Borrar
Julian Alaphilippe AFP
Tour de Francia

Liberté, égalité, fatalité

Pinot rendido, Bardet retirado, Alaphilippe melancólico y Martin rezagado; ¿qué le pasa al ciclismo francés?

Sábado, 12 de septiembre 2020

Comenta

El sol no brilla tanto en este Tour. Julian Alaphilippe (Deceuninck) no viste de amarillo y la carrera sufre de nostalgia del año pasado, cuando todos los días eran una fiesta. La carrera llega a Lyon, la tercera ciudad de Francia, y no es bien recibida por el alcalde. Thibaut Pinot (Groupama), rendido. Romain Bardet (Ag2r), retirado y preparando las maletas para cruzar el Rin y fichar por el Sunweb alemán. Guillaume Martin (Cofidis), el mejor francés, undécimo. Hacía diez años que no faltaba un galo entre los diez primeros a estas alturas de carrera. ¿Qué le pasa al ciclismo francés?

En busca de un ganador del Tour desde 1985, último triunfo de Bernard Hinault, el país no encuentra sustituto. Apostó por Pinot y Bardet, sabiendo que eran apuestas perdedoras. Corredores con potencial de ganador en París, al primero le perdía su inconstancia y al segundo, su incapacidad para abrir huecos. Y, en esas estaba el ciclismo galo cuando llegó el Tour de 2019. El Tour de Alaphilippe.

Un año después, el ciclista del Deceuninck, avisó de que esta vez no lucharía por la general, pero no se le quiso creer. Empezó el Tour y el segundo día ganó en Niza de forma brillante y fue líder. Pero perdió del maillot de forma lastimosa -por recoger un bidón fuera del espacio reglamentario- y ha acusado ese golpe más de lo que se podría esperar.

Se le ve ausente estos días. Se cayó a la entrada del puente de Ré y se levantó con toda la parsimonia del mundo, respondió tarde al ataque de Hirschi (Sunweb) en Sarran y no pudo salir con Felipe Martínez (EF) en el Puy Mary. Ayer se volvió a mover, pero de nuevo sin ese brillo tan suyo.

En etapas como las del martes, miércoles o ayer, antes del final las figuras tienen tiempo para ocuparse de sus cosas. ¿En qué va pensando Alaphilippe?

A los 28 años, empieza a sentir la presión de Francia para que se convierta en un corredor de vueltas de tres semanas. La inercia eterna del ciclismo meridional, desdeñoso de las clásicas y las victorias parciales. Pero el mensaje cala y Alaphilippe se estaría planteando dar un giro a su carrera a partir de 2022, una vez concluya su contrato con el Deceuninck, que está en vigor para esta temporada y la próxima.

No es solo una cuestión externa. El mosquetero ha probado la magia del maillot amarillo y, claro, le gusta. No le van a faltar ofertas, encamine su carrera por una vía o por la contraria. En 2022 tendrá 30 años, la plena madurez. Si termina por apostar por el Tour, deberá realizar importantes cambios. Su primo y entrenador, Franck Alaphilippe, reconoció en 'Ouest France' que hablan de esta posible evolución «de vez en cuando. Si se diera el caso, necesitaría una preparación diferente, más orientada a sus características de escalador».

Su tipología es adecuada, con 1,73 y 62 kilos. Debería remodelar su pedaleo en montaña, lo que hará que pierda muchas de sus cualidades como rematador. Probablemente, debería incluir en su preparación más concentraciones en altitud y modificar su calendario, con más carreras por etapas y menos clásicas, unas carreras que adora y que han dado sentido a su trayectoria profesional, al menos hasta el Tour del año pasado.

La posibilidad de dar un giro a su carrera iría unida a un cambio de equipo, donde podría encontrar el respaldo adecuado para sus ambiciones. La filosofía del Deceuninck no incluye poner todo el equipo al servicio del líder de la general, sino a seleccionar diferentes objetivos en función de cada jornada, como en este Tour hace, sin ir más lejos, con Alaphilippe y Sam Bennett.

Además, el francés es consciente de que en su equipo milita Remco Evenepoel y que la irrupción del joven belga promete ser (aún más) arrolladora. El flamenco sí puede tener la fuerza suficiente como para obligar a Patrick Lefevere a cambiar la forma de entender su equipo, que tantos triunfos le da al cabo del año.

