Empieza un Tour de Francia en el que todos o casi todos creen que el vencedor final será Pogacar. Hay motivos sobrados para pensar así. ... Pero como bien decía mi buen amigo 'El Chava' Jiménez, hasta el rabo todo es toro.
La carrera parte muy al norte del país galo, en unas carreteras que conozco tanto de mi época de corredor como de mi experiencia de director del equipo Orbea. Son propicias para las emboscadas. Veremos si la primera semana depara sorpresas. Aunque el potencial de formaciones como UAE y Visma limita esa posibilidad, los corredores fuertes no deberán perder la atención sobre rutas estrechas y traicioneras, mezcla entre lo que puedes encontrarte en la París-Roubaix y en la Lieja-Bastogne-Lieja.
Pogacar sale con el cartel de favorito por la magnífica temporada que lleva y sobre todo por su cercana actuación en el Dauphiné. Cuenta con ventaja psicológica sobre Vingegaard, principal alternativa, y Evenepoel, al que sitúo en un tercer plano. Es un aspecto importante entre ciclistas de semejante talla.
Por contra, tengo claro que Vingegaard y Evenepoel han preparado el Tour mejor que Pogacar, un animal de la naturaleza al que podría llegar cuando menos se espera el momento de pagar semejante sucesión de exhibiciones. De hecho, considero que él mismo es su principal enemigo. Y con un rival de la talla de Vingegaard, los excesos, al igual que los descuidos, cuestan caro. Su equipo, el Visma, viene de vencer en el Giro de Italia con Simon Yates, por lo que llega al Tour con buena parte de los deberes hechos, con nada que perder y mucho que ganar.
No solo de favoritos vive el Tour. Me da mucha pena ver solo dos vascos en la línea de salida de Lille. Son muy pocos. Se veía venir con la evolución de los últimos años. Ya resultó preocupante quedarse sin ningún equipo. Esto incrementa la angustia.
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