Condenada al éxito
La fuga del día tenía numerosos ingredientes para que llegara hasta el final. El mejor colocado en la general estaba a veintitrés minutos del líder
La fatiga que percibo en el pelotón es una de las razones por las que cuajan escapadas como la de ayer. Una fuga de catorce ... más uno, no de quince corredores. Me refiero a que Movistar, interesado siempre en la clasificación por equipos, no colocó a ningún corredor en una aventura que tenía todos los visos de fructificar. Ello obligó a Marc Soler a una caza que posiblemente pagó en los kilómetros finales, cuando se decidió el ganador de la etapa. El desgaste se acusa. Si no, que se lo pregunten a Rui Costa, quien no pudo llegar al grupo de cabeza después de una intensa persecución. Estuvo a 18 segundos. Le perjudicó que pararan la fila de coches, algo que también le sucedió a Soler, aunque en un lugar con menor perjuicio. Lo que peor me parece es que los jueces árbitros no actúen igual todos los días en este tema. A veces dejan la hilera de automóviles. La fuga estaba condenada al éxito desde su inicio. Porque iban buenos rodadores, incluidos varios sprinters como el ganador Impey o Stuyven, y el mejor clasificado en la general estaba a veintitrés minutos del líder. Le fallaron las fuerzas al final a Roche. El terreno presentaba dureza y era importante calcular bien. Impey llegó desde atrás para vencer.
Peter Sagan, el maillot verde, llegó el último a meta
Por detrás, en el pelotón, Bardet realizó una pequeña prueba en la subida final. Le secundó Richie Porte. Los antiguos compañeros del australiano, el equipo Ineos, no permitieron alegrías. Controlaron hasta el final. El cansancio también se dejó notar en que el pelotón llegó partido en dos. El último, importante en número, dejó una anécdota. El maillot verde, Peter Sagan, cruzó la línea de meta en último lugar. Ya es difícil verle en una posición tan retrasada. Ya saben aquello de que los últimos serán los primeros. Estando el eslovaco de por medio, tampoco me extrañaría.
Empujar el coche para enchufar la batería
El recorrido era 'pestoso' de verdad, con siete puertos puntuables y otros veinte que no puntuaban. Además, el Tour ha vivido una sucesión de jornadas largas que pesarán en las piernas de los corredores cuando llegue la hora de la verdad. Veremos qué sucede hoy. Pienso que la igualdad que ha presidido hasta el momento la carrera, con nadie que haya ganado dos etapas y sprints sin un dominador claro, favorecerá una llegada en grupo. Los equipos con hombres rápidos trabajarán para neutralizar los intentos de fuga. Será el último esfuerzo antes de la primera jornada de reposo. Aunque ya conocen mi teoría de que los descansos favorecen más a quien está cansado que a quien está fresco, en esta ocasión les vendrá bien a todos. Me temo que para el segundo día de descanso podremos recurrir a la frase de que los ciclistas han llegado a la gasolinera empujando el coche. Habrá que decir ahora que lo empujan para enchufar la batería.
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