Cuenta la historia, o la leyenda, que La Planche des Belles Filles debe su nombre al grupo de mujeres que durante la Guerra de los ... Treinta Años se lanzaron al vacío y murieron ahogadas para evitar ser violadas y asesinadas por soldados suecos. Tras lo sucedido ayer, hay razones para cambiar el nombre deportivo a esa cima. La denominaría La Planche des Belles Jumbos por la debacle del equipo neerlandés. Pudieron tirarse todos al lago, encabezados por Roglic. Sus compañeros no tienen culpa de nada. En todo caso deberán cargar con la responsabilidad al jefe de filas y sus directores.
Les faltó llegar con más ventaja a la crono. Lo había intentando Roglic con ataques cortos y a base de bonificaciones. Toda la vida ha sido mejor llegar con dos minutos de renta que con 57 segundos. Por mucha ventaja que tengas, nunca estás tranquilo. Después de visto es fácil decirlo, pero ya avisábamos hace unos días de que el Jumbo-Visma llevaba en carroza a Pogacar. Pudieron jugar más bazas, por ejemplo las de Dumoulin y Kuus, pero apostaron por un solo líder a pesar de ser el equipo más potente del pelotón con diferencia.
No es la primera vez que ocurre. El ejemplo más parecido es el de Lemond con Fignon en el Tour de 1989 y aquella contrarreloj de los Campos Elíseos. El estadounidense ganó sin equipo después de que los hombres de Fignon hicieran todo el trabajo. Y no me quiero acordar de lo que le sucedió al León de Astigarraga el último día de la Vuelta a España de 1975. Les garantizo que Roglic no lo olvidará nunca. Sé de lo que escribo.
Porte sube al podio en el último Tour que corre, según ha declarado. Imaginen su alegría. López perdió su crédito para las generales. Y es la primera vez que Landa obtiene provecho de una crono. Un año perdió el podio por uno o dos segundos. Ayer se llevó el cuarto puesto por nueve. Y sigo sin comprender cómo se le ha escapado el premio de la Montaña a Carapaz.
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