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«No me pongáis nervioso»

Domingo, 4 de julio 2021

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Siempre se relaciona la dureza del Tour con el calor, pero les aseguro que estos días de lluvia y frío son peores. La edición de 1996, la última de Indurain, aquella en la que no pudo lograr su sexta victoria, fue de esta guisa. No es nuevo ver a los corredores parar para ponerse ropa seca en el transcurso de la carrera. He visto hacerlo al mismísimo Eddy Merckx en una Milán-San Remo. Se cambió de camiseta interior, de maillot... y ganó.

Más curioso es el caso de José Manuel Fuente, pero por distintas razones. Si había pisado un charco, se detenía y cambiaba de culote porque se le había ensuciado. Imaginen la cara del director. Si le decían algo, la respuesta del Tarangu era tajante: «Cauen mi madre, no me pongáis nervioso».

Los días de cero grados son soportables en seco. Si vas mojado, basta que el termómetro baje a diez grados para que te entre el telele. Si te abrigas mucho, te asfixias. Y si vas ligero de ropa, te congelas. Es complicado encontrar el término medio. Eché de menos a aficionados con periódicos para los corredores en la cima de los puertos. Ese tipo de papel seca lo que está mojado y no deja pasar el aire.

La caída de McNulty, compañero de Pogacar, en el descenso del Cormet de Roseland me trajo malos recuerdos. Miró atrás en una fracción de segundo y acabó en la hierba. El difunto Santesteban hizo lo mismo para comprobar dónde venía Linares, a quien esperaba, y se estrelló contra un quitamiedos que le segó la vida.

Enorme O'Connor, que salta al segundo puesto de la general con el triunfo en Tignes. Se aprovechó de la inocencia de Higuita y Quintana, que dieron demasiado la cara en lugar de jugar con los intereses de O'Connor en la clasificación.

A Pogacar, mejor dejarle como está. Que no le cabreen mucho, por si acaso.

Este lunes, jornada de descanso. De tanto sofá, incluso yo voy a agradecerlo. Imaginen los corredores.

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