Escribir y hablar a posteriori es menos problemático que tomar decisiones en carrera, pero la estrategia de Jumbo-Visma no fue la más acertada ayer. ... El equipo neerlandés ya no parece tan fiero. Ese color amarillo brillante de las siete primeras etapas acabó desteñido en Loudenvielle.
Me parece una equivocación sacrificar de esa manera a Dumoulin para que Roglic no atacara a renglón seguido. ¿Falló Roglic? ¿Le faltó decisión? ¿Le flaquearon las fuerzas? ¿Ambas cosas? El desarrollo de los acontecimientos demostró que debieron modificar la táctica sobre la marcha. Van Aert se vació en la ascensión y en el descenso del Port de Balès, y quien debía tomar el relevo, Bennett, quedó fuera de juego sin apenas aparecer. Tampoco Dumoulin duró mucho. Escucho tantas cosas sobre la tecnología aplicada al ciclismo, los nuevos métodos, las máquinas que controlan todo, que me había convencido de que era imposible fallar en una estrategia o a la hora de establecer un orden dentro del equipo. Sin embargo, parece que todavía hay lugar para la sorpresa y el descuido en el ciclismo.
Impresionante de nuevo Van Aert. El ganador de la Milán-San Remo desnudó de forma involuntaria las carencias de su propio conjunto, que a partir de ahora no va a infundir tanto respeto. Los rivales lo mirarán de otra manera. Ahora bien, me hago otra pregunta: ¿qué otro conjunto está en condiciones de tomar semejantes responsabilidades y de endurecer tanto la carrera? Posiblemente ninguno. Ni Ineos. También estoy convencido de que Jumbo-Visma no volverá a meter la pata.
Aunque aguanta, Bernal va 'larri, larri'. Adam Yates flojeó algo y carece de equipo para defender el liderato. Pogacar enseñó mucho. ¡Así se reacciona tras quedarte en un abanico! Ese no se va a asustar. Landa, en su sitio. Y Quintana vuelve a parecerse al de sus inicios en Movistar.
Mención aparte merece el ganador de la etapa, Peters, un valiente.
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