Jornada de descanso necesaria para deshumidificar, para reponer fuerzas. Me viene a la memoria la importancia que tuvo Orduña en la Vuelta. En nuestra época ... imponía mucho respeto y en sus rampas se desarrollaron grandes batallas entre Ocaña y Fuente, por ejemplo. Hoy se sube dos veces y la segunda ascensión se corona a 18 kilómetros de meta, por lo que puede dar juego.
Orduña es un histórico, como Urkiola o más. Si aprietas desde abajo hace daño y su cercanía a meta, que no suele ser tanta habitualmente, le da mucho más aliciente a esta ascensión. Cambia la estrategia de carrera.
Espero que los ciclistas aprovecharan ayer para desentumecer músculos y engrasar el organismo, en previsión de lo que viene. Me da la sensación de que el viento palomero ya ha soplado todo lo que tenía que soplar, que ya es historia. El clima se endurece y se acercan etapas complicadas, que se adentran en territorios bonitos.
Esperemos que los resultados de los controles no nos den un disgusto y que las severas medidas bajo las que se desarrolla la Vuelta mantengan el tema del coronavirus controlado. Es importante que siga así. Afortunadamente, tanto el Tour como el Giro consiguieron llegar hasta la última meta y ese es el reto que tiene ahora la Vuelta en una situación que nos tiene a todos con el miedo en el cuerpo.
Sigo disfrutando de la victoria de Ion Izagirre en Formigal, que fue extraordinaria. Pero estoy admirado del papel que tuvo su hermano Gorka, que me recordó mucho al que desempeñó con Nairo Quintana el año que ayudó al colombiano a ganar el Giro. Fue el ormaiztegiarra el que le llevó en aquella etapa terrible de frío y nieve y le puso en camino al triunfo. Está claro que estos dos hermanos son duros, que van muy bien con el frío y en condiciones adversas en las que otros se encogen.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión