Milan salva una caída en el último kilómetro y gana un sprint reducido
Camino a los Alpes, en un recorrido sin apenas dificultades orográficas, el sprint parecía el desenlace lógico de una etapa que tuvo en la lluvia ... y en las rotondas su principal peligro. Una caída al paso por la pancarta del último kilómetro trastocó el desenlace final, pero no el resultado esperado porque el italiano Jonathan Milan no quedó cortado como Merlier y fue el más rápido de un sprint que disputaron únicamente siete corredores. Segunda victoria para el corredor del Lidl-Trek en este Tour de Francia que afianza un poco más su maillot verde. Los principales hombres del pelotón no se vieron afectados y entraron cortados, aunque todos con el mismo tiempo.
A la espera de lo que a partir de este jueves pueda suceder en las últimas etapas de alta montaña, el pelotón afrontó la jornada sabedor de que los secundarios iban a tratar de buscar su jornada de gloria a través de una escapada. Que fuese o no consentida iba a ser cosa de los equipos con sprinters.
Así que desde la salida los intentos de formar una fuga que contase, al menos de inicio, con el beneplácito del gran grupo se sucedieron hasta que en el kilómetro cuatro Quentin Parcher (Groupama), Vincenzo Albanese (EF), Mathieu Burgaudeau (Total Energies) y Jonas Abrahamsen (Uno-X) lograron coger unos metros y emprendieron una aventura con pocos visos de alcanzar la gloria.
Los cuatro se entendieron bien y fueron haciendo camino, logrando abrir un hueco de más de tres minutos sobre un pelotón que, formada la fuga del día, se tomó la jornada con relativa tranquilidad, con los Lidl-Trek y los Soudal asumiendo en el mando de las operaciones.
Sin embargo, fue Ineos quien decidió dar un giro de guion a la etapa y poco antes de afrontar la ascensión al Perthuis imprimió un fuerte ritmo en la cabeza del grupo para tratar de descabalgar a los sprinters. El resultado fue que el pelotón se partió en varios grupos, quedando el de Milan y Merlier a un minuto del paquete principal.
El acelerón hizo que la renta de los fugados bajara hasta los 30 segundos, pero el trabajo del Lidl-Trek para devolver a Milan al gran grupo dio sus frutos y, una vez reintegrado, Ineos desapareció y regresó la calma, lo que supuso un respiro para los cuatro escapados, que volvieron a abrir hueco.
Carlos Rodríguez y Julian Alaphilippe fueron dos de los implicados en una caída sin consecuencias a poco más de 50 kilómetros de la meta tras la cual Wout Van Aert (Visma) trató de salir a a por los escapados y probar fortuna. El belga, que había tenido que cambiar de bicicleta por una avería, logró reducir la desventaja a poco más de 20 segundos pero no fue más allá y terminó siendo cazado por el gran grupo justo cuando la lluvia hacía acto de presencia.
Restaban unos 30 kilómetros y la ventaja de Parcher, Albanese, Abrahamsen y Burgaudeau era de 34 segundos. Estaban sentenciados.
Abrahamsen se negó a aceptar su destino y probó a irse en solitario, con la lluvia como aliada, pero a poco más de cuatro kilómetros de la llegada fue engullido por el grupo, ya lanzado.
La caída bajo la pancarta del kilómetro final rompió la disciplina del grupo y siete corredores se jugaron la victoria al sprint. Entre ellos no estaba Merlier pero sí Milan, que no desaprovechó la oportunidad, probablemente la última porque Montmartre, que se sube tres veces en los kilómetros finales antes de alcanzar los Campos Elíseos, parece demasiado para él.
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