Que el ciclismo brille en Donostia

Nuestra ciudad vio llegar a la Grande Boucle por vez primera en 1949. Tuvieron que pasar 43 años hasta que la mejor carrera ciclista del mundo volviera hasta Donostia. Para nuestra generación, la imagen de Indurain atravesando el Boulevard es una imagen icónica que mantenemos en la memoria.

Ahora, 31 años después, el Tour llega nuevamente a Donostia. Y lo hace, con la confianza por parte de la organización en todo un país que va a responder a este reto mayúsculo. Porque mayúsculo es el objetivo de poder estar a la altura logística y organizativa que implica un evento deportivo global como el Tour, sólo superado en audiencia por los Juegos Olímpicos o el Mundial de fútbol.

Euskadi y Donostia van a ser el epicentro mundial de algo grande durante varios días. Nuestra ciudad será llegada de la segunda etapa y acogerá el paso de la tercera, camino de Baiona. Disfrutaremos de varios días de espectáculo pleno: deporte y afición se encargarán de hacer visible lo que somos, y cómo queremos que nos reconozcan.

El ingente esfuerzo que todo ello implica merece la pena. Por un lado nos mostrará al mundo como un país moderno, que vive el deporte y que puede estar a la altura de los mejores.

Por otro, permitirá que la afición local, una de las mejores del planeta ciclismo, pueda sentirse parte de algo en lo que muchos desean estar, y en lo que nosotros ya estamos, por derecho propio.

Creo que ser sede del Grand Départ Tour de France 2023 es un orgullo que debemos vivir y compartir conscientemente. Creo que haríamos mal si no valoramos como se merece el hecho de que el Tour vincule su nombre a Euskadi y a Donostia. Todo ello es una responsabilidad, pero también es motivo de orgullo.

Es momento de dejarnos llevar, de disfrutar del espectáculo de ser parte por unos días de un evento que volverá a ser un instante de nuestra memoria colectiva. Hagámoslo brillar.