El botillero de Mikel Unanue transmitía dos tipos de consejo a su pelotari. Si perdía el tanto, le decía 'así no'. Y si lo ganaba, ' ... así sí'. Mensajes concisos y claros. Presumía además de que el zurdo de Añorga no había perdido ningún partido con él en la silla, señal de que hacía muy bien las cosas. Desde estas líneas mando un saludo a Enrique Erentxun.
Eso mismo vale con Primoz Roglic. Si la víspera su manera de correr se hizo acreedora a un 'así no', camino de Valdepeñas de Jaén se ganó un 'así sí'. Trabajó su equipo, encontró la colaboración de otros, esperó el momento oportuno para lanzar el ataque definitivo, no tomó riesgos en ninguna bajada... Todo lo contrario que 24 horas antes. Y es un análisis independiente del resultado final, de su victoria de etapa, la segunda en esta Vuelta. No es a mí a quien tiene que dar explicaciones el esloveno sobre lo que hizo en la etapa de Rincón de la Victoria, hay analistas que opinan lo contrario que yo, pero sigo en mis trece. No encuentro lógica a sus maniobras.
Asistimos a un bonito y emocionante final. Enric Mas enseñó los dientes, nunca mejor dicho. Y esta vez para morder. Porque puso en aprietos a Roglic. Le obligó a medir bien sus fuerzas. Nada de arrancar e irme cuando quiero. El mallorquín aparcó las dificultades del día anterior y mostró su mejor cara en un repecho que en teoría no se adecuaba a sus características. Esta vez fue superior a su compañero de equipo Superman López.
Extraordinario Magnus Cort, corredor difícil de domesticar. Salió respondón. Estuvo a punto de dar al traste con el trabajo de varios equipos: Jumbo, BikeExchange, Ineos y Movistar. Ya había ganado en Cullera y volvió a demostrar su calidad en tierras productoras de un excelente aceite. Tuve la suerte de volar en avión a baja altura sobre ellas y les confieso que el paisaje de los olivares de Jaén es una verdadera maravilla.
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