La referencia de Donostia

Aunque Francia analiza al microscopio si Alaphilippe está melancólico o no, su entorno transmite tranquilidad. «Si hubiéramos querido disputar la general, habríamos realizado otra aproximación al Tour, con más vueltas y menos clásicas en Italia» tras el confinamiento, dice su preparador.

14ª etapa | Clermont-Ferrand - Lyon. 194 km.

  • KM. 46 El Bora acelera. Comienza el puerto de segunda y el equipo de Sagan imprime un ritmo fuerte con el objetivo de descolgar a Sam Bennett. El irlandés se queda y comienza una espectacular persecución, pero el Deceuninck no logra volver.

  • KM. 122 El Deceuninck se rinde. El equipo de Sam Bennett desiste de la larguísima persecución al pelotón, roto por el Bora en el col du Béal, setenta kilómetros más atrás. Esta vez, el equipo de Sagan cuenta con la ayuda del CCC de Trentin.

  • KM. 189 Bernal se mueve. Ataca Alaphilippe en la cota de Duchère y el colombiano salta a por él tratando de sorprender al líder, pero Roglic no se despista y cierra el hueco de inmediato. Tiejs Benoot va en cabeza, lanzando la estrategia del Sunweb.

  • KM. 194 Gana Kragh Andersen. El danés lanza su ataque a tres kilómetros de la meta y sorprende al grupo de cabeza, donde pugnan Sagan, Alaphilippe y Van Avermaet, entre otros. Logra diez segundos de ventaja y los hace valer en la meta de Lyon.

La presencia del Mundial una semana después del Tour también ha condicionado su planificación, ya que ha tomado como referencia 2018, cuando hacer el Tour «día a día», le permitió ganar dos etapas y la montaña, antes de imponerse en la Clásica de San Sebastián el sábado siguiente a París. «Al contrario que el año pasado -explica Alaphilippe- no terminé saturado el Tour 2018, lo que me permitió ganar en San Sebastián. La Clásica no es un Mundial, es difícil de comparar, pero el timing es el mismo y es perfecto para mí, con seis días de recuperación después de la llegada a los Campos Elíseos». Preguntado por si un maillot arcoíris compensaría un mal Tour, no duda. «Sí». En esas cosas va pensando Alaphilippe.

Del podio... hacia abajo

Aunque tanto Pinot (3º en 2014) como Bardet (2º en 2016 y 3º en 2017) han pisado el podio de París, probablemente Francia no ha visto tan cerca la opción de volver a ganar el Tour como con Alaphilippe el año pasado, aunque acabase quinto.

Pinot, tras su hundimiento, anunció que abandona sus aspiraciones de ganar un día el Tour. Bernard Hinault le atacó con fiereza y le descalificó como candidato, lo que le valió una severa reprimenda de L'Equipe. Así bajan las aguas. Por su parte, Bardet ya había renunciado a este Tour e iba a correr el Giro. El coronavirus obligó a cambiar de planes a su equipo. También ha renunciado a soportar el peso de ser el delfín, el aspirante. A los 29 años, pone tierra de por medio y correrá en el Sunweb a partir de 2021.

Guillaume Martin, tercero hasta el viernes y tercero en el Dauphiné, ha sido expulsado del paraíso del top 10. Y, sin embargo, el ciclismo francés es referente. Con unas estructuras de equipos (tres en el World Tour, cinco en el Tour), calendario, equipos, organizaciones modélicas, no termina de salir un ganador de París. Y hay cierto pesimismo. Liberté, égalité... y fatalité.

Dos etapas ganadas, con Alaphilippey Nans Peters

Francia suma dos etapas ganadas en este Tour, con Julian Alaphilippe en la segunda jornada en Niza, y Nans Peters (Agr2) -que ayer perdió a Pierre Latour-, en la octava en Loudenvielle. El ciclista del Deceuninck fue maillot amarillo tres días. Es un balance bastante mejor que el de otros países de gran tradición ciclista.

Ni Italia, ni España, ni Holanda han ganado una etapa y Bélgica suma las dos de Wout Van Aert, que además es el primero de su país en la general, 29º. El mejor clasificado con licencia española es Mikel Landa (8º), el mejor francés es Martin (11º), holandés Dumoulin (12º) e italiano Caruso (15º).

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Liberté, égalité, fatalité

Liberté, égalité, fatalité