Alaphilippe ya tiene la primera
TOUR FRANCIA ·
El francés ya tiene el maillot amarillo pero no lo defenderá como el año pasado. Ahora bien, seguramente repetirá victoriaEl último puerto y los kilómetros finales no fueron los mejores del Lotto-Jumbo. Pero no observo motivos para la preocupación en el conjunto neerlandés. ... La caída de Dumoulin en la subida supuso un contratiempo que obligó a variar los planes iniciales. Coincidió en un momento crucial de la etapa, cuando atacó Alaphilippe, y el incidente provocó que sus compañeros dejaran de tirar. Afortunadamente para ellos, lo remediaron. Hasta entonces habían asumido un liderato que de momento no tienen.
Algunos comentaristas culparon al propio Dumoulin de la caída. No estoy de acuerdo. Un ciclista del Ineos (Kwiatkowski) le cerró en el momento de adelantarle y esa maniobra le desequilibró. De lo contrario, no había razón para que el corredor polaco levantara la mano en clara señal de disculpa.
Los tres hombres que protagonizaron el último ataque –Alaphilippe, Hirschi y Adam Yates– hicieron méritos para ganar. Colaboraron, tiraron con fuerza en la medida de sus posibilidades y se la jugaron al sprint. El suizo pecó quizá de inexperto. Cometió un despiste de cálculo en el momento de la arrancada del francés. Le dejó un hueco de dos bicicletas que le resultó imposible remontar.
La caída de Dumoulin trastocó los planes de Lotto-Jumbo. No veo motivos para la preocupación
Aunque Alaphilippe vuelve a vestirse de amarillo en el Tour, sigo pensando que no lo va a mantener tanto tiempo como el año pasado. Es más, ni le interesa. No va a llevar su cuerpo a semejantes límites. Considero que su carrera debe ir en otra dirección. Lo suyo son las victorias de etapa y, de hecho, apuesto que conseguirá alguna más. Estoy tan convencido de ello como de que no va a tener protagonismo en la clasificación general.
La París-Niza también se conoce como la 'course du soleil', la carrera del sol. Ayer, al contrario de la víspera, hizo acto de presencia. Las caídas del sábado dejaron en el hotel a tres corredores e hicieron sufrir a varios más. Se habla de las razones por las que la carretera estaba tan resbaladiza. Creo a quienes dicen que se debió a que llevaba mucho tiempo sin llover, porque en la Vuelta a España de 1967 me tocó vivir una situación similar. Me rompí el fémur en la contrarreloj entre Villabona y Zarautz al caerme en una curva del descenso de Aia. Tomé la salida en seco con unos tubulares más ligeros y estrechos que los de ahora. Justo en la cima de Andazarrate me pilló una tormenta. Dijeron que llevaba quince días sin llover. Por aquella ruta circulaban muchos camiones. Se puso como una pista de patinaje. De hecho, yo iba a diez kilómetros por hora cuando me fui al suelo. En la misma curva se cayeron casi todos los que llegaron detrás de mí: Janssen, Otaño, el líder Ducasse... ¿Saben quién ganó aquella crono? Karstens, que era sprinter. Y Jesús Aranzabal hizo segundo... con un tubular de repuesto sujeto bajo el sillín. Pueden imaginar que la victoria no entraba dentro de sus cálculos iniciales.
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