Fuera de serie y fuera de control

Desde ese punto de vista estamos ante una carrera más abierta... aunque no para el peldaño más alto del podio. De todas maneras, no nos descuidemos porque faltan casi dos semanas enteras en las que puede ocurrir de todo.

También es un Tour anómalo por el número de caídas y la relevancia que han tenido. Los accidentes de los primeros días han arruinado las aspiraciones de ciclistas importantes, incluidos algunos que se han ido para casa, como Roglic, la principal alternativa a Pogacar. Otros, como Superman López o Thomas, siguen pero lastrados por la pérdida de tiempo o por las consecuencias de sus accidentes. Van Aert ha desaparecido de la lucha por la general, lo mismo que Nibali.

Varios corredores entraron fuera de control el domingo en Tignes. Las exigentes condiciones meteorológicas que soportaron durante la jornada podían aconsejar una ampliación del porcentaje de tiempo permitido. Era una opción. Otras veces, en cambio, hemos visto a pelotones nutridos saltarse el tope máximo confiados en que los jueces y la organización no se atreverían a eliminar de golpe a tantos ciclistas. Esos mismos eran los primeros en atacar al día siguiente para hacer sufrir de nuevo a quienes se habían vaciado para cumplir el reglamento. Eso sí que me parece injusto. Recuerdo una Tirreno-Adriático en la que sucedió esto y la organización tuvo arrestos para no repescar a los eliminados, quienes de esa manera vieron truncada la preparación para la Milán-San Remo. Obraron con equidad.