vuelta llega este miércoles a su escenario original tras el periplo italiano y francés. Lo hace con una contrarreloj por equipos, disciplina desterrada en ... parte por las carreras de tres semanas... salvo la ronda española, que recurre a ella por cuarta edición consecutiva. Esta vez no inaugura la prueba, como aquel 26 de agosto de 2023 en el que la noche se echó encima de los últimos corredores en las calles de Barcelona. Dos aviones esperaban a los corredores la tarde de ayer en Grenoble tras la etapa para desplazarse a la Ciudad Condal, donde pernoctaron.
La cita es en Figueres, completamente llana y sobre 24 kilómetros, distancia lo suficientemente larga para que los equipos demuestren su verdadero valor e inferior a extremos traicioneros que contribuyen a desvirtuar la clasificación. Porque los tiempos reales valen para la general.
La mayoría de los equipos han preparado con mimo este primer test real para los candidatos a la victoria en Madrid. Quién dará el primer relevo, el orden en el que irán colocados, la distancia en la que deben tirar al frente de la fila y hasta dónde llegará cada uno son detalles definidos con antelación.
En los tiempos de Jon Odriozola al frente de Euskaltel y Euskadi-Murias, el director acostumbraba a reunir a los corredores en Landa, al lado del embalse alavés de Uribarri-Ganboa, para ensayar la modalidad y adquirir técnica. También acudían de vez en cuando al velódromo para afinar los relevos y realizar al mismo tiempo test biomecánicos.
Hoy en día es habitual que los equipos aprovechen circuitos de automovilismo como el de Los Arcos en Navarra para perfeccionar los relevos y llevar a cabo pruebas de campo. Aunque en los últimos tiempos muchos organizadores de carreras hayan prescindido de ella, la modalidad conservar su prestigio y es un excelente escaparate para las firmas publicitarias.
Al margen de la chocante victoria de Ben Turner, la etapa de Voiron trajo consigo el cambio de líder. Gaudu, 25º en la línea de meta, arrebata el maillot rojo a Vingegaard, 42º. Diecisiete puestos de diferencia con los que el francés remonta los ocho con los que partía el danés. Ambos siguen en el mismo tiempo.
Seguramente se trata de una cesión eventual porque el Visma de Vingegaard parte en la crono por equipos como principal favorito. Los pronósticos le sitúan por encima del Groupama de Gaudu, que de todas maneras tendrá a su lado a rodadores de la talla de Küng y Armirail, consumados contrarrelojistas. También el UAE de Almeida y Ayuso debe entrar en un juego que reordenará la general y marcará de alguna manera las estrategias de los mejores corredores en las etapas pirenaicas con final en Pal el jueves y en Cerler el viernes. Tres jornadas clarificadoras.
Turner sorprende
Si David Gaudu sorprendió a Mads Pedersen la víspera, Ben Turner hizo lo propio con Jasper Philipsen este martes en Voiron, en un final enrevesado con numerosas rotondas e isletas. Los lanzadores de Alpecin aparecieron en cabeza a las puertas del último kilómetro. Parecía la repetición de la película del sábado en Novara. Varió el desenlace.
Que dos corredores del mismo equipo, Jasper Philipsen y Edward Planckaert en este caso, acaben segundo y tercero en un sprint cuando en teoría están llamados a sumar en lugar de ir cada uno por su cuenta, refleja que no maniobraron de la mejor manera posible. Los pequeños errores se pagan caro a esa velocidad. Un borrón para Alpecin, máquina bien engrasada la mayoría de las ocasiones.
Turner, un gigante de 1,94 de estatura que en su día compaginó la carretera con el ciclo-cross, ganó por la mano a la pareja belga, menos sincronizada de lo habitual. Ineos, otrora dominador absoluto, gana actualmente de otra manera, con otro estilo.
No abundan en la Vuelta las etapas aptas para las formaciones con hombres rápidos. Sus compañeros mantienen frescas las piernas antes de que se cumpla la primera semana de carrera. Por eso cerraron la puerta a los aventureros en un inicio de etapa que incluía las ascensiones a Montgenévre y Lautaret, este de segunda con sus 2.056 metros de altitud. La fuga de cuatro corredores estuvo bajo control en todo momento, como el intento a 28 kilómetros de meta de Bruno Armirail, al que L'Equipe situaba hace un mes en la órbita del Ineos para 2026.
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