Las cosas en su sitio
Anunciamos que la clave podía estar en La Madeleine y el equipo Visma, valiente desde la primera etapa, lo intentó con toda el alma. Era ... el sitio. Rompieron la carrera a falta de muchos kilómetros en el punto donde de verdad podían hacer daño a Pogacar e intentar luchar por la victoria final. No solo en la subida, incluso en la bajada llevaron al maillot amarillo siempre nervioso. Jorgenson realizó un gran trabajo. Pero Pogacar no necesita un equipo muy potente porque, simplemente, el más fuerte es él.
Chapeau a Visma y a Vingegaard, que lo intentaron a tope ante un un rival imbatible. Chapeau también a O'Connor, que supo aprovechar el momento táctico idóneo. Cuando Vingegaard vio que no eran capaces de poner en aprietos a Pogacar en la subida y en la bajada de La Madeleine, mandó parar a Jorgenson. Era el momento para que los demás aprovecharan la situación. O'Connor y Rubio estuvieron vivos. Felix Gall y Roglic, en cambio, se quedaron dormidos. Tenían la misma oportunidad de tirar hacia delante porque Vingegaard y Pogacar se habrían vigilado.
Esta acción me recuerda, salvando las distancias, cómo ganamos la etapa de la Vuelta a España con Mikel Iturria. Empleamos la misma estrategia. El de Urnieta se quedó en el puerto anterior a meta, donde atacaron Aranburu y Gorka Izagirre. Por detrás, Iturria fue capaz de llegar junto a otros dos corredores y cuando alcanzaron a los dos en fuga le dije que atacara con todo el alma porque era nuestro día. Y demostró lo buen corredor que era al ganar una de las etapas más bonitas como director, además en casa.
Siempre es importante leer bien las carreras y ayer Red Bull y Decathlon lo hicieron muy mal. El tercer puesto del podio sigue abierto después de esa nefasta gestión, con Onley brillante al final de carrera.
Veremos hoy la actitud de Visma, si se tomará o no un respiro. Porque Pogacar ha puesto las cosas en su sitio.
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